domingo, 1 de enero de 2012

Francesc Cambó i Batlle apoyo la revuelta

FRANCESC CAMBÓ BATLLE
Cambó nació en Verges (en el Ampudrán) en el año 1876 y
murió en 1947, exiliado en Buenos Aires.
Cambó fue muy diferente a March. March fue especialmente
un señor del dinero que se sirvió de la política para conseguir
más. Cambó fue eminentemente un político al que los contactos
políticos le ayudaron a hacerse rico. Intentaremos explicarnos.
Cambó también era de una familia acomodada. Como March,
no provenía de antiguas buenas familias, o más concretamente
de las buenas familias de Barcelona, buenas familias en el sentido que le da Gary Wray McDonogh en su libro Las buenas familias
de Barcelona. Historia social de poder en la era industrial (Ediciones Omega. Barcelona, 1989). En este sentido cabe hablar de
dos tipos de burguesía: la antigua del dinero y el prestigio o la
solera, y la nueva, a partir de la posición alcanzada por universitarios profesionales y políticos que irrumpían en las clases altas
de la sociedad. Cambó era del segundo grupo, de los llamados
administradores-gerentes.
Francesc Cambó i Batlle estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. Fue uno de los principales
fundadores de “la Lliga Regionalista de Catalunya” en 1901 y a
los 25 años ya era concejal del ayuntamiento de Barcelona. En
aquellos años, a partir de una ideología concreta basada en el
catalanismo político y cultural, de carácter moderado -y con el
tiempo plenamente conservador-, la “Lliga” consiguió romper
defi nitivamente el caciquismo en Cataluña. A partir de entonces los partidos del turno monárquico, el conservador y el liberal, dejaron paso a un bipartidismo “Lliga Regionalista”-partidos
republicanos. En los primeros años el bipartidismo, fue entre
Cambó y Alejandro Lerroux. El enfrentamiento Cambó-Lerroux,
catalanismo contra lerrouxismo, aunque de otra índole, es parecido al enfrentamiento March-Maura, aunque en este útimo con
escaso componente ideológico.
En Cambó y en la “Lliga” hay ideología política, con la que se
puede estar o no de acuerdo, pero la hay. Además hay un sentimiento cultural y lingüístico, continuación de la “Renaixença”
catalana. Y hay un programa concreto de transformación de la
sociedad catalana en el sentido de progreso social, progreso social conservador en el que la cultura y la educación tienen un
papel muy importante (lo que se ha llamado “Noucentisme”),
como se verá con la obra de gobierno de Enric Prat de la Riba en
la Diputación de Barcelona, en la creación del “Institut d’Estudis
Catalans” y, a partir de 1914, en la “Mancomunitat de Catalunya”. También hay una particular manera de ver las relaciones
entre Cataluña y España y una intención de reformar España. En
defi nitiva, una forma más de Regeneracionismo.
Cambó, como su compañero de partido Prat de la Riba, fue
un intelectual y destacó por la generación de literatura política
de carácter crítico y reformista. No hay libros escritos por Joan
March, pero sí un conjunto de obras y artículos de política y economía de Francesc Cambó.
Tanto a Cambó como a la “Lliga Regionalista de Catalunya” se
le puede reprochar el no dar la talla en los momentos cruciales
en los que los problemas sociales de Cataluña exigían mucho más
de lo que dieron de sí. Me refi ero a la “Solidaritat Catalana” y a
la Semana Trágica en 1909. Tampoco la dieron en la encrucijada
de los años de la Primera Guerra Mundial, especialmente en 1917
y en años sucesivos, cuando en algunos momentos se enfrentaron al centralismo conservador o liberal. Al fi nal los intereses de
clase que defendían, además de su conservadurismo católico,
les bloquearon el camino para ir donde poco antes habían aspirado.
En referencia al dinero, Cambó se enriqueció de una manera
mucho más legal que Joan March. Su prestigio político y sus estudios de derecho, como otros miembros de la “Lliga”, le permitieron encargarse de la defensa de muchos miembros de las
llamadas buenas familias de Barcelona e ir tejiendo una red de
contactos que lo llevaron a adquirir una fabulosa fortuna
En 1910, el Banco Arnús, propiedad de una de las familias de
la alta burguesía barcelonesa se escindió y Cambó fue uno de los
personajes clave de la nueva Banca Arnús, SA. De esta manera
Cambó empezó su contacto con los negocios. Como en el caso
de March, la Primera Guerra Mundial fue el momento propicio. A
partir de esta situación especial, y de su relación como abogado
o administrador-gerente de empresas con participación de capital extranjero, Cambó se vio inmerso en negocios muy importantes. Más concretamente, con la derrota alemana en 1918, el
alemán llamado Danie Nusbaum Heineman, uno de los principales gerentes del complejo industrial eléctrico alemán de la AEG,
buscó para esta empresa la
manera de salvar las inversiones exteriores. Un entramado de empresas con
intereses en Sudamérica,
especialmente en el campo eléctrico, emplazaron a
Heineman a buscar hombres
de paja en otros países para
salvarlas. En este sentido
hay que citar la sociedad
fi nanciera de la AEG para
inversiones en el extranjero llamada SOFINA (“Societé
Financière de Transports et
d’Entreprises”), con sede en Bruselas. De este entramado empresarial surgió en 1920 la CHADE (Compañía Hispano-Americana
de Electricidad) de nacionalidad española con un consejo de administración presidido por el Marqués de Comillas y con Francesc
Cambó como vice-presidente. En 1925, con la muerte del Marqués de Comillas, Cambó se convirtió en presidente de la CHADE.
