domingo, 30 de diciembre de 2012

Molestias de Pnset


Autor: Eduard Punset 30 diciembre 2012
Me molesta que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, insista en que no puedo votar, aunque me guste responder a cualquier pregunta que me quieran hacer el señor Rajoy o el señor Mas. Francamente, me gusta que por una vez me pregunten algo, sobre todo en un país donde han pasado cuatrocientos años sin hacerlo.
O peor aún, como recuerda Jacint Reventós –presidente de la Fundación Picasso-Reventós– en su prólogo de las memorias del gran pintor August Puig: «Fue una gran tragedia para la gente de mi generación de catalanes habernos negado el poder aprender nuestra propia lengua, en la que sentíamos y pensábamos, por lo que nunca conseguimos dominar del todo ninguna otra».
No me gusta que el portavoz del Partido Socialista salga todas las veces, como si le pagaran por ello, diciendo lo mismo: que está en contra de todos los recortes y que lo suyo es el crecimiento. Siempre se queda uno con la pregunta en el aire de saber de dónde va a salir el dinero cuando hemos gastado todo lo que teníamos y más. ¿Cómo pueden hablar con esa seguridad sobre un tema que ha dominado toda la ciencia económica? Me refiero, claro está, al debate deuda /crecimiento.
Detesto constatar que el Gobierno está en contra de que se pague un euro por receta médica a la hora de canjearla en la farmacia. Es alarmante oír a los responsables de la Sanidad menospreciar cualquier ingreso potencial en un sistema sanitario abocado, si no se hace nada para evitarlo, a la quiebra por falta de recursos.
Tampoco me gusta nada esa defensa a ultranza que se hace de la sanidad pública con relación a la privada. No está comprobado que la exclusión de una de las dos competencias redunde en una mejor administración sanitaria. Cuando se defiende una sanidad pública únicamente, se da la impresión de que lo importante es garantizar los sueldos de los funcionarios, en lugar de garantizar una sanidad eficaz. La disyuntiva no es la de una sanidad pública enfrentada a otra privada, sino la de facilitar los medios necesarios para que ambas sean más rigurosas y efectivas.
tizas
No comulgo con los que defienden el actual sistema educativo, pero admito que se trata de un punto capital el que están discutiendo los homínidos en este terreno (imagen: Grupo Punset Producciones).
Los miembros del Parlamento lo son como representantes elegidos por los propios partidos políticos y en modo alguno por los ciudadanos, que solo pueden votar entre una lista confeccionada por los partidos. Es mejor que no votar, pero en modo alguno me puedo sentir satisfecho sabiendo que voto a los amigos de Rajoy o Rubalcaba.
No comulgo con los que defienden el actual sistema educativo, pero admito que se trata de un punto capital el que están discutiendo los homínidos en este terreno. Fue una locura ceder esta competencia a las autoridades autonómicas, porque es darles todo el poder para desmembrar y descohesionar el actual Estado. Yo no digo que no sea eso lo que haya que hacer. Lo que me cuesta admitir es que no se diga claramente desde uno y otro bando: o se defiende, como en Francia, el papel dominante del Estado para implantar el sistema educativo y tener una sola nación cohesionada; o bien se fomenta la separación desde la más tierna infancia. Depende de a lo que se nos quiera adscribir.
Esto me lleva a expresar mi disgusto con las afirmaciones netamente fascistas a la hora de imponer uno u otro modelo. A mis alumnos siempre les sugiero que, cuando deban elegir, no se resignen a comparar el modelo actual con el de anteayer. Es bueno pensar en los millones de años que han marcado la evolución: se tienen muchas más posibilidades de acertar. Cuando no se ha hecho caso a un colectivo dentro de otro mayor, al que se le ha negado la posibilidad de negociar y buscar juntos una salida, siempre acabó yéndose.

Los Pujol se lo llevan Crudo!!!!


  • Grandes negocios de los Pujol
    72 COMENTARIOS LA GACETA
    Los clanes Pujol y Mas acumulan presuntos delitos de corrupción que comienzan a resquebrajar el silencio dictado en Cataluña por la prensa nacionalista.
  • Los escándalos están cercando a los principales dirigentes de CiU en las últimas tres décadas. En las últimas semanas, LA GACETA ha ido revelando los numerosos casos de corrupción en los que la familia Pujol y el clan Mas, las dos sagas que han liderado el nacionalismo catalán y han ocupado las instituciones catalanas durante los últimas 30 años, se encuentran inmersos en estos momentos.
    Los presuntos delitos en los que habrían incurrido las familias Pujol y Mas, aún pendientes de resolución judicial, abarcan una amplia variedad de modalidades de corrupción: desde el blanqueo de capitales al tráfico de influencias, pasando por cohecho y la malversación de caudales públicos, entre otros. Las informaciones de LA GACETA perfilan también estilos de vida que no concordarían con los sueldos que ambos dirigentes habrían percibido por su cargo como presidente de la Generalitat.
    CiU achacó las revelaciones a un intento del Gobierno de Mariano Rajoy para perjudicar su candidatura de cara a las pasadas elecciones catalanas, pero lo cierto es que, un mes después de la celebración de los comicios, siguen apareciendo informaciones que ponen en entredicho la gestión de los dirigentes independentistas al frente de las instituciones de Cataluña. Estos son algunos de los escándalos más sobresalientes en los que Mas y Pujol se habrían visto envueltos.
    Cuentas en Suiza. Tanto Mas como Pujol tendrían cuentas en Suiza, en las que tendrían fondos ocultados a Hacienda. La Justicia investiga esta cuentas en el marco del caso Palau, aunque también la Agencia Tributaria les sigue la pista. El empresario Javier de la Rosa, condenado en el caso Grand Tibidabo, ha aportado recientemente nuevas informaciones sobre los depósitos en el extranjero de los dirigentes de CiU. Según informó LA GACETA de fuentes próximas a la investigación, Josep Pujol Ferrusola habría regularizado en las últimas semanas “veintidós millones de euros” alojados en Suiza.
    ‘Caso ITV’. Se trata de una ramificación en Cataluña del caso Campeón, por el que se encuentra imputado el ex ministro de Fomento José Blanco. El heredero del ex presidente Pujol, su hijo Oriol, habría favorecido los intereses de empresarios amigos para ayudarles a conseguir adjudicaciones de servicios de ITV a cambio de jugosas cantidades de dinero. El caso se encuentra en los tribunales. Aún se desconoce la cantidad de dinero de la que se habrían apropiado los cabecillas de la trama.
    Dinero en Andorra. La ex pareja de uno de los hijos de Pujol, Jordi, ha revelado también que este se dedicó durante los últimos años a transportar personalmente bolsas enteras de billetes de 500 euros a la Banca Mora de Andorra. Los viajes fueron innumerables. La declaración forma parte de los informes de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía sobre el clan Pujol. El dinero procedería de pagos ilegales realizados a la familia del ex presidente de la Generalitat.
    ‘Caso Palau’. Este escándalo, también conocido como caso Millet, está relacionado con la apropiación de fondos públicos a través del Palau de la Música de Cataluña. La investigación judicial sigue abierta pero, por el momento, el juez ya dispone de pruebas policiales que vinculan la evasión de fondos públicos con la financiación de CiU y cargos de confianza de esta formación.
    Inversiones en México y Panamá. Jordi Pujol Ferrusola es socio de un hotel de cinco estrellas en Acapulco (México), con 13.000 metros de cuadrados de superficie, mientras el benjamín del clan, Oleguer Pujol Ferrusola, participa en la construcción de un lujoso rascacielos de 48 plantas en Panamá. En ninguno de los dos casos habría quedado acreditado el origen de los fondos con los que se sufragaron estas inversiones. El clan del ex presidente también contaría con propiedades y proyectos en otras partes de Sudamérica. La UDEF afirma en un documento que Jordi Pujol Ferrusola es propietario del 30% de Puerto Madero, un ambicioso proyecto urbanístico de Buenos Aires. LA GACETA también ha revelado que Jordi posee dos coches de la marca Ferrari, otros dos Lamborghini, dos Porsche y dos Jaguar, entre otros vehículos de altísima gama.
    Conexiones con Prisa. LA GACETA reveló ayer que el pequeño de los Pujol, Oleguer, dirige la inmobiliaria que adquirió tres edificios del Grupo Prisa, que supusieron una inyección de liquidez en el conglomerado que dirige Juan Luis Cebrián cercana a los 300 millones de euros.

