domingo, 26 de agosto de 2012

Mario Conde se hace con la mayoría de Intereconomia


Hispanidad, lunes, 04 de octubre de 2010
El banquero no está dispuesto a entrar en minoría. El fondista García Nieto intenta cerrar la operación y salir del capital. Julio Ariza advierte al PP y los bancos españoles: si no me ayudáis vendrá Mario Conde 
 
La idea del editor de IntereconomíaJulio Ariza, propietario del 53% del Grupo, era sencilla: que Mario Conde entrara en el capital de la operadora con un 8-10% del capital. Pero el ex banquero, viejo experto en negociaciones (la única que le salió mal fue la trabada en el último minuto para evitar la intervención de Banesto) le hizo una contrapropuesta: pretende el control del grupo editor de prensa, radio y TV. Para ser exactos, proponía tomar el 51% y que Julio Ariza se quedara con lo que quisiera: por ejemplo, con un 40%. Así, entre ambos co-lideraríanIntereconomía.
El resto de los socios, y entre ellos Borja García Nieto, el gestor de fondos de inversión y de capital riesgo que representa casi un 20% del capital, están encantados de vender a Conde, venta pura y dura antes que ampliación pero, por el momento, ya hay quien está valorando todo el entramado. Y por cierto, Moncho Rato, hermano de don Rodrigo, también quiere vender. 
Pero Julio Ariza no es tonto y sabe que con un 51% el único que mandaría seríaMario Conde, por eso, ha hecho correr entre bancos -y en el Partido Popular- que, si le abandonan, el temido banquero volverá al proscenio nacional. Y eso, como todos ustedes saben, es terrible. O, por lo menos, agrada poco, más bien nada, en la ‘city’ madrileña o en la calle Génova.
Ariza y su alter ego político, Aleix Vidal-Quadras, están unidos, antes que a nadie, a la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre. No están mal vistos porMariano Rajoy pero no importa: los populares no desean ver a Conde al frente de un multimedia ni de broma.
Lo cierto es que Ariza nunca se quedará en minoría en Intereconomía: o manda o se va. Pero hay otro factor que pesa sobre el ánimo del editor a la hora de aceptar la oferta: el editor de Intereconomía está perdiendo el control ideológico de su propio medio, un peligro que puede sobrevenir cuando se tiene un ideario -Ariza lo tiene- pero se crece demasiado aprisa. En otras palabras, los principios del Grupo, aunque siguen manteniéndose, están un tanto manoseados, especialmente el diario La GacetaAriza atraviesa esa fase en el que es el periodista quien impone el ideario porque es él quien detenta el micrófono o la dirección de un medio. Le ocurrió a la COPE con Federico Jiménez Losantos y le empieza a ocurrir a Ariza con Antonio Jiménez o Carlos Dávila.
Eulogio López

