domingo, 1 de enero de 2012

Joan March Ordinas y Francesc Cambó Batlle

Joan March Ordinas y Francesc Cambó Batlle son dos de los
personajes de más infl uencia en la historia de España de la primera mitad del siglo pasado. Un siglo XX lleno de incertidumbres,
avances espectaculares y horrores de grandes magnitudes.
Vamos a hacer un retrato rápido y general de dos burgueses
ricos, políticos cada uno de ellos a su manera, que fueron claves
en la victoria del dictador Franco en la Guerra Civil.
Joan March y Francesc Cambó dieron su apoyo a los generales
sublevados, aunque no de la misma forma. Su apoyo a la Espa-
ña llamada nacional y, por lo tanto, su postura en contra de la
República Española, les hizo coincidir en el mismo bando. Ahora
bien, los dos fueron muy diferentes, y además se enfrentaron
en diversas ocasiones, sobre todo en los años anteriores a la
Dictadura de Primo de Rivera, cuando Cambó, como ministro de
Hacienda, persiguió a Joan March por el contrabando de tabaco
en el Mediterráneo occidental.
JOAN MARCH ORDINAS
March nació en la villa de Santa Margalida (Mallorca) en el año
1880 y murió en Madrid de accidente automovilístico en 1962, en
circunstancias poco claras. En Mallorca, Joan March es conocido
con el apodo (“malnom”) de su familia: March era de la familia
de “can Verga”. Su padre, Joan March Estelrich, era conocido
como “l’amo en Joan Verga”, pero el hijo fue propiamente “en
Verga”.
Así pues, de Joan March Ordinas, “en Verga”, hay que decir
que es un mito, sobre todo en Mallorca. Su vida ha sido hasta
ahora objeto de todo tipo de comentarios y todas las personas de
al menos más de 50 años han oído en alguna ocasión muchas de
sus batallas -para unos hazañas, para otros fechorías-, aunque
49 para todos una de las personas con más visión para conseguir
dinero de donde fuera.
Su premisa principal era la siguiente: “Cada dia neix un beneit, el que s’ha de fer és trobar-lo” (cada día nace un tonto, la
cuestión es saber encontrarlo). Otras frases que se le atribuyen
son: “Ante el vicio de pedir está la virtud de no dar” o “la riqueza ni se crea ni se destruye, solamente cambia de bolsillo”. Con
esto podemos defi nir perfectamente su personalidad. Lo importante no era tener dinero, riqueza, lo importante era ganarlo
como fuera, sin escrúpulos.
Apenas tenía estudios. Dejó pronto de ir al colegio, donde
estudiaba Teneduría de Libros, y ya no estudió nunca más. Al
parecer el motivo fue haber perseguido a una empleada del centro educativo, lo que nos indicaría otra de las facetas, aunque
personal, de su forma de ser. Procuró siempre estar muy bien
informado, y muy bien rodeado de consejeros para sus negocios,
que controlaba con su gran inteligencia.
Miembro de una familia acomodada de mercaderes, pronto
se peleó con su padre y para toda la vida. El padre despreciaba
su manera de llevar los negocios e incluso durante la Republica
colaboró en la formación de Izquierda Republicana, partido enemigo del de su hijo, el Partido Republicano de Centro (restos del
antiguo Partido Liberal en Mallorca).
March se casó con Elionor Servera, la hija de otro comerciante mallorquín. Con su mujer tampoco vivió mucho tiempo. Elionor tuvo un amante (hecho documentalmente probado), socio
de Joan March en el negocio del tabaco desde Argel. Se llamaba
Rafel Garau (también de Santa Margalida), y en 1916 fue hallado
asesinado en Valencia. Desde entonces el matrimonio vivió prácticamente separado, guardando, eso sí, las apariencias. Elionor
Servera tenía también un carácter fuerte. Y, por lo que se refi ere
a los Garau, la familia del asesinado, empezó toda una guerra
de acusaciones y tribunales, además de otros episodios más bien
de vendetta de mafi a siciliana. Al fi nal el padre de los Garau,
arruinado y con la familia diezmada, tuvo que fi rmar la paz con
Joan March en 1933.
La riqueza de March no le vino por herencia ni la conquistó
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AULA ABIERTA
junto a su padre. Como se ha dicho se pelearon pronto. Tuvieron algunos altercados padre e hijo. En uno de ellos el padre
le reventó la nariz por haberle sustraído capital de su empresa
March Hermanos. Por otra parte, consiguió una suma importante
de su suegro, Bartomeu Servera, al
casarse. Con su suegro, a pesar de
