jueves, 27 de febrero de 2014

Jordi Pujol Ferrusola

La afición de Jordi Pujol Ferrusola porción Los Coches de alta gama y Por El lujo es popularmente Conocida, Pero  el Alcance de Su fortuna  y El Camino Andado del hasta conseguirla hijo Aun Una incógnita. Y en la ESO no está el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, investiga Que al primogénito del expresidente de la Generalitat una exnovia Raíz De Una denuncia presentada porción do, María Victoria Álvarez.
La Primera Cifra la aportó la ONU Informe fiscal Que acredito Que Movio 32,4 Millones de euros Entre Los Años 2004 y 2012. Lo Hizo en 118 Transacciones Entre España y trece Païses de tributación REDUCIDA. Despues de supo sí, Segun Revelo ABC, Que Jordi Pujol Ferrusola Llegó A Ganar Más de 12,7 Millones de euros En Una Única Operación estafa uña de soste Empresas, Iniciativas de Marketing i Inversions, PESE una Cuenta Que ONU de la estafa Único Empleado: su exmujer.  
Ahora, el juez QUIERE sable TODO lo Relativo una exmujer las Finanzas del primogénito del expresidente y de su, a La Que es emitido auto ONU El Día 18 De febero imputación Por Un Delito De Blanqueo De Capitales . Ademas, en ESE Mismo Escrito solicitación Una Amplia serie de diligencias encaminadas a study las Operaciones Financieras Realizadas del tanto porción Jordi Pujol Jr. porción de Como do exesposa, Mercedes Gironés. 

Ferrari Testarrossa

Para EMPEZAR , de pide a la Dirección General de Tráfico (DGT) el historial completo de Transferencias de Seis Vehículos Que podrian servicio o Haber Sido de do Propiedad. No Se Trata de utilitarios corrientes, sino-de Coches de lujo de las Siguientes Marcas: Porsche, Lotus, Jaguar, Mercedes Benz y Ferrari , en concreto sin Testarrosa.  
Ademas, RECLAMA Que se tome DECLARACIÓN testifical una los Vendedores de Vehículos organismos europeos de normalización. Estós Seis Vehículos hijo solo algunos de los MUCHOS Que Han Pasado Por Las Manos Pujol Ferrusola, aficionado a Los Coches de lujo y also a la VELOCIDAD . De Hecho, sí la ha de Visto Participar en Importantes carreras, de como el Dakar. 
Las pesquisas del juez INCLUYEN Una serie de Requerimientos a Entidades Financieras. En concreto, Ruz sí ha Dirigido a BBVA, Santander, Finanzas e Inversiones SA, Credit Suiss y Banca Edmond de Rothschild Para Qué le remitan los CONTRATOS de Apertura, las Cartulinas de Firmas y los Extractos de Movimientos de Más de veinte Cuentas vinculadas y un Empresas Relacionadas estafa exmujer do , Mercedes Gironés, y Personales de Jordi Pujol Ferrusola. 
En la ESA Misma Resolución, en La Que el juez aprueba la tramitación de la alcaldía a instancia de parte de las diligencias solicitadas a los finales de diciembre Por La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF), sí Dirige also a la Dirección General del Catastro párrafo CONOCER el domicilio fiscal de Jordi Pujol Ferrusola, Como ASI Los Cambios De titularidad de Sus Viviendas Durante LOS ULTIMOS Jahr.  
Ademas, Requiere Información de las Naciones Unidas un notario Sobre la compraventa de una Propiedad ya la ONU administrador mercantil Sobre la compra de dos fincas rústicas en Gerona. De Finalmente, pide de un Una serie de empresas Que Que le informen «a la alcaldesa brevedad» Sobre los Servicios recibidos TODAS De Las Empresas vinculadas y una exesposa Pujol y su.