Jordi Pujol hasta las cachas en Banca Catalana


  • LOS PACTOS OCULTOS ZANJARON DOS AÑOS DE GUERRA
    El "caso Banca Catalana" abrió tres décadas de 'vendettas' y soluciones maquiavélicas
    2 COMENTARIOS XAVIER HORCAJO
    Tras una pelea áspera y sucia, el escándalo acabó en aliño con aroma siciliano.
  • Eran las siete de la tarde. Los 41 magistrados que debían decidir sobre el procesamiento de Jordi Pujol por el caso Banca Catalana hicieron un receso antes de votar. Era el momento de adelantar alguna conclusión sobre la votación: nadie se fiaba de nada. Llevaban reunidos desde las 10 de la mañana, sus caras al salir a almorzar eran un poema. Y Pujol, que estaba obligado a dimitir aquella misma noche si salía procesado. Los signos de aliño político estaban por confirmarse.
    Cierta astucia periodística me llevó montar guardia en el muro de los alivios, el baño de caballeros del imponente tribunal barcelonés. Dejé pasar una primera oleada y cuando el muro estaba casi vacío, llegó Joan Piqué Vidal, defensor de Pujol. Le pregunté: “¿Todo va según lo previsto?”. Sonriente, me susurró: “¡Mejor, incluso!”.
    Por aquel entonces Piqué ya era famoso como experto procesal de éxito; y por los favores que prodigaba a magistrados recién llegados a Barcelona (pisos o empleos para sus hijos).
    Nos habíamos visto en el restaurante Orotava, con Lluís Prenafeta y otros, donde había alardeado de tener la situación bajo control, mientras daba cuenta de un costillar de venado. Pero los más próximos a Pujol, como su cuñado, Francesc Cabana, (fundador de Banca Catalana), no se lo creían.
    La magia de Piqué funcionó. Bueno, no sólo la suya. También la de Prenafeta manejando con astucia TV3, en la que Pujol desgranaba dos días antes aquello de: “Esto es un ataque a Cataluña”. También logró una conexión Zarzuela y con Don Juan de Borbón. Y Miquel Roca, entregado sin reservas al salvamento de Pujol, también hizo de mago con el PSOE.
    A las 19.30 el presidente del Pleno, Jaime Amigó, paseaba –con poca solemnidad– su trémula voz por un texto de compromiso: “No a lugar el procesamiento. No hay indicios razonables de criminalidad por parte del aforado”. Treinta y tres votos sustentaban esa posición, ocho creían lo contrario. Acabó así una de las burlas más graves al fair play de nuestros políticos de la Transición. El procesamiento de Pujol estaba sometido a indignos intereses políticos del PSOE y las maniobras para que no fuera procesado todavía fueron peores. Nuestra joven democracia se bañaba en mierda.
    Aquellos magistrados diseccionaban las pretensiones de la Fiscalía General del Estado, que imputaba a Jordi Pujol por falsedad en un documento público y apropiación indebida. Los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena influyeron en el instructor Ignacio de Lecea para que los documentos falsos descubiertos por los servicios del Banco de España incriminasen a Pujol, que no había siquiera sido expedientado por el Banco de España tras la crisis e intervención de Catalana.
    Para el PSOE de Alfonso Guerra y Felipe González, se trataba de acudir a Pujol en sus partes en plena campaña electoral. Catalana venía al pelo a los socialistas.
    Guerra había denunciado intercambios de favores a Pujol-Catalana por parte de los Gobiernos de Adolfo Suárez. Así consiguieron la mayoría del Banco Industrial del Mediterráneo, por ejemplo. A Guerra le costó poco que los submarinos mediáticos del PSOE presentasen a la Banca como en “suspensión de pagos”, en junio de 1982 (antes de las elecciones generales que llevaron a González a La Moncloa). Otros convertían en noticia la “difícil situación económica de Banca Catalana” (TVE - San Cugat). Eso puso a Banca Catalana al borde del abismo y alejó de su camino posibles soluciones, como la ofrecida por Josep Vilarasau - la Caixa.
    Con el PSOE en el poder, mantuvieron el nudo a Pujol, con disimulos. Narcís Serra y Felipe Gonzálezconocían por los últimos ejecutivos de la entidad (Eusebio Díaz Morera y Jordi Mercader) que Catalana tenía un agujero de unos 132.000 millones de pesetas. Sin embargo, en la campaña de las autonómicas (1984), Felipe González, presidente del Gobierno, reprochaba a Pujol haber perdido 270.000 millones. Guerra afinaba el argumento: “Y pretende la derecha poner a un presidente [por Pujol] que ha producido un agujero de 250.000 millones”.
    Narcís Serra daba garantías a Roca de que “encauzaría” la situación; el guerrismo quería sangre del líder nacionalista catalán, desoyendo incluso los consejos del Monarca, que intercedía a favor del president Pujol invocando “intereses de Estado”. Y así hasta que Miguel Boyer llevó a la Fiscalía General del Estado el caso para que abriese procedimiento. Todo pintaba mal para Pujol.
    Sin embargo, en abril de 1984, Pujol revalidó su victoria electoral. Sacó 29 escaños más, holgada mayoría absoluta para ser president de la Generalitat. Barrió a Raimon Obiols. Los socialistas no daban crédito. No habían erosionado al nacionalista. Su técnica de acoso y derribo le había beneficiado. En lugar de rectificar, prefirieron echar más leña.
    El mismo González que le decía en persona a Pujol que “estuviera tranquilo” mandaba a Juan Antonio Ruiz de Alda a poner Banca Catalana boca abajo, utilizando como argumento la “pérdida de depósitos” que provocaban los anuncios de los submarinos socialistas. El Gobierno acabó por intervenirla un 3 de noviembre de 1982, pronto hará 30 años.
    La intervención se hizo con los métodos propios de la época; esto es: anuncio previo en El País; e inmediatamente después la Fiscalía General del Estado –de Luis Antonio Burón Barba– servía a su señor, el Gobierno.
    Poco les importó que Pujol llevara siete años lejos de la entidad. Que aquello pusiera en riesgo el encaje de Cataluña en España. O que en otras intervenciones bancarias análogas (por crisis producidas por sus procesos alocados de crecimiento; por las ilegales cajas B; o por el lastre industrial adquirido) no se llevara nunca a nadie ante los tribunales. Lo de Pujol fue excepcional (hasta entonces, luego vendrían más casos).
    Los métodos del PSOE con Pujol llevaron a que señalados izquierdistas catalanes, como Manuel Vázquez Montalbán, se pusieran del lado del ofendido. O que ilustres banqueros, como Alfonso Escámez, se ofrecieran para contar al tribunal que las cajas B para pagar extratipos a los clientes por sus inversiones en el banco eran moneda común en los bancos con negocios industriales de la época. Quizá no tanto el repartir 516 millones de pesetas de dividendos de la entidad bancaria unos años antes, cuando el banco ya presentaba fuertes pérdidas, como mantenían los fiscales.
    Se abandonó el análisis de la gestión de Catalana: sus dividendos; el auspicio de proyectos ruinosos y/o patrióticos, como la Gran Enciclopedia Catalana; las alocadas compras de otros bancos, o los activos ficticios; la cuestión se centró en si perseguir a Pujol constituía o no un ataque a Cataluña. Y en eso ganaron Prenafeta y los Pujol, partidarios de enrocarse en la bandera.
