La función que el Estado ha cumplido
frente a la comunidad y al sistema ha
sido histórica1
, marcada siempre por su
mayor o menor grado de injerencia en
la vida privada de los hombres.
Interventor o no interventor. Para Adam
Smith lo fundamental es que el Estado
no intervenga en la economía, solo que
cumpla sus cometidos esenciales de
defensa, seguridad y justicia, y excepcionalmente
la construcción de las grandes
obras públicas. Es la idea de la doctrina
liberal clásica, de la que uno de sus
fundadores es precisamente el escosés.
Para precisar, “… por liberalismo se
entiende una determinada concepción
del Estado, la concepción según la cual
el Estado tiene poderes y funciones
limitados, y como tal se contrapone tanto
al Estado absoluto como al Estado que
hoy llamamos social…”2
.
El papel liviano que Smith le atribuye
al Soberano3
, para que una sociedad esté
bien gobernada y sus miembros ejerzan
plenamente su libertad natural,
indiscutiblemente es la base fundamental
del desarrollo integral del liberalismo
económico a ultranza, como él lo
expone, pero no de la persona como ser
humano que tiene sus propias
condiciones, convicciones y que busca
realizaciones particulares.
Es contundente y clara la postura teórica
de Smith: las tareas básicas del Estado,
para que se combine el buen gobierno y
la libertad natural, son, en su orden, la
guarda de las fronteras, seguridad
interior y la justicia, y la construcción
de las grandes obras públicas, que
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