El autor rinde homenaje a la figura del presidente del Gobierno asesinado en 1870. Estima muy necesaria su forma de hacer política, basada en los grandes consensos


El autor rinde homenaje a la figura del presidente del Gobierno asesinado en 1870. Estima muy necesaria su forma de hacer política, basada en los grandes consensos
Nevaba en Madrid el 27 de diciembre de 1870. A las siete y media Juan Prim y Prats, presidente del Gobierno, abandonaba el Congreso de los Diputados. Había culminado su obra: renovar la Monarquía en España como pieza esencial al servicio de un proyecto de regeneración democrática. Se había aprobado el presupuesto de la nueva Casa Real. A escasa distancia de la carrera de San Jerónimo la berlina en la que se trasladaba a su domicilio fue objeto de una emboscada. Prim vivía en el Palacio de Buenavista, actual sede del Jefe del Estado Mayor del Ejército, espléndido palacete ubicado en diagonal con el edificio de Correos y hoy sede del Ayuntamiento madrileño. Allí murió en la tarde del día 30 de diciembre. La autopsia practicada, a impulso de la Asociación Bicentenario de Prim y de su Ayuntamiento natal, Reus, confirma que las cinco heridas de trabuco o pistola eran mortales.
Prim es, hasta la fecha, el único catalán que ha presidido el Gobierno de España. Su biografía es un fiel y completo espejo de la España que forcejeó por pasar del antiguo régimen a la edad democrática. Las tensiones entre la muerte de la monarquía absolutista y el nacimiento de la democracia, entre la libertad y el orden, entre lo civil y lo militar, lo confesional, lo laico y lo anticlerical, entre la España que pierde América y Cuba y al perderlas se pierde a sí misma y, finalmente, las tensiones entre España, los españoles y sus territorios son los ejes que definen la historia de España del siglo XIX y casi todo el XX. Todas ellas tienen reflejo en la vida de este español que fue muy catalán y por eso muy español, un convencido monárquico y profundo demócrata. La biografía de Prim recoge los contrastes de la España que quiere pasar de la lucha y división entre españoles a forjar un proyecto común con sus dificultades y, desgraciadamente, sus frustraciones.
Los 56 años de la vida de Juan Prim y Prats transcurren entre su nacimiento en Reus en 1814 y su asesinato en Madrid, en diciembre de 1870. El de su nacimiento es el año del Congreso de Viena. Precisamente para su ceremonia inaugural Beethoven compondrá una de sus obras maestras, como pórtico a un congreso convocado para regenerar Europa restaurando las monarquías. Casualmente la pieza se llamó LaGloriosa. Con este mismo nombre se llamó también a la revolución con la que Prim se propuso regenerar la democracia. «España con honra» fue el grito de su proclama.
Prim era catalán, muy catalán, amante de su tierra, su lengua y defensor de sus señas de identidad y sus intereses propios. Al mismo tiempo se sentía muy español y actuaba, como él mismo dijera en más de una ocasión, como un patriota español. Su vida es la de un español que como tantos había nacido en Cataluña. Un español que habla catalán y castellano, que arenga a sus tropas en catalán, que defiende con firmeza la identidad de Cataluña en el Parlamento pero que, ante todo, defiende la unidad de España. Y defendiéndola hace méritos en el Ejército, lidera un partido político y preside el Gobierno de España. El Ejército al que se alista Prim es un cuerpo del ejército español en Cataluña, en el que se habla en catalán, pero que lucha durante años por los mismos ideales que el del resto de las tierras de España.
Prim logró sumar a una mayoría de partidos, líderes políticos y fuerzas sociales de todos los rincones de España para impulsar un proyecto de nación que renovara la democracia española. Lo inició precisamente en Cádiz, donde los españoles habían aprobado su primera Constitución democrática. Y de allí marchó a Cataluña para luego llegar con Serrano a Madrid. Pidió a todos que dejaran las diferencias a un lado para sacar adelante una nación en dificultades, que perdía el papel protagonista en la historia y que, como dice el historiador José María Marco, estaba enfrascada en guerras fratricidas de bandos que utilizaban la nación y la patria como arma arrojadiza contra el que no pensaba igual, y era incapaz de unirse en un proyecto compartido que hiciera a todos mejorar juntos. En uno de sus más recordados discursos parlamentarios, el 22 de febrero de 1869, ofrecía su disposición a trabajar juntos y decía a todos los diputados del arco parlamentario, conservadores, moderados o progresistas; monárquicos o republicanos; unionistas o federalistas: «Justo, lógico, conveniente y patriótico es que estemos juntos para construir».
EN ESE tiempo la apuesta de sumar para crecer que pusieran en marcha unos siglos antes el Reino Unido y España era un éxito que contaba con buenos seguidores. EEUU, tras una guerra civil, ponía definitivamente los cimientos de una Unión de Estados sobre la que se asienta la fortaleza de quienes acreditaron que la Unión es la fuerza y que a más unión más capacidad, más desarrollo y mejores condiciones. Su Constitución todavía está vigente en una democracia que se sabe adaptar a los cambios, a veces muy profundos, que los tiempos exigen, pero preservando el éxito de lo construido juntos. Alemania nace como nación en 1870 y, desde ese momento, la suma de fuerzas de distintos estados la convierten en uno de los principales protagonistas de la Historia europea y mundial. Italia acaba de constituirse en una nación y los diferentes pequeños estados o territorios que la componían ven que juntos su voz es más escuchada y su asiento en el concierto internacional, garantizado. Desde el nacimiento de esas tres naciones, como unión de estados, países o naciones, el mundo ha caminado en la misma dirección que antes lo hicieran España y el Reino Unido: sumar es crecer, separar es retroceder.
Prim le dedicó muchas horas al diálogo, el consenso y el entendimiento en un proyecto común. Tanto que estando un día sentado en el conocido banco azul que en el Congreso de los Diputados corresponde al Gobierno le espetó a Figueras y a Castelar algo que más de uno sentado en ese banco habrá pensado: «La verdad que se necesita una gran dosis de liberalismo y una gran dosis de paciencia para estar sentado en este banco un día y otro día para recibir constantemente los martillazos de la oposición. Así es que yo a pesar de la calma que he ido adquiriendo después de tantos años de Parlamento, más de una vez he estado tentado de levantarme y decir: ya no soy ministro; me voy a ser diputado». Pero no desistió.
El día en que Amadeo ponía pie en España le recibió una tremenda noticia: el cadáver de Prim le esperaba en la capilla de la Virgen de Atocha. Una nueva página de dramático luto en la Historia de España fue el preludio de una fugaz monarquía. Sin embargo sus convicciones políticas, las de un catalán que amaba a Cataluña en España, son hoy muy necesarias: liderar una política de sumas, de grandes consensos básicos por encima de las lógicas discrepancias territoriales y de partido.
José María Michavila es consejero de Estado.

domingo, 23 de diciembre de 2012

JP2 El Hereu de las Pelas


JP2, EL "HEREU" DE LAS "PELAS" DEL CLAN PUJOL

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España no tendrá futuro mientras el partido llamado a la alternancia sea el PSOeJordi Pujol Ferrusola, alias El Nen, es un negociante con doble rostro. Uno lo exhibe en Cataluña, donde trata de que su fortuna pase inadvertida. El otro, más osado, lo reserva para sus adineradas amistades de Latinoamérica, ante quienes alardea sin reparos. «Jordi y su mujer siempre se quejan de la discreción forzosa con que viven en España», cuenta un buen amigo del primogénito de Pujol. «Allí presume de tener una finca en México del tamaño de la provincia de Gerona».

A partir de ahora, tanta discreción resulta superflua. Esta semana, dos portadas de EL MUNDO han demolido su tambaleante fachada de austeridad. Se ha revelado que esconde su dinero en Suiza bajo la coartada de ser marmolista. También que llevaba a Andorra bolsas llenas de billetes de 500 euros junto a una ex amante, que lo ha confesado todo a la Policía. «¡Ya era hora de que se le investigara como Dios manda!», exclama una ex amiga de Pujol, ahora distanciada del malhadado hereu. 