    Desagravio
    Jordi Pujol, jaleado en su entorno más íntimo, pasó al ataque. Llegó a verbalizar cosas como: “Con Cataluña no se juega”, porque le habían interpuesto una querella a él. “Aquí no vale el juego sucio”, gritaba desde el balcón o “Esto es una jugada indigna”. Unas 200.000 personas acudieron a un acto de “desagravio y adhesión” del líder carismático catalán. Y aquello asustó a González.
    En el balcón de la Generalitat, Pujol se desató furioso, amenazante, dispuesto a romper todas las barajas. En su fuero interno se autolegitimó para pensar que, si el juego era indigno contra él, él estaba legitimado para resolverlo de maneras no menos despreciables.
    A su lado, en el balcón de la Generalitat, Marta Ferrusola, como una versión catalaneta del matriarcado a lo Eva Perón, pero sin joyas. Le gritaban: “¡Eso es una mujer!”. Mientras los socialistas eran los villanos de cuento, a los que lo más amable que les llamaban era “botiflers!” (traidores) y el insulto sonó durante más de 10 años.
    Las redes del secretario de Presidencia, Lluís Prenafeta, funcionaron a tope: desde libros cantando las alabanzas de Pujol a intelectuales de los de a tanto la pieza; a ganarse a don Juan de Borbón, pasando por ansonianos premios de Español del Año. Incluso Prena llegó al propio Monarca, a través de Sabino Fernández Campo. La Generalitat otorgaría poco después la Cruz de Sant Jordi al jefe de la Casa Real. Todos a coro diciéndole a Felipe González “Esto es un disparate, que va a afectar y a romper nuestro sistema democrático”.
    Pujol contaba con Piqué Vidal. En el plano técnico fue providencial la donación –aconsejada por el abogado– de las acciones de Pujol en Catalana a la Fundación Catalana, después del anuncio de profundizar en la inspección de Banca Catalana por parte del Banco de España.
    En lo político. Miquel Roca tiró de tarjeta de padre constitucional. Roca, que ya entonces en el partido-movimiento de la familia Pujol estaba preterido al cargo de “secretario general por delegación” (quizá faltaba añadir “masovero del amo”) hizo ver a González que debía rectificar y no destruir a Pujol en un proceso deyfrusiano anticatalanista.
    Roca consiguió que González y Pujol pactaran, el 4 de septiembre de 1986, por encima de tensiones y orgullos enfrentados. El sevillano –de mala gana– se lavó las manos y le dijo a Pujol que no se sentía responsable de lo sucedido. Por su parte, Pujol salió de Moncloa jurando que no le creería nunca más. Sin embargo, el pacto pastelero funcionó; de hecho, abrió una nueva dimensión a los delitos económicos, a su tratamiento en medios, en juzgados y también desde los poderes públicos. Con Banca Catalana España perdería la inocencia.
    El 11 de septiembre dimitía Burón Barba como fiscal general del Estado (precisamente el día en que los catalanes celebran su Diada). La Fiscalía recaía en las anchas espaldas de Javier Moscoso.Moscoso llegaba con el encargo imperativo de: “¡Arréglalo como sea!”. El problema de Catalana le costó al Fondo de Garantía de Depósitos 83.027 millones de pesetas.
    Por cierto, luego el PSOE pagó los servicios al fiscal comunista Carlos Jiménez Villarejoconvirtiéndole en fiscal jefe del Tribunal Superior de Cataluña (TSJC). Mejor pago que el que Pujol dio a Miquel Roca, o a Lluís Prenafeta, de los que se desharía pocos años después.
    ¿Pujol banquero?
    Pujol era en Catalana “el hijo del dueño”. Su padre, Florenci Pujol, compró la ficha de la Banca Dorca a unos amigos de Olot (1959) y se entregó con pasión a resolver la frustrada falta de peso bancario de la economía catalana. En sus orígenes Catalana agrupó a relevantes industriales y empresarios de fuste nacionalista y republicano. Algunos salieron del armario franquista gracias a ella, con una nueva dignidad distanciada del dictador y su mundo financiero catalán (Jaume Castells). Por Catalana pasaronJaume Carner (nieto del que fuera ministro de la Hacienda de la República), hombre de ERC, o Josep Andreu Abelló, compañero de exilio mexicano de Prieto.
    Cuando Jordi Pujol (cofundador) abandonó la entidad por la política, su padre pasó a controlarla entre bambalinas (hasta su muerte, en 1980) y otro significado catalanista, Raimon Carrasco ocupó la presidencia de Catalana. Carrasco era hijo del fundador de Unió, Manuel Carrasco, fusilado por los franquistas en Burgos.
    Con ellos compartían consejo ilustres industriales catalanistas como Joan Casablancas (textil); Ramon Miquel, Antoni Rosell (textil), Joan Baptiste Cendrós (Floid); Ferran Aleu (Puig); Oleguer Soldevila, Andreu Ribera Rovira o Víctor Sagi (publicidad).
    El banco creció y creció. Como dijo años después José Ramón Álvarez Rendueles, gobernador del Banco de España, “pagó cantidades astronómicas por bancos para crecer”. Los de Catalana tuvieron la misma tentación que Ruiz-Mateos. El Banco de España no fue inocente con ellos, colocándoles algún que otro incómodo compañerote viaje. Para los modernos de Catalana era crucial ganar volumen, para ser respetados en el mundo de los siete grandes de la Banca. Por eso llegaron a la crisis, que comienza en 1982, con 3.000 empleados; 300.000 millones de pesetas de depósitos y un grupo industrial de 80 empresas y 18.000 empleados. Llegó la crisis y todos los bancos industriales sucumbieron financiando a su grupo. De Bankunión o Urquijo a Banco de Madrid, lo mismo. Así que sus marcas industriales Banco Industrial de Cataluña y el Banco Industrial del Mediterráneo pusieron contra las cuerdas al banco de los Pujol.
    “Traigo un banco”
    “Vengo de Asturias y he comprado un banco en Sama de Langreo, que se llama Asturias”, así eran las injerencias de Jordi Pujol en la gestión de Catalana. Mientras, bancos como el de Gerona, Alicante, Aragón, Crédito e Inversiones, Mercantil de Manresa o el Banco de Expansión Comercial, acabaron en Catalana. La segunda contribución de Pujol a la entidad –que llevó años después a lo público invirtiendo dinero de todos, por ejemplo, en estaciones de esquí para unos pocos– era financiar a otros nacionalistas por serlo. Por ser de los nuestros, no por tener buenos negocios.
    “Hay que ayudar a los cerveceros del Vallés” y ¡alehop! plomo a las cuentas del grupo Catalana. El consejo se vanagloriaba de su eslogan publicitario: “Al servicio de la economía catalana”. En Catalana había modernidades, como servicios en Grand Cayman, que ofrecía el norteamericano catalanizadoPhilip Bolich, en nombre de la entidad. Catalana incluía participaciones en empresas como:Aiscondel, Torras Herrería, Marasia, Túneles del Tibidabo, La Farga Casanova, Corberó, Explasa o la inmobiliaria Montigalà. Financiarlas requería ingentes cantidades de dinero, ahorro premiado vía extratipos, lo que exigía disponer de caja B… Una pescadilla que se muerde insaciable la cola y que acabó con la empresa en ruinas por la pésima gestión de sus gestores.