lunes, 24 de febrero de 2014

Barcelona, capital del primer proyecto hispánic

Barcelona, capital del primer proyecto hispánico

La primera corte del reino de España se constituyó en Cataluña hace 1.600 años

Ataúlfo y Gala Placidia podrían considerarse como los fundadores del primer intento de un reino godo en Hispania, como unidad política independiente de Roma y, por tanto, como los primeros reyes españoles. Su intento acabó consolidándose, tras el reino de Tolosa, en el gran Reino godo de Hispania, con capital en Toledo. Atúlfo no logró verlo, pero sí Gala Placidia, emperatriz viuda de Roma, al igual que Eurico regresaba a Hispania.
El hecho de que no llegasen a ver consolidado el primer intento de dar un reino fijo a los godos en Hispania, no resta menos valor histórico a su gesta. Así, una buena parte de la historiografía considera a Ataúlfo y Gala Placidia como los primeros reyes, no sólo porque están en las listas de reyes hispanos en primer lugar y aparecen en innumerables gravados y cuadros de temas históricos, sino porque los historiadores los consideran unos personajes clave en la historia de España.
El romance de novela entre Ataúlfo y Gala Placidia acentuó su carácter de mito, pero no por ello dejan de ser figuras reales que merecen un mayor reconocimiento y cuya gesta se debería tener más en cuenta de cara a una celebración el año que viene de la creación de España como reino. Si el 415 es el año que en Barcelona ponen la primera piedra del reino godo de España, el 2015 se cumplirá el 1.600 aniversario.
Así, los datos reales son que en el 415 instauran su primera corte en Barcelona con el acuerdo del Emperador Honorio de Roma y el proyecto que iniciaron acabó consolidándose, muchos años después, tras muchos avatares, territorios cambiantes y guerras. Con Ataúlfo y Gala los Godos como pueblo, que llevaban vagando por toda Europa desde hacía muchas generaciones en busca de un lugar donde asentarse, logran por fin encontrar su sede definitiva, por la que sin embargo aún deberán luchar unos años más.
Ya se desee considerar el nacimiento de España como unidad política independiente en el 415 o más tarde con las incursiones de Eurico, a caballo entre la Galia e Hispania o, incluso con Leovigildo en Toledo, lo cierto es que España nace como reino de los Godos y lo hace siglos antes de la creación de entidades hispánicas como Castilla, Cataluña, León o Aragón, productos de los avatares, circunstancias y dinastías de la reconquista cristiana, que buscaban la restauración del reino de España.
Los «spagnuls» de Cataluña
La huella de los godos en toda España y especialmente en Cataluña es indeleble. Están en el imaginario colectivo, en el arte, como la sede episcopal de Egara (Terrassa) y tras magníficas iglesias, los restos de la primera catedral de Barcelona, e incluso aun en el derecho catalán, en el que se encuentran figuras de clara influencia del derecho godo.
La nobleza hispano Goda y las familias patricias son las que darán continuidad, tras la invasión musulmana del 711, a la transición y paso de lo que hoy es conocido como Cataluña. Es en la época carolingia en cuya marca Hispánica verá los albores de lo que mucho más tarde será Cataluña. Sus habitantes cristianos y aliados del rey franco contra los invasores musulmanes eran llamados por los francos «les spganuls». En esa continuidad destaca la familia hispano goda de Wifredo el Velloso que bajo los reyes carolingios consolida su dinastía condal. Muchas de las familias de la alta nobleza catalana medieval se preciaban de tener origen godo. Fuera ello o no cierto en todas, lo que demuestra es el interés legitimador y de prestigio que ellos veían de fundar sus raíces en el reino godo de Hispania.
Los godos encuentran su tierra soñada
Un pueblo en busca de una tierra hasta que la encuentra definitivamente en Hispania. Pueblo de la zona del Báltico, hacia el siglo III estaban en la zona de la actual Ucrania formando dos reinos: visigodos y otrogodos. Pueblo con empuje, iba invadiendo diferentes zonas del Imperio.
Por esa presión, el emperador Aureliano les cede Dacia en el 271, zona al norte del Danubio con el Mar Negro a su derecha, más o menos la actual Rumanía y Moldavia, convirtiéndolos en colaboradores ocasionales del emperador romano.
En el 332 el emperador Constantino los eleva a reino federado con Roma, época en la que se convierten al cristianismo, en su herejía arriana. De Dacia pasan a Transilvania y de allí a la zona entre los ríos Danubio y el Dniester y los ostrogodos entre el Dniester y el Don.