Esto era lo que más temía Junior, de 54 años: un conseguidor tan obsesionado por el lujo -colección de ferraris incluida- como por mantener sus enjuagues en la penumbra. Así lleva operando tres décadas, desde que su padre, en el pináculo del poder, le confió la gestión de los dineros del clan. «Él tenía vocación política», cuenta un amigo de la familia. «Para su decepción, Pujol le envió al lado oscuro. Puso a su hermano Oriol en el partido, cuando él era el mejor dotado políticamente de la familia. Su nivel de vida subió. Su mala leche, también». 

EFICACIA PRUSIANA 
Junior ha cumplido el dictado paterno con eficacia prusiana. Hasta sus enemigos -abundantísimos en Cataluña- lo definen como un tipo audaz, ambicioso, de punzante inteligencia, aunque colérico y algo bipolar. Pero sus influencias no se limitan a la familia convergente: también presume de contactos en el empresariado, en la Casa Real, incluso en el PP. «Odia mucho más al socialismo que a los populares», cuenta su amigo. «Se parece mucho a Juan Antonio Roca, el cerebro del caso Malaya... 

Es metódico y obsesivo».
La recompensa por esta obsesión apareció, negro sobre blanco, en el borrador de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) de la Policía que conmocionó las elecciones catalanas tras su publicación en este diario el 16 de noviembre. En el texto policial, se cifraba la fortuna del clan Pujol en, al menos, 137 millones de euros, acumulados en la Banca Lombard de Ginebra (Suiza). Además, se citaban presuntas conexiones con otras cuentas bancarias de Lietchtenstein, Londres, Suiza... 

_______________________________________________________________________________________NO colabores con los secesionistas de Cataluña llenándoles los bolsillos con tu dinero e impuestos. NO compres sus productos ni contrates sus servicios_______________________________________________________________________________________
Pero la estrella del informe es Junior, el mayor de seis hermanos (le siguen, en orden cronológico, Marta, Josep, Pere, Oriol, Mireia y Oleguer). El borrador de la Udef le atribuye intereses en un casino de Monterrey (México), más el 30% de la sociedad explotadora de un puerto argentino. Para redondear su fortuna, consta como impulsor, junto a dos socios, del resort hotelero El Encanto: 44 habitaciones -incluidas 20 villas con piscina privada- esparcidas sobre 130.000 m² de terreno en Acapulco (México). Lo de Andorra y las bolsas llenas de dinero se denunció posteriormente... 

FERRARIS, LAMBORGHINI... 
Este patrimonio explica los caprichos que JP2 -su apodo en la Generalitat- permite a su esposa, Mercè Gironès, profesional de la comunicación, y sus tres hijos veinteañeros: Mercè, Jordi y Nuria. Por ejemplo, su pisazo en el número 463 de la calle Muntaner, en el cotizadísimo Eixample barcelonés. O sus viajes de esquí a Aspen y Vail (Colorado, EEUU), las estaciones más exclusivas del mundo... O su flotilla de 17 coches deportivos entre los que destacan, según se ha publicado, hasta tres ferraris: un 348, un 360 y un 328 GTS, de 1989, el último que diseñó el genial Enzo Ferrari. «Son preciosos, todos de época», cuenta una de las amigas a las que Junior ha paseado en ellos. 
No es escasa cosecha para El Nen, como le apodaban en su colegio privado: el progre Costa i Llobera de Barcelona. Allí, más que por su intelecto, destacaba por su prepotencia, sus arrebatos chulescos y su orgullo por el apellido paterno. «Era un niño tan insoportable que una vez lo eché de clase...», recuerda el dramaturgo Albert Boadella, quien le impartió clases de teatro en aquella época. «Tendría unos nueve años, pero se encaró conmigo y se negó a irse del aula... Tuve que darle un buen cachete».

Aun así, Junior se licenció en Económicas y abrillantó su currículum con un curso en Estados Unidos. En 1983, consiguió trabajo. O, mejor dicho, logró que lo enchufaran en la peletera Tipel, una empresa familiar de Lluís Prenafeta que acabaría quebrando. La mano derecha de su padre en la Generalitat, hoy imputado por el caso Pretoria contra la corrupción urbanística, fue su gurú en sus inicios como conseguidor. En Tipel también coincidió con un tal Artur Mas, su jefe y futuro sucesor del president... El mensaje era claro: la gran familia convergente cuidaba de los suyos. 

El pujante Jordi Pujol Ferrusola no tardó en suscitar un runrún de presuntos dedazos, adjudicaciones dudosas, feas comisiones... El propio Cesid lanzó una investigación sobre los negocietes del hereu, pero aquel dossier quedó en nada. El escándalo no vio la luz hasta 1992, cuando una ristra de artículos cuestionó los negocios privados del clan Pujol. Era la primera vez que alguien se atrevía a hurgar en las finanzas de la primera familia de Cataluña. O, más bien, que se atrevía a publicar lo averiguado. 

España no tendrá futuro mientras el partido llamado a la alternancia sea el PSOeEl escándalo coincidió con una pugna interna que el president libraba con Miquel Roca, secretario general de Convergència Democrática de Catalunya. Al avispado Jordi Pujol no se le escapó que tanta «casualidad» era excesiva. «El hijo mayor del president, en su calidad de "hijo del patrón", empezó a exigir el derecho a controlar las finanzas de Convergència y a tratar con los empresarios que engrasaban con sus aportaciones la maquinaria creada por Pujol para servirle electoralmente», relata el libro Jordi Pujol: En nombre de Cataluña, de Félix Martínez y Jordi Oliveres. «El president nunca perdonaría a Miquel Roca, a quien atribuye las filtraciones, haber abierto la veda de la caza de sus hijos». 

En esos años, el trapicheo de presuntos dossiers sobre Pujol Junior en las redacciones y los bufetes de Barcelona era constante. No ayudó que, en mayo de 1994, el hereu fuera arrestado junto al resto de consejeros de Hot Line Computer, una empresa quebrada de distribución de material informático. Al final, aquel pleito se resolvió sin apenas consecuencias. Sin embargo, el nombre de JP2 -Jordi Pujol 2- se convirtió en sinónimo de negocios feos. 

De aquello, Jordi Pujol Ferrusola extrajo una lección que hoy sigue aplicando: el oficio de intermediario exige discreción absoluta. Ha llegado a moverse en ciclomotor por Barcelona. No quiere que un retrato al volante de un carísimo deportivo levante inoportunas sospechas. Tuvo que ser una redactora de EL MUNDO, que se lo encontró por casualidad en una gasolinera, quien revelara a los catalanes que Junior era dueño de un carísimo Lamborghini. 

SIN FOTOS 
En cierto modo, El Nen ha logrado su objetivo. Sus negocios de broker son opacos. La prensa catalana apenas ha publicado fotos suyas. El otro hereu de Pujol, el político, Oriol, secretario general de Convergència, es una celebrity. Sin embargo, pocos ponen cara en Barcelona a su hereu económico -también hereu familiar por primogénito- más allá de los círculos de poder. Al menos, hasta ahora, tras tantos escándalos. 

Su anonimato también se debe a que, desde que hizo las Américas, Jordi cada vez pisa menos España. Vive montado en un avión. Con su matrimonio en crisis, pasa largas temporadas en Brasil y, sobre todo, México. Allí, en el país azteca, encontró marido para su hija mayor, Mercè, de 25 años, quien se casó el 31 de marzo con Ignacio García de Quevedo, hijo de uno de los magnates más prósperos de México. El clan al completo, con el president a la cabeza, asistió a su alianza con tan distinguida familia, entre las gárgolas de la Iglesia de Santa María del Mar de Barcelona, donde él propio Junior se casó con Mercè en 1986. 

También parecen bien encauzados los destinos de sus dos hijos. Núria, de 20, sigue los pasos del abuelo y estudia Ciencias Políticas en una universidad privada. Jordi, de 23, a quien ya apodan Jordi III, se ha decantado por la senda del padre: se licenció en Económicas en la Pompeu Fabra, estudió en la selectísima Wharton School de la Universidad de Pensilvania (EEUU) y trabaja de analista para Citi en Londres. Suficiente currículo para que, si surge la necesidad, herede el rol paterno de custodio de los dineros. Aunque otros sostienen que, en realidad, es la esposa del president, Marta Ferrusola, quien tiene la última palabra en los business del clan. 