Albert Boadella podría decirse aquello de que la inspiración le pilla trabajando


Albert Boadella podría decirse aquello de que la inspiración le pilla trabajando. Tiene proyectos para dar y tomar: por si no fuera poco programar y dirigir los Teatros del Canal, que acaban de arrancar su nueva temporada,  donde dirigirá un espectáculo musical titulado «El pimiento Verdi», en el que anda ya enfrascado, el dramaturgo y director de escena está escribiendo un libro y prepara a la vez el próximo estreno de Joglars, su veterana compañía, con la que estrenará la próxima temporada «El coloquio de los perros», su libre versión de la novela de Cervantes, dentro de la programación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Por eso, aunque no está en Madrid, sino en su retiro de Cataluña, se encuentra al pie del cañón, trabajando todo el verano sin parar. Y por eso atiende a LA RAZÓN, en mitad de su apretada agenda.

-Llevamos ya desde 2007 metidos en un torbellino de crisis financiera, estancamiento económico, paro, recortes... ¿Comienza a ser la hora de mirar hacia adelante y olvidar las malas noticias?
-Yo creo que los ciudadanos deberían hacer examen de conciencia, pensar que las responsabilidades es muy fácil distribuirlas sobre la Administración, los que están encima. Este examen, muy personal, es el que tiene que dar lugar a una situación distinta, a enfrentarse, a luchar frente a cualquier idea depresiva.

-¿Esa actitud, el optimismo personal de la ciudadanía, puede ser efectivo a la hora de ayudar?
-Si no hay conciencia de las responsabilidades personales, es muy dífil conseguir una actitud colectiva optimista. Por ejemplo, la cantidad de cosas inútiles que tiene en la propia casa y que han significado a menudo enormes esfuerzos para obtenerlas, solo eso ya debe inducir al ciudadano a pensar que en el futuro puede obtener fórmulas de felicidad baratas. Esta dinámica hay que estimularla y producirla desde los medios de comunicación y desde las administraciones públicas. En éstas se ha tenido un pudor de no querer responsabilizar al ciudadano, un inmenso complejo de culpa, el cual sin duda alguna tiene una parte muy motivada. Pero este complejo hace que no se le digan a la ciudadanía cosas que hay que recordarle.

-No se nos ha ayudado mucho en algunos momentos desde el exterior, y se nos ha dibujado de la peor manera. ¿Conviene recuperar la idea de España como un país capaz de afrontar retos, de renovarse, de crecer?
-La mejor imagen que se puede dar de un país es una cierta unidad. En España ya sé que unidad nacional suena a épocas pasadas, a himnos gloriosos y caducos. Pero también nos tenemos que quitar este complejo. Cuando los alemanes unen los dos partidos, dan una sensación de fortalecimiento y de unidad al margen de las ideologías. España tiene que recuperar eso. Entiendo que es muy difícil con los conflictos territoriales que tenemos montados. Pero la única probabilidad son determinados gestos, incluso a nivel de las más altas instancias, para dar la sensación de unidad, de fortalecimiento de cosas comunes.

