Oriol Pujol, como un pato
NI soy colaborador, ni soy necesario ni he montado ninguna empresa de ITV". De este modo ha rechazado Oriol Pujol, hijo de Jordi, el informe que le atribuye precisamente eso: haber sido colaborador necesario en una trama corrupta organizada por empresarios catalanes en connivencia con el poder político.
Pujol hijo es secretario general de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) -el número dos de Artur Mas- y portavoz del nacionalismo gobernante en el Parlamento catalán. Naturalmente, se ha envuelto en la bandera patria y ha visto en las acusaciones que se le formulan una venganza del Gobierno ante el acuerdo sobre el pacto fiscal que busca una Hacienda propia y un sistema de financiación distinto al del resto de las comunidades.
No cuela. No digo que sea culpable, que eso ya se verá, pero hay un juzgado que investiga una red de corrupción organizada al amparo de la Generalitat y los indicios delictivos son bastante consistentes. Se basan en un informe minucioso de la Agencia Tributaria que maneja abundantes datos, correos, testimonios y conversaciones telefónicas. Los empresarios que están ya imputados, uno de los cuales es íntimo amigo de Oriol Pujol, se refieren a éste con el apelativo de Zumosol (el famoso primo cuyo poderío zanja el conflicto). Lo que tramaban era cambiar un concurso público sobre Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) para aprobar otro hecho a la medida de sus empresas y modificar la legislación autonómica para hacer obligatorias las inspecciones sobre ahorro energético en los hogares (uno de los implicados propone que el consumidor pague cincuenta horas por inspección).
Como se deduce, nada de esto es posible sin una decidida colaboración de la Generalitat. Ahí es donde entraría la actuación de Pujol. Ciertamente, el portavoz convergente no figura en la empresa que pretendía el fraude ni en las interpuestas, aunque sí su esposa, que emitió facturas sospechosas a la compañía, una de ellas por importe de 200.000 euros. Lo que sí le consta a la Agencia Tributaria es que hace un año su empresario amigo le remitió un correo ("Oriol, ya hemos firmado. Esto empieza. Será un buen proyecto") y que todos los implicados cenaron la misma noche del sms en la casa del remitente, que al día siguiente volvió a expresar su alegría a un responsable de la compañía de las ITV ("Oriol y yo muy ilusionados con el proyecto juntos"). El lenguaraz amigo resalta en las conversaciones que las empresas beneficiarias deben crearse "con la máxima opacidad".
Quedamos a la espera de las diligencias judiciales abiertas. Mientras tanto, recordemos que si algo anda como un pato, nada como pato y hace cuá, lo más probable es que sea un pato.
Pujol hijo es secretario general de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) -el número dos de Artur Mas- y portavoz del nacionalismo gobernante en el Parlamento catalán. Naturalmente, se ha envuelto en la bandera patria y ha visto en las acusaciones que se le formulan una venganza del Gobierno ante el acuerdo sobre el pacto fiscal que busca una Hacienda propia y un sistema de financiación distinto al del resto de las comunidades.
No cuela. No digo que sea culpable, que eso ya se verá, pero hay un juzgado que investiga una red de corrupción organizada al amparo de la Generalitat y los indicios delictivos son bastante consistentes. Se basan en un informe minucioso de la Agencia Tributaria que maneja abundantes datos, correos, testimonios y conversaciones telefónicas. Los empresarios que están ya imputados, uno de los cuales es íntimo amigo de Oriol Pujol, se refieren a éste con el apelativo de Zumosol (el famoso primo cuyo poderío zanja el conflicto). Lo que tramaban era cambiar un concurso público sobre Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) para aprobar otro hecho a la medida de sus empresas y modificar la legislación autonómica para hacer obligatorias las inspecciones sobre ahorro energético en los hogares (uno de los implicados propone que el consumidor pague cincuenta horas por inspección).
Como se deduce, nada de esto es posible sin una decidida colaboración de la Generalitat. Ahí es donde entraría la actuación de Pujol. Ciertamente, el portavoz convergente no figura en la empresa que pretendía el fraude ni en las interpuestas, aunque sí su esposa, que emitió facturas sospechosas a la compañía, una de ellas por importe de 200.000 euros. Lo que sí le consta a la Agencia Tributaria es que hace un año su empresario amigo le remitió un correo ("Oriol, ya hemos firmado. Esto empieza. Será un buen proyecto") y que todos los implicados cenaron la misma noche del sms en la casa del remitente, que al día siguiente volvió a expresar su alegría a un responsable de la compañía de las ITV ("Oriol y yo muy ilusionados con el proyecto juntos"). El lenguaraz amigo resalta en las conversaciones que las empresas beneficiarias deben crearse "con la máxima opacidad".
Quedamos a la espera de las diligencias judiciales abiertas. Mientras tanto, recordemos que si algo anda como un pato, nada como pato y hace cuá, lo más probable es que sea un pato.
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