La férrea discreción de Junior no ha evitado que algunas andanzas suyas hayan salido a la luz. Una fue su participación en el rally Paris-Dakar de 1997, que partió de Barcelona. Otra, su temerario descenso del barranco de La Cova (Gerona) en 1998, junto a su hijo de 9 años. El hereu no llevaba cuerda suficiente para culminar el descenso, lo que le valió una bronca de los bomberos que tuvieron que rescatarlos. «Jordi es bastante testosterónico», cuenta un amigo. «Le apasionan los deportes de riesgo, los coches deportivos, el esquí a todo trapo... Como buen vanidoso, le gusta mucho estar en forma». 
Su última proeza fue una multa de 200 euros por colocar una pegatina de CAT en la matrícula de su coche. En octubre de 2010, un mosso d'Esquadra le apercibió en el aeropuerto del Prat y él, tan chulito como en sus clases con Albert Boadella, se negó a quitarla. «Es más caro [pagar la multa] que ir a 200 kilómetros por hora en la autopista», se quejaría luego. «En España nunca me han multado por llevar esta pegatina... Los Mossos se podrían dedicar a cosas más importantes, ¿no?». 

La anécdota le reveló como un furibundo independentista. Dicen que es, de largo, el más radical de los siete hermanos. Es su forma de desmarcarse del influjo de papá president. «Siempre ha estado muy pendiente de la aceptación y la bendición del padre», explica Francesc-Marc Álvaro en el libro Ara sí que toca: Jordi Pujol, el pujolisme y els successors. «A diferencia de sus hermanos, él ha estado marcado muy negativamente por la sombra de una gran figura paterna, de la que no ha podido o no ha sabido escaparse». 

EL LADO OSCURO 
De ahí que aceptara -con cierto disgusto- pasarse al lado oscuro, como le ordenó el padre (nada que ver con el maestro Yoda de La Guerra de las Galaxias con quien tantas veces han comparado al president). Hoy, muchos en Convergència opinan que Pujol se equivocó al preferir a Oriol para perpetuarse en el partido. Aquel cruce de caminos le abocó a aparecer en el informe de la Udef como el Pujol con un patrimonio más sospechoso. Aunque no es el único: el menor del clan, Oleguer Pujol Ferrusola, tiene una participación en el proyecto de The Quartz Tower, un rascacielos de 48 plantas y 50 millones de presupuesto en Panamá, según reveló este diario. 

Quizá el testimonio más peligroso para el hereu lo haya aportado M.V.A.M. a la Udef. El 13 de diciembre, su ex amante por cinco años confesó cómo, en sus escapadas a Andorra, Junior aprovechaba para llevar bolsas de billetes de 500 euros a la Banca Mora, la entidad preferida de las elites catalanas. Cuando se enteró del chanchullo, la querida se negó a seguir acompañándolo. La respuesta de Pujol, dice ella, fue fulminante: la maltrató física y psicológicamente. 

Tras la publicación del borrador de la Udef, Junior volvió a ponerse en contacto con ella. Intentó sonsacarle si era una de las fuentes del explosivo informe policial. Su respuesta fue un prodigio de sarcasmo: «¿Y qué vas a hacer cuando te metan en la cárcel?». 

Dice su círculo que, pese al goteo de revelaciones, JP2 parece entero. Aunque jamás admitiría lo contrario: suele presumir de su capacidad de sobreponerse a los reveses de la vida. Ya lo dijo en 1983, en una de sus contadísimas entrevistas, cuando acababa de proclamarse campeón de la Copa del Rey de rugby como capitán del Barcelona. «No doy leña», dijo. «Yo soy el que recibo. Actualmente, llevo más de 75 puntos de sutura, sólo en la cabeza, a causa del rugby. Recibo muchos golpes, pero no me importa». 

LA OFERTA DE LOS VIP CATALANES QUE ARTUR MAS RECHAZÓ


LA OFERTA DE LOS VIP CATALANES QUE ARTUR MAS RECHAZÓ

Importantes representantes del poder económico catalán pidieron al líder de CiU tras las elecciones que pactara con quien quisiera menos con Esquerra. A cambio, le ofrecieron usar su influencia en Madrid para que Rajoy le ayudara. Mas se negó

Creían que Artur Mas se moderaría tras las elecciones, pero el resultado es un pacto con Esquerra Republicana de Catalunya que tensa aún más la situación política y crea o sube además nueve impuestos a cual más arbitrario para empresas y bancos. Error de los grandes empresarios y banqueros de Cataluña que son los únicos con capacidad de influencia ante CiU para apagar el incendio. El silencio de los bomberos de los últimos meses no ha funcionado.

Los bomberos reaccionaron tras el fiasco electoral del partido en el poder en Cataluña e hicieron una propuesta al debilitado líder. «Después de las elecciones hablamos con Artur Masy le dijimos que pactara con quien quisiera menos con Esquerra, porque no es el socio conveniente para salir de la crisis y dar estabilidad», relata un importante interlocutor empresarial del president que pide anonimato sobre él y otros participantes dado lo delicado de la gestión. Mas les respondió que tras el magro resultado electoral no tenía otra alternativa que intentar pactar con el partido independentista.
«¿Cómo que no? ¿Y Jordi Pujol en 1980?», recuerdan en el poder económico catalán evocando aquel gobierno en minoría del padre político de Mas. Tenía apenas 43 de los 135 diputados de la cámara.
Los VIP catalanes propusieron a Mas que gobernara sin pactos de legislatura y que ellos, con influencia también en Madrid, conseguirían que el Partido Popular le apoyara en los temas importantes como los Presupuestos. La oferta a Mas fue algo así como esto: «Tú te moderas, te olvidas de Esquerra, no haces ninguna consulta ilegal y conseguiremos que Rajoy te ayude». 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Sala i Martí arremete contra WERT