-¿Ve  preparado al país para salir de esta etapa?
-Yo creo mucho en los anticuerpos frente a las epidemias. Por eso estoy vivo. Lo que a veces no hace la mente, lo hace la naturaleza. España es un país que ha vivido, seguramente, una sensacion de nuevos ricos y es lógico que a estos les cueste adaptarse a circunstancias distintas. Pero insisto en que no hay que abrumarse ante ello. Incluso, en determinadas cosas, en mi propio sector, por ejemplo, que ha recibido y recibe palos tremendos, hay que tomárselo como un divertimento. Yo le decía a la compañía de teatro [habla de Joglars] el otro día: hay que recuperar la furgoneta de los años 70, cargar y descargar los decorados como entonces. Es un nuevo reto que puede ser divertido. Que nadie tenga complejo de tragedia. Que la gente que está tan jodida, y hay muchos, piense que hay millones de españoles que saben de su sufrimiento y no les van a dejar en la estacada. Todo eso con una cara optimista en la jefatura del Gobierno, iría muy bien. Pero no es la mejor expresión (risas). No digo que no pueda ser eficaz, pero faltaría un carota, un tipo con jeta ahí delante.

-De todo se aprende, dicen. ¿Qué lecciones extrae de estos años?
-La lección que uno aprende es que no hay bien que veinte años dure. Hay cantidad de cosas que te han merecido interés, que te han costado caras, y que no han servido para nada. Descubres que pasar unas vacaciones modestamente en un pueblecito, con unos buenos amigos, es mucho mejor que irte a Hawai. Una parte de la ciudadanía habrá descubierto eso: la sensatez, el sentido común, que se había perdido completamente en nuestro país con toda clase de burbujas. No sólo la inmobiliaria, también la cultural.

-Dicho todo esto, ¿es optimista?
-Sí, porque creo que este seísmo que se ha producido obligará a reconstruir mejor los cimientos de la sociedad, forzosamente. Y confío en que las nuevas generaciones hagan lo que deben hacer. Yo ya he hecho bastante.

El teatro, habituado a la crisis
Es una reflexión recurrente decir que el teatro lleva toda la vida en crisis. Y, pese a los problemas, como los impagos constantes de los ayuntamientos, el público responde. «Tenemos una generación, quizá dos, que habían sido entrenadas en la dificultad, desde los años 60 y 70. Ha funcionado en todo momento una sensatez, en relación a los medios de los que uno dispone. Finalmente, ha imperado una idea de un teatro en el que la esencia está en el actor y en la construcción dramatúrgica, no en el despliegue de medios», asegura Boadella. El sector se enfrenta a una impopular subida del IVA, que añadida a un cambio de tramo supone un salto del 13% para las entradas de teatro. «Es una subida inútil: muestra una forma de hacer recortes a bulto. Es muy peligroso, porque estoy de acuerdo que hay que hacer recortes, pero cada sector, cada palmo de la vida económica y cultural española, tiene razones distintas», asegura el director, aunque matiza: «Peor que el IVA es que la diferencia entre lo que cuesta el teatro y el valor que paga el espectador está es muy alejada. Y eso crea serios problemas, sobre todo fuera de las dos grandes capitales. Es el drama de las giras.  Las compañías se han encontrado que en los ayuntamientos habían acostumbrado al maldito precio político. Eso es muy grave, porque nos han dejado desarmados, con un público no dispuesto a acercarse al valor real».