De esta manera, casi de sopetón, Cambó se encontró con una
fortuna considerable además de la posibilidad de relacionarse
con políticos, fi nancieros e industriales europeos.
Cabe decir además que SOFINA-AEG y Heineman ya conocían a
Cambó por la participación en empresas en Cataluña tales como
“Tramways de Barcelona” y “Barcelona Traction Light and Power”
(la Canadiense). De esta última compañía, la principal empresa
de Cataluña, March se apoderará, a un precio irrisorio, a principios de los años 40, aprovechándose de la nueva situación bélica
mundial y la ayuda de Franco.
Como político, Cambó fue mucho más brillante que March
aunque, a diferencia del mallorquín, no consiguió el acta de diputado en todas las ocasiones en que se presentó. durante la
Segunda República, aun siendo el líder de la nueva “Lliga Catalana”, solamente consiguió acta de diputado en 1933.
Los años entre el fi nal de la Primera Guerra Mundial y el inicio
de la Dictadura de Primo de Rivera fueron especialmente duros
por la crisis económica y la revolución social que se estaba fraguando, y en Barcelona mucho más. Son los años del pistolerismo
y los enfrentamientos entre patronos y obreros. El comunismo y
el capitalismo se enfrentan y se atemorizan uno a otro. El fascismo, en sus inicios, sacará tajada de ello. Además los gobiernos de la Restauración están ya casi en crisis permanente. En
dos ocasiones, 1918 y 1921, la “Lliga Regionalista” será llamada
para formar gobierno. Son gobiernos de concentración nacional
presididos por el mallorquín Antonio Maura enfrentado a March.
Cambó será primero ministro de Fomento y después de Hacienda, desde donde perseguirá al contrabandista mallorquín. Con
esta participación la “Lliga” no consiguió su proyecto de autonomía para Cataluña, pero en estos momentos Cambó ya estaba en
contacto con las sociedades fi nancieras antes citadas.
Cuando en 1923 Primo de Rivera hace su pronunciamiento militar, Cambó se dedica cada vez más a los negocios. A diferencia
de March, Cambó y la “Lliga” esperan algo positivo de la Dictadura. Pronto cambiarán su postura. March, al contrario, inicialmente fue perseguido por Primo de Rivera aunque sólo, como
hemos visto, muy al principio.
Pero hay otra faceta importante en Cambó; sus empresas culturales, de entre las que destaca la Fundació Bernat Metge en
1922. Se trata de una obra para la incorporación a la lengua
catalana de los clásicos griegos y latinos en versión original y
traducción al catalán, además de estudios sobre los mismos. Su
primer director fue el mallorquín Joan Estelrich Artigues, que 58
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JOAN MARCH, FRANCESC CAMBÓ I LA REPÚBLICA
un año antes había sido director del diario mallorquín de Joan
March, El Día. Joan Estelrich había sido en 1917 el director del
semanario mallorquinista La Veu de Mallorca, en el cual se divulgaba para Mallorca la misma ideología de la Lliga. De este
semanario surgió el Centre Regionalista de Mallorca, que acudió
a Cambó para que les aconsejara la manera de conseguir romper
el caciquismo en Mallorca. A fi nales de 1917 Joan Estelrich se fue
a Barcelona para volver en 1921 para la empresa periodística de
March. El Centre Regionalista de Mallorca tuvo como presidente
al arquitecto Guillem Forteza, otro teórico del mallorquinismo
político conservador y del catalanismo cultural. En 1923 Guillem
Forteza será alcalde de Palma por el Partido Liberal y con el
apoyo de March. Como se ve, dos casos de mallorquines de doble
afi nidad o interés. Estelrich siguió en la órbita de Cambó (diputado por la Lliga en Gerona durante la República). Guillem Forteza
fue el arquitecto de Joan March. Cabe decir, de todas formas,
que los regionalistas o nacionalistas conservadores mallorquines,
en su mayoría, declararon su apoyo a Cambó y su oposición al
caciquismo de March.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera, Cambó, aunque en
principio más dedicado a los negocios y a incrementar fabulosamente su fortuna, no dejó de “conspirar”, por así decirlo,
contra este régimen. Para ello se sirvió de la persona de Joan
Estelrich, y con los nuevos contactos gracias a su posición, éste
pudo moverse por los ambientes europeos y los de la Sociedad de
Naciones para reivindicar el derecho al autogobierno de Catalu-
ña. Joan Estelrich aprovechó para publicar alguna obra sobre las
minorías nacionales y el derecho de Cataluña.