Señor Wert, es una inmoralidad, de Xavier Sala i Martin en La Vanguardia

OPINIÓN
El sistema educativo consiste en conseguir que los apuntes que tiene el profesor en su libreta acaben en la del estudiante sin pasar por el cerebro ni del uno ni del otro. Eso decía Mark Twain en el siglo XIX, pero, tras leer la proposición de ley de José Ignacio Wert, veo que también es la política educativa del PP en la actualidad.
El sistema educativo español no funciona. Ningún maestro honesto puede mirar a los ojos de sus estudiantes y prometerles que si se esfuerzan, estudian y hacen todo lo que se les dice, la vida les irá bien: muchos de los chavales que han obtenido matrículas de honor a lo largo de su vida están hoy en el paro. ¡Eso sí que es fracaso escolar!
A pesar de que el mundo ha cambiado radicalmente durante las últimas décadas, el sistema educativo casi no ha evolucionado: seguimos con el profesor en su tarima, su pizarra y su tiza y los estudiantes con sus apuntes, sus pupitres y su memorización. ¡Tal como describía Mark Twain!
El sistema educativo occidental se diseñó para dar una educación uniformizada a unos ciudadanos destinados a ser piezas intercambiables de un engranaje industrial donde los trabajadores no tenían que pensar y crear sino obedecer y reproducir mecánicamente. Por eso la educación premiaba la disciplina y la memorización y castigaba la creatividad y la originalidad. La curiosidad que tienen todos los niños al nacer desaparecía a medida que crecían: los chavales que entraban en el parvulario preguntando “¿y por qué?”, salían de la universidad como autómatas: preparados para formar parte de la gran fábrica occidental… pero casi sin capacidad de preguntar, criticar, imaginar o crear.
El problema es que desde los años setenta, unos 4.000 millones de trabajadores asiáticos han decidido producir exactamente lo mismo que nosotros, pero a precios inferiores y con mayor calidad. Y cuando no puedes hacer las cosas ni más baratas ni mejor que la competencia, sólo puedes hacer las cosas distintas. Cosas nuevas. Innovar. Eso lo sabe cualquier propietario de restaurante al que le han colocado un restaurante parecido en la calle de enfrente: para sobrevivir en el negocio, uno no debe bajar un céntimo el precio de la Coca-Cola ni, mucho menos, debe montar un centro de I+D para restaurantes. Hay que atraer de nuevo a la clientela haciendo cosas nuevas: ambiente distinto, carta cambiada, estilo renovado. La innovación sustituye al precio como mecanismo para ser competitivo. Y eso que es cierto para los restaurantes también lo es para productores de vino, tiendas de ropa, equipos de fútbol, circos o constructores de muebles. ¡Todos! La innovación no es una cosa de países ricos y sectores tecnológicos. Es una cosa de todos los países y todos los sectores.
Pero para conseguirlo es necesario un sistema educativo muy distinto. Por eso, los mejores expertos en pedagogía, sociología y economía del planeta están manteniendo un debate fascinante sobre cómo adaptarse a un mundo donde ya no basta con ser disciplinado, responder y memorizar sino que se va a tener que criticar, pensar, preguntar y crear. Adaptarse a un mundo donde las nuevas tecnologías permiten individualizar en lugar de homogeneizar la educación. Para ello se está pensando, por ejemplo, en cómo aprovechar la obsesión que tienen los niños por “superar niveles o pantallas” en los videojuegos para motivarlos a aprender. Se está estudiando cómo las nuevas formas de lectura por internet, llenas de hipervínculos, cambian el cerebro lineal de los padres (donde el capítulo dos siempre va después del uno y antes del tres) y lo adaptan a la nube (lees el capítulo uno y un hipervínculo te lleva al capítulo 47 y, de allí, pasas al tres para volver de nuevo al uno). Se está considerando la tendencia de nuestros jóvenes a escribir en Wikipedia, Twitter, Facebook y todo tipo de foros tecnológicos, políticos y deportivos (eso que llamamos web 2.0) para convertirlos en una gigantesca red de profesores particulares a la que puedan acceder los niños de todo el mundo.
Se está incluso pensando en invertir el papel del profesor en el aula: en lugar de que 10.000 profesores den la misma clase de ecuaciones lineales en 10.000 colegios distintos mientras los niños toman apuntes, se podría requerir que cada uno de los estudiantes viera el vídeo del mejor profesor del mundo en temas de ecuaciones lineales desde su casa. Cada uno a su ritmo y según sus posibilidades. El tiempo del profesor quedaría liberado para dedicarlo individualmente al estudiante con problemas. Lo que antes se hacía en el aula se hace en casa, y viceversa.
El mundo está viviendo, pues, una revolución educativa de la que nuestros niños no pueden quedar al margen. Por eso esperaba con ilusión la propuesta de reforma educativa del PP. Pero mi decepción ha sido mayúscula al ver que el ministro Wert ha producido un bodrio tercermundista, infumable e intervencionista que piensa que la reforma educativa consiste en cambiar el número de horas de cada asignatura como si eso lo tuviera que decidir un funcionario. La nueva ley ni diagnostica los problemas del sistema educativo español ni propone ni una sola solución inteligente. Es más, da la impresión de que el único objetivo del PP ha sido ajustar cuentas con el PSOE en temas de religión, historia y sociedad y con los “nacionalistas periféricos” en temas de lengua y españolidad. El problema es que ese ajuste de cuentas tiene un coste pantagruélico para los niños ya que pone en peligro el futuro de toda una generación. Y eso, señor Wert, es una inmoralidad.
Xavier Sala i Martin, Columbia University, UPF i Fundació Umbele. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

El error del 12 de septiembre

Gran análisis de Francesc de Carreras en La Vanguardia sobre el fracaso de Artur Mas y el futuro inmediato de CIU. muy recomendable, lo suscribo 100% . http://www.ciudadanos-cs.org/prensa/El_error_del_12_de_se
ptiembre/5580/

El error del 12 de septiembre

El error del 12 de septiembre

A partir del 11 de septiembre los errores de Mas fueron muchos, se notó que estaba improvisando, que el paso que había dado no estaba bien meditado

Se cuenta que un conocido periodista barcelonés recibió el 12 de septiembre pasado, el día después de la no tan histórica manifestación, dos llamadas telefónicas, una de Oriol Pujol y otra de Duran Lleida. Ambos preguntaron lo mismo: "¿Qué debemos hacer?". Ello significa que los secretarios generales de Convergència y de Unió no tenían decidido, todavía, qué camino tomar: si ponerse al frente de la manifestación o integrarla en el plan que previamente se habían trazado. 
¿Cuál era ese plan? Artur Mas lo denominaba desde hacía dos años "transición nacional", es decir, el itinerario que debía recorrer Catalunya para separarse de España y constituir un Estado propio. Las fases eran las siguientes. Primera, reclamar el concierto económico sabiendo de antemano que pedían un imposible para así ir cargándose de razón, acumular fuerzas y ganar nuevos adeptos a la independencia. Esta fase debía durar cuando menos un año más, hasta fines del 2013, justo antes de entrar en el conmemorativo 2014. Sería entonces cuando se plantearía la segunda fase: unas elecciones con un programa basado en el llamado derecho a decidir que debería dar paso a la independencia. Cómo se llegaría a este punto no estaba todavía definido; había que estudiarlo con calma. Ya era un plan suicida. La noticia es que el suicidio se ha adelantado
La manifestación del 11 de septiembre era un hito más en todo el proceso. La intención era demostrar la fuerza de CiU en la primera, pero no última, negociación con Rajoy sobre el pacto fiscal. Pero se encargó la organización de la manifestación a la ANC, entidad de reciente creación, controlada por ERC y por los sectores más independentistas de CiU. El lema no fue "Por el pacto fiscal" sino "Por un Estado propio dentro de Europa". Este fue el primer error: se cambió el objetivo y, tras el enorme éxito, Artur Mas se vio empujado a pasar a la segunda fase, a la del derecho a decidir y la independencia. Todo se trastocó: el pacto fiscal ya era una antigualla; el error se había consumado.
En lugar de tomar nota de la manifestación, Mas pasó a encabezarla e, inmediatamente, la correlación de fuerzas experimentó un súbito cambio. Primero, porque no todos los que apoyaban el pacto fiscal estaban de acuerdo en recorrer el camino hacia la independencia. Segundo, porque tal desafío estimuló a muchos abstencionistas a votar en contra. Tercero, porque estando de acuerdo con la opción independentista, muchos pasaron a confiar más en ERC que en CiU, más en el original que en la copia. 
Además, a partir del 11 de septiembre los errores de Mas fueron muchos, se notó que estaba improvisando, que el paso que había dado no estaba bien meditado. El principal error fue decir que seguiríamos en la UE cuando no era así. Entrar en la OTAN sin el gasto que supone mantener un ejército propio, fue la opinión de un amateur de la política. Que el ahorro fiscal que suponía separarse de España compensaba económicamente los nuevos gastos que comportaba un Estado propio, se vio enseguida que era un cálculo errado. El nacionalismo económico fundado en el famoso déficit de la balanza fiscal cada vez se fue pareciendo más al cuento de la lechera. La ilusión que pretendía sustituir a la realidad se fue desenmascarando semana tras semana. La ruptura civil interna asustaba cada vez más. Así se llegó al día de las elecciones: el movimiento nacionalista se fracturó en dos sectores, CiU y ERC, muy difícilmente asimilables. Mas se dejó arrastrar por una manifestación y no supo liderar un movimiento.
Hoy Artur Mas es un líder caído, definitivamente, aunque haya que dar tiempo al tiempo para que esto se cumpla. Pero sería injusto atribuirle a él toda la culpa del fracaso. Ibarretxe fue empujado por Arzalluz, Mas lo ha sido por Jordi Pujol. El viejo líder, que parecía moderado por pragmático pero que en realidad es un fundamentalista, ha auspiciado desde su propia fundación, en sus cartas semanales, que España era un estorbo para Catalunya y que esta debía emanciparse de su tutela. Artur Mas no ha sido un instrumento de los catalanes, como solía decir, sino un instrumento de Jordi Pujol y del núcleo duro de CiU, el llamado pinyol. Una razón más para que haya pasado a ser un líder caído, un hombre sin autoridad, sólo respaldado por quien aún la tiene, el antiguo presidente.
Artur Mas ponía la noche del domingo la misma cara que Ibarretxe cuando descendía de la tribuna del Congreso sabiendo que había fracasado su plan. CiU debería pensar en el recambio, encontrar a su Imaz o a su Urkullu, si quiere sobrevivir. La decadencia electoral del PSC empezó cuando pactó en el año 2000 con ERC. Esto lo deberían tener en cuenta los dirigentes de CiU. Quien se arrima a ERC se quema; quien la quiere imitar, también. Desde el 12 de septiembre pasado Convergència ha querido interpretar el papel de ERC y ha fracasado estrepitosamente. Si ahora se acerca a ella, se quemará. 
No tengo autoridad para hacer recomendaciones a CiU. Pero si la tuviera les diría sinceramente que cambiaran de orientación y de líderes. Líderes que quisieran ser el Bismarck de España y no el Bolívar de Catalunya.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970)


Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970), fue un niño precoz, que sabía leer y escribir perfectamente con tres años. Pasó su infancia y adolescencia en Zamora. Con su primer libro, «Coños» (1995), y los relatos de «El silencio del patinador» sorprendió a la crítica por su poderosa e imbatible imaginación y su audaz uso del lenguaje. En 1996 debutó en la novela con la monumental «Las máscaras del héroe», con la que obtuvo el premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE. En 1997 recibió el premio Planeta por «La tempestad», que fue traducida a una veintena de idiomas y significó su consagración internacional, después de que la revista «The New Yorker» lo seleccionara como uno de los seis escritores más prometedores de Europa.
Su tercera novela, «Las esquinas del aire» (2000) también fue recibida con gran entusiasmo por lectores y crítico, así como«Desgarrados y excéntricos» (2001), «La vida invisible» (2003), por la que recibió el Premio Primavera y el Nacional de Narrativa, y con«El séptimo velo» se alzó con el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León. Fanático de la lectura, «cinéfago» insomne, letraherido impenitente, tsunami literario, columnista de ABC desde hace 17 años, así como de XL Semanal, ha obtenido los más prestigiosos reconocimientos del periodismo literario (Mariano de Cavia, César González-Ruano, Romero Murube), y en sus comienzos barbilampiños en la república de las letras consiguió el Premio Café Bretón de los Herreros de Logroño con una maravillosa semblanza del poeta bohemio riojano Armando Buscarini, el «ángel custodio» de su vocación literaria. Precisamente en el manicomio de Logroño murió Buscarini.
Amante de los subgéneros literarios y del cine de serie B, publicó en colaboración con el dibujante Alfonso Azpiri una novela gráfica de asunto vampírico, titulada «Penúltima sangre». Como libros de artículos ha publicado«La nueva tiranía», «Penúltimas resistencias, una recopilación de sus entrevistas a escritores, y «Lágrimas en la lluvia», artículos sobre cine y literatura.
Cinco años después de su (pen)última novela, Juan Manuel de Prada rompe su silencio narrativo y regresa en todo su esplendor con «Me hallará la muerte» (Destino), una historia de carne y sangre. Un retrato de la España de los años 40/50, que gravita sobre el amor, el egoísmo, la pasión, la traición o el dolor. Antihéroes que anidan en un Madrid burgués y canalla, trapalandranes, que se alistaban en la DivisiónAzul [el contingente español que intenta ayudar a la Alemania nazi a derribar el muro de la Rusia de Stalin] para matar el hambre o huir del desahucio de su alma. Retrato deslumbrante de situaciones y personajes, Prada profundiza en los recodos y rescoldos más escondidos del alma humana para alumbrar la complejidad en la turbamulta.
En plena Gran Vía -Hotel de las Letras, frente a Chicote, a unas cuantas manzanas de Pasapoga- de aquel Madrid canalla y burgués dialogamos con Juan Manuel de Prada, mientras una manifestación recorre las arterias de la ciudad bramando contra los señores de negro de la banca: «¡Tenemos la solución, banqueros a prisión...!», grita extramuros la masa desbocada, mientras nos preparamos para hincarle el diente a «Me hallará la muerte».
¿Los códigos burgueses son mucho más canallescos y farisaicos que los códigos de maleantes, incluso setenta años después de aquella España turbulenta de «Me hallará la muerte»?
-Sí, sin duda. Yo creo que los ladrones, las putas, lo que podemos llamar la hez social -como para sobrevivir tienen que mantener unos vínculos fuertes entre sí-, al final y a pesar de que se dediquen al crimen y a la delincuencia creo que no han perdido la noción de bien moral. Es decir, ellos saben que se dedican al crimen, pero al mismo tiempo para sobrevivir desarrollan unos vínculos fuertes y, al final, se rigen por pasiones elementales, pero verdaderas. Esta conciencia se pierde en el ámbito más burgués, porque llevamos una vida mucho más artificiosa, y entonces al protagonista le ocurre que, cuando se tiene que desenvolver en un medio burgués, de gentes instaladas, -hay personas que no tienen que luchar por la supervivencia-, descubre que su trastienda es mucho más negra que la de los maleantes; descubre que en ellos se dan conductas morales mucho más deplorables.
-¿El dinero corrompe absolutamente?
-Sí, sin duda. El dinero y el ateísmo están íntimamente vinculados. El ateísmo crece en las sociedades más opulentas porque el dinero es un sustituto de Dios. Aquella cosa evangélica de «No podéis servir a los señores» creo que es cierta, es incompatible y, además, el dinero como es un ídolo, es decir, es un simulacro de Dios pues al final crea, para imponer su religión, una pantomima religiosa. El capitalismo financiero es algo grotesco: pensar que el dinero se puede multiplicar por arte de birlibirloque, sin ligazón con la riqueza real. Es decir, que las acciones se pueden multiplicar de hoy a mañana por dos o por diez, sin que la riqueza natural que representa se haya multiplicado. Esto es algo demoníaco, y además un parodia eucarística, o sea, la multiplicación del falso Dios. La proximidad al dinero te aleja de Dios y, por lo tanto, te va encanallando. Y, en realidad, lo que padecemos hoy, que algunos llaman crisis económica y que otros poniéndose más interesantes llaman «crisis de valores» -lo cual resulta más repugnante- es una apostasía. Lo que estamos viviendo son los efectos de una apostasía. De una sustitución de Dios por un sucedáneo, por un simulacro idolátrico.
–«Me hallará la muerte» son tres novelas en un todo, en un tsunami literario y absorbente de 589 páginas.
Juan Manuel de Prada: «Barcelona recibió a la División Azul cantando el Cara al Sol a pleno pulmón»
–La primera sería una novela picaresca; la segunda, sobre la División Azul y el cautiverio de los españoles en Rusia, de supervivencia y aventuras extremas; y la tercera (el Madrid de los años 50), una novela negra, de intriga criminal.
–La historia arranca con dos truhanes, Antonio y Carmen la cigarrera, muy simpáticos, que pueden provocar en el lector cierta identificación.
–Ellos intentan sobrevivir en un momento especialmente duro, en un Madrid recién salido de la Guerra Civil, aún con las heridas abiertas. Antonio, el protagonista, huye de la justicia y se encuentra con una guerra atroz porque el frente ruso ha sido la guerra más cruenta de la historia de la Humanidad, no solamente por el número de víctimas, que es impresionante en ambos bandos —tanto en el Ejército invasor como en el soviético—, sino por el armamento que se empleó, verdaderamente brutal.
–¿Las historias de divisionarios, por trágicas que fueran, no interesaban en ese Madrid canalla de los años 40/50?
–Muchos de los que fueron a la División Azul habían combatido en la Guerra Civil, que fue una guerra de «juguete» al lado del frente ruso. Los combates allí fueron atroces. Los españoles combatieron en un sector muy duro, sobre todo en el momento que retrata la novela: a principios del año 43 fueron desplazados para mantener la línea férrea que unía Leningrado con Moscú. En el invierno las temperaturas eran de hasta 50 grados bajo cero. Pasaron calamidades inconcebibles. Se publicaron muchos libros (el más famoso, «Embajador en el infierno», de Torcuato Luca de Tena).Ese episodio olvidado de nuestra historia lo trato novelescamente, pero con bastante fidelidad a lo que verdaderamente fue en «Me hallará la muerte».
–Sostiene usted que los españoles se comportaron con entereza y heroísmo en aquel imposible frente ruso.
–Los prisioneros españoles fueron tratados como perros, pero mantuvieron la disciplina. Hubo quienes flaquearon, traicionaron –el ejemplo del personaje Camacho en la novela–, quienes previamente desertaron, o los que al ser hechos prisioneros claudicaron y aceptaron las imposiciones de los carceleros convirtiéndose como los capos en los campos nazis. Eso hubo, pero fueron minoría.
–Y hubo quienes jamás cedieron.
–Muy numerosos españoles a quienes se les invitó a renegar de su nacionalidad y, salvo casos excepcionales, no lo hicieron; a quienes se les trató de adoctrinar en el comunismo y, salvo unos pocos casos, no pasaron a los grupos antifascistas, que se llamaban. O sea, que el comportamiento de los españoles en verdad fue muy llamativamente digno. Eso tenía que ver, por una parte, con que los oficiales españoles que fueron hechos prisioneros supieron mantener la disciplina y la unión entre los españoles, y por otra, porque los españoles eran gente sufrida, capaces de soportar presiones y penalidades.