lunes, 20 de agosto de 2012

Aprende Chino y Ruso los idiomas de los Inversores


Los grandes grupos chinos se instalan en Catalunya

19.08.2012BARCELONACristina Fontgivel0
Desde el fabricante de tecnología Huawei al gigante financiero ICBC, las principales empresas del país asiático concretan sus primeras operaciones.
Tras años generando expectativas que no llegaban a cumplirse, los principales conglomerados empresariales chinos empiezan a concretar sus primeras inversiones en Catalunya.
ICBC, el banco chino que ha logrado consolidarse como la mayor entidad financiera del mundo por activos, ha alquilado este verano un local de 900 metros cuadrados en la Plaza Tetuán de Barcelona para instalar su primera oficina en la capital catalana a finales de octubre.
El grupo Hutchison está invirtiendo hasta 500 millones de euros para ampliar la capacidad del Puerto de Barcelona en 2,5 millones de teus (contenedores de 20 pies) al año. Y el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei estudia la posibilidad de instalar un centro de reparaciones y servicios de postventa de sus productos en Europa junto a la antigua planta de Sony en Viladecavalls (Vallès Occidental), ahora en manos de Ficosa.
Por ahora, las inversiones chinas en Catalunya han sido escasas y se han centrado principalmente en la apertura de restaurantes y establecimientos de barrio. De hecho, según el Ministerio de Economía, las inversiones chinas registradas en Catalunya el año pasado fueron inferiores al medio millón de euros, mientras que las empresas catalanas invirtieron hasta 790 millones de euros en China en el mismo periodo.
Interés industrial
La automoción y las telecomunicaciones constituyen las dos principales puertas de entrada para la inversión china en la economía catalana. En el sector del motor, el fabricante de pneumáticos Double Star ha alcanzado un acuerdo con un socio catalán para abordar una inversión de 14 millones de euros en una planta de neumáticos en el Maresme.
La Generalitat ha tratado de arrancar a Chery y Brilliance, dos de los principales fabricantes de coches chinos, un compromiso de inversión en Catalunya, pero por ahora ninguna de las dos empresas ha confirmado su interés por empezar a fabricar en Europa Occidental.
En cambio, el hecho de que Barcelona haya conseguido convertirse en la Mobile World Capital –título concedido por la asociación de fabricantes de móviles GSMA y que implica concentrar en la ciudad la mayor parte de eventos del sector–, está propiciando la instalación en Catalunya de diversas empresas asiáticas de telecomunicaciones.
La taiwanesa Toro ubicará su base de operaciones europea en Barcelona y quiere abrir en la capital catalana un centro de investigación y desarrollo de aplicaciones móviles a principios del año que vine. Según el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, Hutchison querría entrar en el sector catalán de telecomunicaciones y la empresa estatal de certificaciones CCIC podría elegir Barcelona para abrir un laboratorio de alcance europeo.
Según Lidan Qi, cofundadora de la consultora Qimeng Abogados, la flexibilidad de la normativa laboral española y la competitividad de costes están llevando a varias empresas chinas que querían entrar en Europa invirtiendo en Alemania a plantearse la posibilidad de hacerlo desde España.
Uno de los casos más recientes ha sido la pugna entre dos grupos chinos, Huayi y Donper, por quedarse con el fabricante de compresores Cubigel. Finalmente ha sido Huayi la que se ha hecho con la unidad productiva de la empresa de Sant Quirze del Vallès.

viernes, 17 de agosto de 2012

Cambalache de Enrique Santos Discepolo

"Sable sin remache" se le llamaba a un gancho donde se colgaba el papel higiénico al lado del inodoro. 

La Biblia y el Calefón; se habla de ello y la mayoría no sabe de que se trata: He aquí la historia de la vida cotidiana, que acontecía en la ciudad de Buenos Aires, no se si en otros lugares pasaba o no, y que explica el porque de la aparentemente surrealista asociación de la Biblia junto al calefón que aparece en el tango "Cambalache", cuyas letra y música fueron compuestas por Enrique Santos Discepolo en 1935.

La historia tiene relación con los servicios higiénicos, baños, la higiene personal y la forma de realizarla.

Hasta finales del XIX se utilizaban bacinillas, también llamadas "tazas de noche", cuyos contenidos eran arrojados por las ventanas al grito de "agua va", y antes aun, letrinas que solían estar en los fondos de las casas.

Luego el uso de baños se generalizo y se empezó a construirlos en todas la viviendas, aun en las mas modestas. El sencillo "mini-ambiente" constaba al menos del retrete y lavabo y si los lujuriosos propietarios de casa gustaban de practicar la morisca costumbre de lavarse todo el cuerpo mas o menos seguido, y si además tenían medios económicos suficientes como para costearse ese capricho, los baños también tenían una ducha.

Claro, si había una ducha era necesario calentar el agua, así al lado de la ducha se instalaba un "Calefón".
Sin embargo, el papel higiénico tardo en obtener su carta de ciudadanía para poder trabajar en limpio en estas sucias tierras y aun cuando apareció era bastante caro y no estaba al alcance de todas las familias, las cuales se veían obligadas a utilizar para esos fines sanitarios el vulgar papel de diario o, en su defecto cualquier otro.
Por supuesto, eran muy estimados los papeles mas sedosos, así que los sufridos usuarios trataban de conseguir en las verdulerías y fruterías los papeles con los que venían envueltas las manzanas y otros productos del campo, algunos de estos soltaban tinta.... je.! je.! je.!........

Otro muy apreciado era llamado el "papel Biblia", por ser esta especialmente delgado y suave.

Ahora bien, ya por entonces existía la Sociedad Bíblica, una de cuyas misiones era la de difundir la Biblia Protestante, para lo cual regalaba ejemplares del sagrado libro, en la actualidad lo sigue haciendo.

Pues muchos de los habitantes de Buenos Aires deben de haber parecido devotos creyentes, ya que aceptaban de continuo esas "gentilezas", y que siendo mayoria la grey católica, lo mismo pasaban y retiraban la Biblia protestante tantas veces como sabían que la Sociedad las tenia en obsequio en las calles, plazas o en su sede central.

Sin embargo, cuentan los hombres dignos de fe , que quienes obtenían esas Biblias, les perforaban una tapa y las colgaban en un gancho de alambre, (llamado "sable sin remache") al lado del calefón, cerca del retrete, e iban arrancando las suaves hojas para usarlas como papel higiénico.

