Artur Más: el hombre que pretende engañar a todos todo el tiempo
Pujol, el tripartito y Más, no resistirían una revisión de la historia reciente de Cataluña
Javier González Méndez, 20 de septiembre de 2012 a las 11:17
Aproximadamente 30 millones de españoles se acostarán esta noche hasta los narices de pertenecer, durante más de dos siglos, a pedazos de España que han intentado ser parte de la solución. Extremeños, andaluces, riojanos, aragoneses, canarios, castellanos, valencianos, gallegos, asturianos, cántabros, mallorquines, gente así, deben estar pensando que sus antecesores fueron unos panolis incapaces de convertirse en "problemas de Estado"
Ventajas de ser un "problema de Estado"
Aquí, en España, sino eres un problema no eres nada, como muy bien refleja la historia y la cumbre de este 20 de septiembre de 2012 en La Moncloa. Salvo momentos efímeros de gloria como los brotes carlistas, la revolución de Asturias y brotes cantonalistas durante la I República (que volvieron a hacer un amago cuando languidecía la II República), los únicos dos pedazos del viejo puzle de Isabel y Fernando que han mantenido a reyes, presidentes de república, dictadores y gobiernos postconstitucionales desde 1978 con los huevos de corbata, han sido Euskadi Y Cataluña.
Incluso el franquismo totalitario, que gobernaba a golpe de Dirección General de Seguridad, juicios sumarísimos, penas de muerte y decretos personales e intransferibles del "führer" de Ferrol, se las cogía con papel de fumar cada vez que diseñaba uno de aquellos Planes de Desarrollo que siempre ponían más énfasis en el País Vasco y el País Catalán.
Los propios "padres de la Constitución" actual, encargados de hacer borrón y cuenta nueva en la convulsa historia de España, se la "envainaron" a la hora de encajar con equidad las peculiaridades nacionales en la Carta Magna.
Al cabo de los años, de las décadas, de los siglos, un 24% de españoles, asentados a orillas del Cantábrico y del Mediterráneo, siguen pensando que el resto de los españoles somos malas compañías.
¿Qué les hemos hecho para merecernos esto? ¿Cómo es posible que dos territorios que han mantenido las mejores cuentas de resultados, las mejores balanzas de pago en sus relaciones comerciales en el mercado español, no hayan tenido nunca el detalle de darle las gracias al resto de españoles que les han dado tanto? Mano de obra barata, demanda de sus respectivas ofertas, Altos Hornos, sistemas de cupo, proteccionismo industrial, promoción turística, olimpiadas, manos tendidas a PNV y CIU, infraestructuras de conexión rápida con el mercado europeo, sangre caliente de las víctimas y sangre templada, casi fría, de una sociedad golpeada por el terrorismo?
¿De verdad no les ha ido bien a los vascos y los catalanes en su viaje de 500 años de historia con el resto de españoles?
...No se puede engañar a todos todo el tiempo
Alguien debería recordarle a Artur Más, el Honorable President que ha emprendido una huída hacia adelante, acojonado por la plaga de vacas flacas que asola a su pueblo y su gente, que la historia es un juez implacable. Más tarde o más temprano, dentro de España o por su cuenta y riesgo, el millón y medio de catalanes que le hicieron vudú al Estado durante la última Diada, o sus hijos, o sus nietos, descubrirán por qué la hierba había dejado de crecer en Cataluña durante la segunda década del siglo XXI. Revisarán su propia historia, el delirante despilfarro de sus Honorables, la corrupción impune de sus partidos, la frivolidad presupuestaria pujolista, tripartita y artúrica y exclamarán: ¡Eureka! Lo hemos encontrado.
Quizá será tarde para muchas cosas. Pero siempre es saludable descubrir a los culpables que, para escabullir el bulto y eludir responsabilidades, acusan y señalan con el dedo a víctimas propiciatorias inocentes.
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