Por la presión y derrota de los Hunos en el 377, los pueblos godos piden establecerse al otro lado del Danubio, en territorio romano. Allí empezaron los roces con quejas contra el Imperio por el trato recibido. Empiezan a invadir regiones del Imperio y se van instalando de forma precaria. Tracia, Panonia, y acaban derrotando al emperador Valente en Adrianápolis 378. Esta derrota es el punto de inflexión ya que se dan cuenta que el imperio ya no tiene capacidad de reacción ni de rehacerse.
Alarico, rey de los Godos ayuda al emperador Teodosio (padre de Gala) y reclama ser nombrado Magister Militum, un alto cargo militar del imperio. Ni Teodosio ni sus hijos Arcadio y Honorio, que dividen el imperio entre oriente y occidente, se lo conceden.
Barcino ofrece seguridad
Ataca Constantinopla en el 397, se instalan en Ilira, hoy Albania y ex Yugoslavia, pero ya inquietos tenían otras ideas. En el 408 se establecen en Toscana. Roces con el Senado y diferencias irreconciliables con el Emperador Romano de Occidente , Honorio, hace que los Godos impusieron un breve «anti» emperador Átalo y tomaran Roma en el verano del 410, haciendo prisionera a la princesa Gala Placidia, hermana de Honorio. Tras arrasar Roma, se dirigen al sur con la intención de ir a las provincias romanas de África, el granero del Imperio. A fines del 410, muere Alarico y le sucede Ataúlfo.
En tres largos años los godos van aun buscando una tierra y se instalan en la Galia. Se casa Ataúlfo con Gala en el 414. Se instalan en Burdeos, emplazamiento bastante inseguro para el pueblo. En el 415 deciden, por acuerdo con el emperador Honorio, instalarse en Barcelona con el objeto de, como reino federado, expulsar a los invasores de las provincias romanas de la Península, los suevos, vándalos y alanos.
En el 418 y con el acuerdo con Roma se trasladan a la zona de Aquitania y fundan el reino de Tolosa. Ya en el 454 los godos empiezan a establecerse de nuevo en la Tarraconense al mando del rey Eurico y ya no sólo por acuerdo con el Emperador, es una segunda fase del asentamiento de los Godos en Hispania. Este paso a la Península se consolida definitivamente al caer el reino de Tolosa a manos de Clodoveo Rey de Francos que toma Tolosa en el 508. Tras un ligero interregno Leovigildo logra establecer y consolidar un reino godo definitivo en Hispania, con corte en Toledo.
Invasión musulmana
La historiografía española tiene una deuda con la fascinante época goda, la menos desarrollada frente a otras épocas que han causado más interés. La gran sociedad y cultura godas, que con el tiempo se mezcla con la romana de la península, dio grandes figuras del pensamiento, santos y magníficos edificios, todo ello truncado con la invasión musulmana.
La importancia del reino Hispánico de los Godos, tratado entre otros por Ramón de Abadal y de Vinyals ha suscitado la investigación por parte de los historiadores europeos del periodo romano. Sin duda hay que estudiar más el paso de la entidad de tipo «provincia» romana a la entidad de tipo «reino independiente» federado con Roma.
Como dice Abadal, la diversidad étnica, cambios de frontera, no desmerece que se considere al reino godo de Hispania la primera realidad política de unidad que no volverá a consolidarse de nuevo hasta el matrimonio de los Reyes católicos, en el que se refuerza el camino al Estado moderno y a la monarquía única.
Esta apreciación nos debe hacer pensar en valorar y estudiar más la presencia goda en España. El gran legado artístico, legal, social, literario y hasta político, merecería un tratado en sí.
Roma entregó Hispania
El nuevo reino de Hispania resolvía dos grandes problemas para el acosado imperio, recientemente dividido en dos: Oriente y Occidente. Por un lado, encargaban al pueblo godo la expulsión de Hispania de los invasoresSuevos, Vándalos y Alanos a cambio de obtener su anhelado reino y, por otro lado, dando Hispania a los Visigodos, Roma se deshacía de su permanente amenaza. Los Visigodos habían invadido el imperio y la misma Roma, que saquearon e incendiaron en el año 410, al mando de Alarico.
Los godos invadían con su pueblo a cuestas en busca de un establecimiento que hacía años reclamaban al imperio, creando serios problemas, arrasando cosechas y ciudades para su mantenimiento. Intentaron su establecimiento en la península itálica y en el norte de áfrica, granero del imperio, lo que hubiera sido letal para Roma. Hispania era la solución mejor para ambas partes.