-Antonio, el protagonista de «Me hallará la muerte», comprende recién llegado a Rusia que «los héroes carecían de otro mérito que no fuera evadirse de su propio yo».
-El heroísmo tiene que ver con abandonar el egoísmo y entregarte a una causa. Y a veces ni siquiera se hace por valentía, se hace porque no te queda otro remedio. Imagino que en unas condiciones tan extremas la única manera de sobrevivir a la angustia de aquellos combates tan inhumanos era olvidarte de todo y lanzarte a aquella vorágine de muerte y destrucción. Y eso lo experimenta en la batalla de Krasnigor, -que se describe-, momento en el que tienes que olvidarte de tí mismo: disparar, matar sin odio y morir sin duelo, que es en lo que al final consiste una guerra.
-En su novela hay una sublime reflexión sobre la asunción de la identidad.
Juan Manuel de Prada: «Barcelona recibió a la División Azul cantando el Cara al Sol a pleno pulmón»
-Lo utilizo como mecanismo novelesco. Es una metáfora sobre la dificultad que todo hombre tiene para mostrarse tal y como es. Y sobre la necesidad que todo hombre tiene para mostrarse tal y como es. Y sobre la necesidad que todo hombre tiene de ocultarse o de simular en sociedad. Es decir, la necesidad que todos tenemos para emboscarnos. En la novela hay una reflexión sobre la naturaleza moral de nuestros actos, que es un tema que ronda todo el libro. Los fingimientos, los ocultamientos, las usurpaciones del protagonista, todo eso lo hace porque así cree que va a conseguir un bien.
-¿Haciendo un mal se puede lograr un bien?
-Eso piensa Antonio. Cree que haciendo un mal se puede lograr un bien. Los medios pueden ser malvados, pero el fin bueno. Y esto es falso. Es una idea que ya está muy metida en nuestro tiempo, que a través de unos medios censurables se pueden lograr unos fines loables: es falso. A través de esos medios censurables el fin siempre será reprobable.
-¿Expía Antonio algún sentimiento de culpa?
-Es un pillo arrastrado por las circunstancias, que en Rusia sufre una devastación moral, que le encanalla y se convierte en un agujero negro que irradia nada. Pero hay un repunte de redención cuando vuelve a encontrarse al cabo de los años en Madrid con el mundo que había dejado a principios de los años cuarenta personificado en el personaje de Carmen. Al final no es capaz de renunciar a las malas artes. Él sigue creyendo que a través de un mal puede conseguir un bien.
–Antonio, el personaje central, es pues un trapalandrán.
–Esa palabra la usaba mi abuelo. No la he visto en ningún diccionario. Es un maleante, un superviviente. Logra sobrevivir en Rusia a costa de claudicar.
–¿A costa de traicionarse a él y a los demás?
–Sí. Y luego vuelve a España, y aquí tiene que volver a sobrevivir metiéndose en unos líos tremendos.
-¿Si hoy, como usted dice, nos gobiernan los «hijos del franquismo» por qué han traicionado al padre?
-Porque siempre están con el que manda. Es decir, yo creo que hay algo en la España contemporánea terrible, de sumisión al poderoso, en este caso se transforma en sumisión a un sistema de dominio de una plutocracia. Y entonces hay unas castas, unas oligarquías, que a cambio de disfrutar de los beneficios que da esa plutocracia alcanzan una hegemonía política, y eso es lo que creo que hoy estamos padeciendo. En el fondo, yo soy muy crítico con el trasvase que se produjo desde el franquismo a la democracia. Soy muy crítico porque lo que estamos viviendo hoy es una época de injusticia social extraordinaria, que no encontramos en ningún momento del franquismo, en donde los trabajadores que eran despedidos recibían unas indemnizaciones que hoy ni siquiera serían imaginables. Y en donde el capital no podía llegar a los abusos a los que ha llegado hoy. Es decir, las empresas están realizando despidos masivos mientras hay una casta de directivos, que cobran unas cantidades absolutamente enloquecedoras. Cada uno debe cobrar por las responsabilidades que asume, y en ese sentido yo no soy igualitarista.
-¿Por qué?
-La condena que la Iglesia hace al comunismo no la hace porque el comunismo sea un sistema económico mejor o peor, sino porque se da cuenta de que el comunismo no es solamente un sistema económico, el comunismo es una antropología; es una visión materialista del hombre, que desespiritualiza al hombre y lo destruye. Entonces, la Iglesia lo condena. La Iglesia no condena al capitalismo porque la Iglesia dice que el capitalismo es solamente un sistema económico, y esto es mentira. El capitalismo es también una antropología, y nos ha llevado a lo que tenemos. Chesterton lo vio perfectamente. En la época en la que se está condenando al comunismo, en los años veinte, se da cuenta de que el capitalismo no es un sistema de organización, sino que es una antropología, una visión del hombre. Y esa visión del hombre es la que ha triunfado y la que ha llevado a la situación presente.
–¿La España de aquellos años cincuenta era una España de «carroñeros sin remedio»?, como dice otro personaje de su novela «Me hallará la muerte», Cifuentes.
–Cifuentes encarna el falangismo más irredento, más ortodoxo, que consideraba que Franco había traicionado los ideales primeros de la Falange. Hubo un sector de falangistas que así lo pensó. Entonces, yo creo que esta es una de las originalidades de la novela: que la visión que se ofrece del franquismo no es ni la visión «demócrata» desde la superioridad moral, ni es la visión franquista más o menos complaciente. Es la visión crítica de este personaje —el único político desde la novela— desde la falange más acérrima. Cifuentes denuncia una serie de cuestiones que son verdaderas: es decir, el Gobierno español en ese afán de aperturismo hace una serie de concesiones a las grandes potencias de la época, que se traducen evidentemente en un alejamiento cada vez mayor de los postulados de la Falange.
–¿Traicionó Franco los ideales de la Falange?
–En algunos puntos los «traicionó», ciertamente. En la novela hay una visión poco complaciente de los democristianos y de los tecnócratas, pero creo que hay cosas en las que no traicionó. Por ejemplo, Franco tuvo muy claro que la única manera de hacer de España un país habitable era mediante la protección del trabajador. O sea, el nivel de justicia social que había en España era muy alto comparado con el que tenemos hoy. En este sentido, creo sinceramente que Rajoy debería aprender un poquito de Franco, sí, porque creo que Franco tuvo la inteligencia de darse cuenta de que España era un polvorín, y que la única manera de que España no volviera otra vez a la greña era crear unas clases medias.
-¿De qué modo?
Y para crear unas clases medias la única forma que tienes es mediante una legislación laboral muy proteccionista del trabajador. Y, en general, todo orden económico que aspire a ser estable y a no disolverse en revolución tiene que proteger al trabajador. Y esto es lo contrario de lo que hacen nuestros gobernantes, que para sostener un orden económico injusto lo que hacen es erosionar la posición del trabajador y, por lo tanto, destruir las clases medias. En España, el gran drama es que estamos asistiendo a una destrucción de las clases medias. La única manera de salvar la situación sería proteger los puestos de trabajo que todavía no se han destruido y garantizar un nivel adquisitivo a los trabajadores. Y en ese sentido yo creo que Franco fue, dentro de ese pragmatismo que le caracterizaba, muy inteligente: es decir, se dio cuenta que llegaba un país destrozado, después de la guerra, y ¿cómo puedo conseguir que España no vaya a vivir en un estado permanente de guerra?: legislación laboral proteccionista y creación de una clase media. Hay datos implacables: un trabajador que era despedido en los años setenta recibía 90 días de empleo y sueldo por año trabajado. Es un dato real. La dura realidad es que las circunstancias económicas han ido erosionando la posición del trabajador. Y Franco actuó con gran inteligencia política. Hoy, nuestros gobernantes se han convertido en marionetas de Bruselas: burócratas, que trazan gráficos y estadísticas en una tableta. En el español la sombra de Caín vaga errante, y España es un país peligroso, donde los odios atávicos perviven, y donde ciertas medidas económicas y sociales si las hace la izquierda pues hay gente que por interés ideológico las perdona, pero si las hace la derecha sirve para exacerbar los odios. España ha sido turbulenta siempre, porque el temperamento español es un temperamento apasionado. Y entonces yo creo que en ciertas medidas sociales y económicas la derecha debería ser muy cautelosa.