En este hecho se habría inspirado Enrique Santos Discepolo para decir con elegancia propia de un grande: 


“Igual que en la vidriera irrespetuosa de los Cambalaches se ha mezclao la vida, Y HERIDA POR UN SABLE SIN REMACHE, VES LLORAR LA BIBLIA JUNTO A UN CALEFÓN.”

SERA VERDAD?

CAMBALACHE - JOAN MANUEL SERRAT

jueves, 16 de agosto de 2012

El Nacionalismo para Cesar Vidal

Cuando CiU tuvo que dejar paso a un gobierno de coalición presidido por el bachiller Montilla, el nacionalismo catalán se encontraba ya en un callejón sin salida. Sus gastos disparatados y sus inmensas clientelas lo mantenían en el poder de manera indiscutible a la vez que garantizaban la sumisión de las fuerzas vivas, incluidos medios de comunicación, y la no obligación de cumplir la ley como todos los ciudadanos. Sin embargo, Cataluña ya no podía permitirse aquel derroche que no sólo había provocado su descenso dentro del listado de regiones españolas sino que, por añadidura, la conducía de manera inexorable a la quiebra. El intento para evitar esa situación que habría demostrado que, efectivamente, el rey estaba en pelota fue el nuevo Estatuto de Cataluña. Votado por una minoría que confirmaba las peores teorías de Pujol y respaldado por instituciones que tendrían que haberse opuesto frontalmente al mismo, el Estatuto consagraba la conversión de España en un protectorado del gobierno catalán. El saqueo, ahora más que reforzado, del resto de España en favor de los nacionalistas catalanes era la única manera de alargar la vida de un sistema que no puede sobrevivir sin un número intolerable de funcionarios y un Himalaya de subvenciones. El nuevo Estatuto fue el canto del cisne del nacionalismo catalán. Demostró hasta dónde podía imponer su voluntad sobre todos los españoles, pero, al final, como decía Lenin, «los hechos son testarudos». La crisis económica española dio inicio en el año 2003; empeoró cuando se produjo la de las «subprime» en Estados Unidos y se convirtió en verdadero desastre cuando ZP, Solbes y Salgado demostraron su incompetencia; MAFO hizo de las suyas desde el Banco de España y los nacionalistas contribuyeron a hundir más España. Cuando Artur Mas llegó al poder se vio que España no era el problema de Cataluña sino que el nacionalismo catalán se había convertido en el problema de Cataluña, primero, y de España, después. La que había sido antaño primera región española era ahora la sexta; más del treinta por ciento de la deuda de las CCAA era de Cataluña; las noticias sobre la corrupción nacionalista se multiplicaban tendiendo hacia el infinito y no pocas voces de fuera de Cataluña señalaban que ahora era el momento para que se produjera una separación amistosa que dejara a los nacionalistas en el lugar que se merecían: el abandono y allá se las compongan con sus propios desmanes. El nacionalismo catalán había entrado en bancarrota porque todos sus supuestos habían demostrado ser más falsos que un euro de madera. Ese nacionalismo que había usurpado la riqueza de Cataluña, es el que prefiere mantener embajadas en el extranjero a servicios sanitarios y ese nacionalismo – y no Madrit– es el responsable del desastre. Pero lo peor para el nacionalismo quedaba por llegar. 

Si uno anda como un pato y nada como un pato y hace CUA generalmente es un Pato


Oriol Pujol, como un pato

JOSÉ AGUILAR | ACTUALIZADO 28.07.2012 - 01:00
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NI soy colaborador, ni soy necesario ni he montado ninguna empresa de ITV". De este modo ha rechazado Oriol Pujol, hijo de Jordi, el informe que le atribuye precisamente eso: haber sido colaborador necesario en una trama corrupta organizada por empresarios catalanes en connivencia con el poder político. 

Pujol hijo es secretario general de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) -el número dos de Artur Mas- y portavoz del nacionalismo gobernante en el Parlamento catalán. Naturalmente, se ha envuelto en la bandera patria y ha visto en las acusaciones que se le formulan una venganza del Gobierno ante el acuerdo sobre el pacto fiscal que busca una Hacienda propia y un sistema de financiación distinto al del resto de las comunidades. 

No cuela. No digo que sea culpable, que eso ya se verá, pero hay un juzgado que investiga una red de corrupción organizada al amparo de la Generalitat y los indicios delictivos son bastante consistentes. Se basan en un informe minucioso de la Agencia Tributaria que maneja abundantes datos, correos, testimonios y conversaciones telefónicas. Los empresarios que están ya imputados, uno de los cuales es íntimo amigo de Oriol Pujol, se refieren a éste con el apelativo de Zumosol (el famoso primo cuyo poderío zanja el conflicto). Lo que tramaban era cambiar un concurso público sobre Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) para aprobar otro hecho a la medida de sus empresas y modificar la legislación autonómica para hacer obligatorias las inspecciones sobre ahorro energético en los hogares (uno de los implicados propone que el consumidor pague cincuenta horas por inspección). 