Al fi nal de esta dictadura y ante los problemas económicos
y monetarios de la época, Cambó publicó La valoración de la
peseta, que no vamos a comentar pero que sirve de ejemplo de
comparación con March. En todo caso hay un Cambó teórico del
dinero y un March mucho más práctico.
Como estábamos diciendo con March, se cocía un cambio por
allá el año 1930, un cambio que condujo a la Segunda República
Española. ¿Qué hará Cambó?
LA REPÚBLICA
En esta parte de la exposición hablaremos de lo que representó la Segunda República para los dos personajes. Incluimos además la Guerra Civil como última etapa de la República. Pero no
incluiremos, tal vez sólo muy sucintamente, el último período de
sus vidas, una vez terminada la Guerra Civil con el Franquismo
instalado en España.
Tanto Francesc Cambó como Joan March se encontraban en un
momento esplendoroso, por defi nirlo de alguna manera, de sus
fortunas personales y de sus infl uencias políticas y económicas.
Los dos tenían un conjunto de relaciones con una parte, eso sí
parte, del personal político de la nueva República y los dos habían tejido relaciones con la clase política y fi nanciera de los
países europeos occidentales.
Los dos, por tanto, tenían que ser protagonistas de primer
orden para la Segunda República y para la Guerra Civil, aunque
los dos partían de intenciones diferentes, además de defender
sus propios intereses. Evidentemente, ha quedado demostrada
la falta de escrúpulos de Joan March. No quiero decir con ello
que Cambó no tuviera intereses de clase y particulares, (evidentemente los tenía y claro que los defendió antes y durante la
Segunda República); escribia: “La única diferencia entre March
y Al Capone reside en que el gángster americano se enfrentó al
poder establecido, mientras que el mallorquín supo corromper
al poder e, in extremis, derribar por la fuerza a aquellos que no
quisieron venderse”.
Por otra parte, Manuel Azaña dijo de él en 1932: “Ahora se
tiene la persuasión de que Juan March es un trapisondista, pero
extremadamente hábil. Cien ojos están escudriñando su historia,
y aún no le han probado ningún delito”.
Dejando esta disquisición sobre los escrúpulos y el azar, además de opiniones tan ilustrativas sobre el personaje, March partía con más ventaja, aunque su punto débil era también esta
falta de escrúpulos en el pasado que le acarreó todo una batalla
judicial con la República de izquierdas, y que le hubiera podido
acarrear su ruina, aunque no fue así.
Como conservadores los dos, como personas consideradas de 60
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JOAN MARCH, FRANCESC CAMBÓ I LA REPÚBLICA
derechas por los nuevos políticos de la República, la situación de
Cambó y de March va paralela a los diferentes cambios políticos
de la Segunda República; paralela además, podría decirse, a las
diferentes repúblicas que caben dentro de la Segunda República
Española.
En las diferentes etapas de la Segunda República los dos personajes estuvieron al lado del poder o en su contra, aunque
Joan March lo estuvo mucho más. Hay que tener en cuenta que
March, por su mayor versatilidad, disponía de contactos importantes tanto en políticos derechistas como en aquellos considerados al principio más republicanos. Además, si era necesario,
tenía el recurso de hacer uso de su talonario y lo hacía. De republicanos, por así decirlo, de toda la vida, como era el caso
de Alejandro Lerroux. Lerroux fue ministro en el período constituyente de 1931 con las izquierdas, y presidente del Consejo
de Ministros en 1934 y 1935 con las derechas de la CEDA, en lo
que se ha defi nido como período radical-cedista, aunque mi forma de pensar se inclina por llamarlo, como otros, Bienio Negro,
o República de derechas. Como sabemos, o al menos desde mi
manera de entender la historia de España, Lerroux también era
un político sin escrúpulos. March y Lerroux se habían entendido
antes y se entendieron muy bien durante la República.
Siguiendo pues con este apartado de las referencias a los dos
personajes a modo de comparación, hay que hablar de su postura ante los siguientes aspectos de la República:
* El fi nal de la Dictadura y del reinado de Alfonso XIII.
* Los intentos conspirativos para proclamar la República.
* La etapa constituyente y la autonomía de Cataluña y la de
Mallorca.
* La legislación y actuación durante el primer bienio republicano, también llamado Bienio Reformador o República de izquierdas.
* La etapa contrarreformista del Bienio Negro y los hechos de
Octubre de 1934.
* El Frente Popular y la preparación del golpe de estado militar y derechista.
* La Guerra Civil.
Y para Cambó, especialmente, la obra de gobierno de la “Generalitat”, sobre todo la cuestión de la “Llei de Contractes de
Conreu” o ley de reforma agraria catalana.
Como he dicho antes, March partía con ventaja en relación a
Cambó, por el hecho de su mayor falta de escrúpulos. Además,
podríamos añadir otras cuestiones.
El aspecto religioso fue, como sabemos, importantísimo durante la Segunda República. Joan March contempla el hecho religioso como contemplaba cualquier aspecto de su vida, es decir,
en relación a lo que podía ganar. Para él la Iglesia también sería
para hacer negocios; de hecho, una parte muy importante de las
donaciones relativamente cuantiosas que Joan March pasaba a

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