Juan Manuel de Prada: «Barcelona recibió a la División Azul cantando el Cara al Sol a pleno pulmón»
-¿Hubo de todo, como en botica, entre quienes se alistaron a la División Azul y retornaron con el alma hecha jirones?
-Hubo republicanos que se alistaron en la División Azul, por muchas razones. Para evitar castigos, para rehabilitarse, incluso para ayudar a sus familias, y otros para desertar: una vez en el frente pasarse a las filas soviéticas. Hubo de todo. Esto ocurrió en las últimas levas. El primer reclutamiento de la División Azul son voluntarios anticomunistas, mayormente falangistas. En ese momento, Franco se da cuenta de que la División Azul es la mejor manera sin comprometer al Estado -logrando que se mantenga neutral- de conseguir una ayuda a Alemania, que se le debía de la Guerra Civil.
-¿Cómo recibió España a los supervivientes?
-En 1954, el «Semiramis» atraca en el puerto de Barcelona con los españoles supervivientes del gulag soviético. Barcelona recibió a los divisionarios de la División Azul cantando a pleno pulmón el Cara al Sol. Esta es la realidad de España, y querer ocultar las cosas... A ningún barcelonés nadie le puso una pistola en el pecho para obligarle a cantar el Cara al Sol. Dejémonos de historias raras. España es hija de su historia, y la historia ahí está. Ese recibimiento que se le da a los repatriados se puede ver en el youtube, que es una especie de No-do de nuestros días».
-¿Barcelona era una ciudad franquista?
-No. Barcelona participó de lo que fue nuestra historia, y allí convivieron personas a quienes el régimen franquista les parecía bien, mal, medio bien y medio mal. La realidad es que durante el franquismo Cataluña y Barcelona fueron muy mimosamente tratadas por el Gobierno de Franco por muchas razones: porque consideraba que el temperamento emprendedor del catalán merecía una recompensa, pero también porque consideraba que Cataluña tenía que ser bien tratada para que no aflorasen estas tendencias disgregadoras. En «Me hallará la muerte» reflejo lo que fue ese recibimiento apoteósico, como por otra parte es natural, ya que se trataba de unos muertos que volvían a la vida, después de trece años en los campos de trabajo soviéticos.
-¿Y cómo les recibe el Gobierno de Franco?
-El recibimiento que les da el Gobierno es ambiguo.
-¿Tal vez frío?
-Tampoco. Sería yo injusto si lo dijera así. Digamos que Franco no se quiere mojar del todo. Por una parte, mostrar a unas personas que han sufrido el ensañamiento del comunismo es provechoso para España porque en ese momento la guerra fría está en su mayor esplendor. Y las potencias occidentales consideran que el enemigo es el comunismo. Pero al mismo tiempo, claro, los divisionarios habían combatido al servicio de Hitler, habían jurado fidelidad a Hitler, con lo cual eso también resultaba difícil. Es muy ambivalente la posición que se mantiene con ellos: en líneas generales es llamativo que, a pesar de que el recibimiento que se les da es apoteósico, y que en la Prensa se publica mucho de ellos y se escriben libros, es un episodio sobre el que cae el silencio.
¿Tal vez porque la División Azul se convirtió en un lastre oneroso para Franco?
–En contra de las pretensiones que existen hoy de cierta escenografía un poco chunga, Franco nunca fue un «fascista», ni mucho menos un nazi. De alguna manera, adhiere o incorpora la ideología falangista, que era una versión castiza y suavizada del fascismo, pero con peculiaridades muy españolas. La Falange es un ente de razón, no es algo que exista realmente, sino que es algo que aglutina a gente de tendencias muy diversas. Y el temperamento español es absolutamente ajeno a todo lo que tenía la ideología nazi de pagano, etc.... Cuando al capitán Palacios, en la novela de Torcuato Luca de Tena, los soviéticos le hacen prisionero y le preguntan por su filiación, él contesta: «Católico, apostólico y romano». Los españoles que van a la División Azul eran católicos, apostólicos y romanos. Entonces, ese intento de presentar a Franco como un dictador de tipo fascista es un poco absurdo. Franco es un militar, autoritario, extraordinariamente pragmático.Cuando se da cuenta de que Alemania está perdiendo la guerra da instrucciones a su diplomacia de aproximarse a los aliados. Y a sus ministros. Hay un cambio de rumbo. Serrano Suñer desaparece del mapa, es destituido, y el Gobierno español intensifica sus contactos con los aliados. Franco mantiene una correspondencia directa con Churchill, y la diplomacia española tiene relaciones con la británica, y americana. La División Azul se convierte en un impedimento en esa pretensión del régimen de hacerse aliadófilo. Y la División Azul será desmantelada.
-¿Se va a romper España por Cataluña?
-España nació con una razón de ser, que se la dio su fe.Y España se construyó sobre esa razón de ser. Y desaparecida esa razón de ser, o expulsada del ámbito político, del ámbito público, pues igual que España se construyó, España se destruirá. A España ya solo le queda deshacerse. Las religiones fundan las civilizaciones, las religiones vertebran a las naciones y a quienes hacen ese proyecto político, social, etc... les dan una razón para vivir. Y cuando eso desaparece a las naciones no les queda más que descomponerse. El separatismo es un subproducto político del liberalismo. Y es llevar el liberalismo, la soberanía popular y el concepto de nación liberal hasta el extremo. Cataluña se separa porque es el efecto inevitable de una España que ha perdido su razón de ser. Y cuando eso desaparece a las naciones no le queda más que descomponerse.
-«Me hallará la muerte» se sumerge en el Madrid de Pasapoga, que congregaba a terratenientes en noches de farra, actores de bigotillo perfilado y talle juncal, jerifaltes del Régimen con el bálano embravecido, y coristas estrepitosas de lentejuelas y muslamen. El Madrid de Antoñete y Rafael Gil, y Pablito Calvo y Amparo Rivelles o Aurora Bautista. Y de Ava Gardner, que una noche entró con gran alboroto general, «con ganas de empalmar la resaca del año que fenecía con la borrachera del año entrante...».
-Pasapoga, un lugar emblemático. Pero es el Madrid de las estrellas de Hollywood, con Ava Gardner, borracha siempre; es el Madrid que tiene ese componente todavía castizo, o inlcuso solanesco de Gutiérrez Solana. Era un Madrid donde ya está todo el contagio americano...Pero no es ese Madrid tan sombrío o tan desértico como ese Madrid del millón de muertos del que hablaba Dámaso Alonso. El Madrid de los años cincuenta es muy interesante, porque todavía subsiste el viejo Madrid, pero cada vez es un Madrid más homologado a las grandes capitales europeas, que es un Madrid del que el protagonista abomina porque le resulta un Madrid horroroso.
-Y ¡cuánta razón! le asiste a su protagonista.
-De alguna manera, sí, porque en esa época es cuando España empieza a dejarse colonizar por las modas foráneas, por los usos extranjeros, y poco a poco esa colonización llega hasta hoy, donde finalmente han logrado destruir nuestras tradiciones, que es algo trágico y patético. Ver a la juventud española danzando en la fiesta de todos los santos es patético. Es triste porque es un pueblo sin historia, un pueblo reducido a papilla. Es algo repugnante. Se han convertido en siervos de Nueva York, Bruselas, Berlín...Nos han convertido en papilla humana, y estamos tan felices y tan contentos.
-Érase, pues, un Madrid de clases medias, que disputaban las migajas del festín que se embaulaban los chupópteros del Régimen, que había logrado convencerles de que la felicidad se hallaba en hipotecarse de por vida para adquirir un piso en aquella colmena. El desahucio del alma.
-En ese momento, en España empieza a haber cierta riqueza y se va generando una clase media y, claro, la clase media siempre se distingue por querer emular a los ricos. De forma menesterosa. Pero, bueno, eso que el protagonista ve con desprecio de alguna manera es un motor para la supervivencia. Las opiniones de los personajes de mis novelas no son las mías propias, pero sí que hay una transformación en España, que le permite a nuestro país salir del agujero económico y que al mismo tiempo va a ocasionar que España pierda ciertos rasgos de su identidad, de su temperamento, de idiosincrasia. Bueno, ahí habría mucho que discutir hasta qué punto fue positivo y hasta qué punto no lo fue.