Como se deduce, nada de esto es posible sin una decidida colaboración de la Generalitat. Ahí es donde entraría la actuación de Pujol. Ciertamente, el portavoz convergente no figura en la empresa que pretendía el fraude ni en las interpuestas, aunque sí su esposa, que emitió facturas sospechosas a la compañía, una de ellas por importe de 200.000 euros. Lo que sí le consta a la Agencia Tributaria es que hace un año su empresario amigo le remitió un correo ("Oriol, ya hemos firmado. Esto empieza. Será un buen proyecto") y que todos los implicados cenaron la misma noche del sms en la casa del remitente, que al día siguiente volvió a expresar su alegría a un responsable de la compañía de las ITV ("Oriol y yo muy ilusionados con el proyecto juntos"). El lenguaraz amigo resalta en las conversaciones que las empresas beneficiarias deben crearse "con la máxima opacidad". 

Quedamos a la espera de las diligencias judiciales abiertas. Mientras tanto, recordemos que si algo anda como un pato, nada como pato y hace cuá, lo más probable es que sea un pato.

La Solución de ISLANDIA


La solución de Islandia para salir de la crisis: ni un céntimo para los bancos

El país que no dio dinero público a la banca y llevó a políticos y banqueros a los tribunales ya está saliendo de la crisis

Día 07/06/2012 - 05.14h
Islandia, 2007: país pequeño, poco poblado y con alto grado de bienestar social. Cuatro pequeños bancos operaban en el interior del país. Poco a poco se fue permitiendo privatizar ciertos recursos, se facilitó la especulación bancaria. Se abusó de la vivienda como recurso de inversión, llegó el boom inmobiliario y con él, la concesión de créditos sin límite. En España ya hemos visto la película, pero en esta ocasión el final cambia.
Como ocurrió con nuestro país, un par de años después Islandia se colapsó. En 2008, fueron nacionalizados los tres mayores bancos y su deuda pública empezó a multiplicarse. Un año después, el Parlamento acordaba devolver la deuda a Gran Bretaña y Holanda, sus principales acreedores bancarios. Cada familia islandesa debía pagar 3.500 durante 15 años al 5,5 % de interés. Aumentaron las protestas sociales y se convocó un referéndum en el que se decidió rebajar el interés al 3% y aumentar el periodo de pago a 37 años.
Finalmente, Islandia tuvo que pedir un rescate internacional del FMI que le obligó a acometer importantes ajustes económicos. Pero, ahí empieza la diferencia: el Gobierno islandés no desembolsó ni una sola corona de los contribuyentes en los bancos. Los dejó quebrar.
En octubre de 2008, Islandia dejó morir a tres grandes bancos —el Kaupthing, el Landsbanki Íslands y el Glitnir—. Renegoció la deuda con los acreedores (en su mayor parte de Alemania, Reino Unido y Holanda) y permitió que tomaran el control de las nuevas entidades. No obstante, se calcula que los tenedores de la deuda (casi todos extranjeros) sufrieron una quita del 70%.

Islandia no es España

Pese a las semejanzas en el discurrir de los acontecimientos, Islandia parte de un punto muy distinto. En el país escandinavo, para empezar,no circulan euros y eso les permite devaluar su moneda temporalmente,para ser más competitivos. En segundo lugar, los acreedores de la inmensa deuda de sus bancos, no eran los islandeses, sino alemanes, británicos y holandeses. Eso puede explicar que dejar morir a la banca, sea una opción para ellos, pero no para España.
Sin embargo, hay otro tipo de medidas que Islandia tomó. Los tribunales escandinavos, por ejemplo, juzgaron si el ex primer ministro Geir Haarde era «parte responsable en la crisis financiera». Se trata, por el momento, del único proceso judicial abierto en el mundo contra un político por su presunta implicación en una crisis económica.
El ex primer ministro negó todos los cargos. «Ninguno de nosotros estimaba que había algo mal en el sistema bancario», se defendió, al tiempo que añadía que no había ningún signo «claro» de que fuera a producirse ese «crack». Finalmente Haarde fue exculpado de tres de los cuatro cargos que se le imputaban aunque se le condenó por violar la ley de responsabilidad de los ministros.
También sentará en el banquillo de los acusados la cúpula directiva del banco islandés Kaupthing Bank. El presidente y el consejero delegado de la entidad, fueron acusados junto a otros de fraude y manipulación por la Fiscalía Especial de Islandia, en el marco de sus investigaciones sobre el colapso de la banca islandesa en 2008.

Brotes verdes

A Islandia aún le quedan asuntos por resolver, pero está en el camino de conseguirlo. Su deuda pública sigue suponiendo el 100% del PIB y tiene una importante deuda privada, la inflación no está del todo estable y, aunque pagó anticipadamente de 339, 2 millones al FMI, aún le queda parte del préstamo por devolver.
El mismo órgano acaba de publicar su última revisión sobre el estado de Islandia y las previsiones dicen que este año su economía crecerá un 2,4%, con un consumo privado tirando al 3% y compensando la caída de la inversión pública fruto de las medidas de austeridad.
En la estepa islandesa ya se ven brotes verdes. Los islandeses han tirado el libro de estilo de las crisis económicas por la ventana y, por lo que parece, les está saliendo bien.