todo, siempre tuvo un buen trato
y ambos mantuvieron estrechas relaciones mercantiles.
Por cuenta propia siguió con negocios parecidos a los familiares:
exportación de ganado porcino y
frutos a la península, compra de
fincas a la decandente nobleza
para parcelarlas y venderlas a los
payeses a crédito, fabricación de
tabaco en Argel, contrabando de
tabaco, víveres, armas alcohol.
También tuvo empresas eléctricas, navieras, periodísticas, mineras, de madera y bancarias (entre otras, en 1926 fundó la Banca
March).
Se ha dicho justamente de él que fue quien realizó la reforma
agraria en Mallorca, con lo que la isla pasa del feudalismo al
capitalismo mediante los negocios de March. Todo ello, en una
sociedad como la mallorquina, en la que, para darnos una idea
de su situación, había una corriente migratoria muy importante
hacia América o Francia.
March llegó a ser una de las más importantes fortunas del
mundo y en ello tuvo mucho que ver la Primera Guerra Mundial y
la Guerra de Marruecos. Para un hombre con negocios en Argel,
una fl ota importante de barcos, y una red extensa de colaboradores en todo el litoral occidental del Mediterráneo, las potencias en confl icto serían una ocasión para todo tipo de negocios.
Fue así como se convirtió en un doble espía (británico-alemán),
por cuanto la información de que disponía sirvió a los dos bandos. Y cobró por este motivo de las dos potencias.
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JOAN MARCH, FRANCESC CAMBÓ I LA REPÚBLICA52
AULA ABIERTA
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JOAN MARCH, FRANCESC CAMBÓ I LA REPÚBLICA
El Joan March político se enfrentó al caciquismo tradicional
en Mallorca representado por el que había sido líder del partido
conservador español Antoni Maura (mallorquín también), pero
no lo hizo para terminar defi nitivamente con el caciquismo, sino
para sustituirlo. Poco a poco Joan March había ido gestando una
red de clientelismo que abarcaba toda la isla. Con su relación
con Pere Matutes, sus tentáculos también llegaron a Ibiza, pero
no a Menorca, donde el republicanismo se encargó de impedirlo.
Primero había sido del Partido Consevador contra Maura. En
1919 entró en el Partido Liberal y consiguió controlarlo absolutamente. No fue March un político para ostentar cargos.
March quería hacer negocios y para ello necesitaba estar cerca
del poder, en Madrid. Todas las veces que se presentó a diputado
a Cortes por las Baleares consiguió el acta, de manera que, con
los datos que hemos apuntado, se comprueba la red caciquil que
montó en Mallorca e Ibiza. Ya lo fue en aquel momento, antes de
la Dictadura. Durante la República fue elegido en 1931 y 1933.
En 1936 no se presentó, aunque sí su hijo Joan March Servera con
pleno éxito. Precisamenten las elecciones de 1936 en las Baleares son la máxima constatación del control caciquil del llamado
“verguisme” al conseguir las actas de los siete diputados de la
circunscripción: los cinco de la mayoría y los dos de la minoría.
March fue elegido también vocal del Tribunal de Garantías
Constitucionales, sin poder tomar posesión por estar perseguido por la justicia. Al empezar la República transformó el Partido Liberal de Mallorca en el Partido Republicano de Centro. Sus
contactos en el ámbito de la política española fueron intensos,
con muchos políticos de tendencias diversas como las que van de
Alba a Lerroux. Precisamente el libro de Manuel Benavides (El
último pirata del Mediterráneo) trata tanto de Lerroux como de
March y sus relaciones comunes.
Además,tuvo problemas con los conservadores de Maura en
Mallorca, en los años 20, por su fábrica de productos químicos en
Portopí (Palma) o por conseguir el control de la naviera La Isleña
(antes controlada por accionariado próximo a Maura y traspasada después a la compañía Transmediterránea). Por este motivo
llegó a un entendimiento con los socialistas que en aquellos momentos veían en March a un empresario más moderno y progresista. Les regaló la Casa del Pueblo de Palma.
En el ámbito de la prensa su dinero también corrió por publicaciones de signo político muy diferente. Sin detenernos en cuá-
les subvencionó March (anarquistas, alguna facción socialista),

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