sábado, 15 de febrero de 2014

Manuel GIRONA AGRAFEL 1817-1905

Manuel Girona Agrafel (1817-1905) nació en Barcelona y con 16 años abandonó sus estudios para dedicarse a los negocios. Fundó y dirigió el primer banco privado español, el Banco de Barcelona. Lideró la construcción de infraestructuras clave como el Canal de Urgel o el Ferrocarril Barcelona-Granollers y Barcelona-Zaragoza. Fundó la Compañía de Tabacos de Filipinas y el Banco Hispano Colonial. Derramó su empuje emprendedor por toda España y cofundó junto a su hermano los Altos Hornos de Vizcaya y el Banco de Castilla.
Aportó su dinamismo también a la política: fue alcalde de Barcelona -consiguiendo reducir su abultado déficit-, diputado por Seo de Urgel y senador vitalicio. Si bien sirvió en política no quiso nunca servirse de ella ni someterse a ella y declinó la oferta de Cánovas del Castillo para ser Ministro de Hacienda al no garantizársele plenos poderes.
Parte de lo que hoy identificamos como la “sociedad civil catalana” fue creada, impulsada o ideada por él hace 150 años: fundó y dirigió la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona, participó en la construcción del Gran Teatro del Liceo, presidió el Ateneo barcelonés, fue Comisario Regio (a su entera costa) de la Exposición Universal de Barcelona en 1888 y sufragó la construcción de la fachada de la Catedral.
Fue un personaje singular y popular, con una personalidad que los norteamericanos calificarían como “larger than life”, un gigante de la burguesía catalana, dinámico, ambicioso, pragmático y filántropo. Lo llamaban “el gran impulsor”. Con él y tras él llegaron muchos más. Ellos asentaron una sociedad civil emprendedora, valiente y abierta que hizo de Barcelona y Cataluña la locomotora de España. Ese ha sido en los últimos 200 años el único y verdadero hecho diferencial catalán 
Hoy la sociedad civil no existe en Cataluña. La Cámara de Comercio, la Feria, las Patronales y Sindicatos, los clubes deportivos, los medios de comunicación, las escuelas y hasta el Liceo están sometidos a la clase política catalana. Unos impuestos desorbitados y una opresiva maraña legislativa, dopados ambos por una absorbente ideología nacionalista obsesionada con el control social, han proporcionado a los políticos un poder casi absoluto inédito en el resto de España.
La burguesía catalana, ya residual, minimizada, casi toda rentista, dividida, desarticulada y sin líderes ni ambiciones, ha renunciado a conformar Cataluña y se limita a seguir la consigna política del momento. Sus escasas actividades se reducen a ágapes privados en los que ya nada se decide. Ni siquiera los empresarios de éxito actual y porvenir asegurado se atreven -salvo contadas excepciones- a decir lo que piensan ni a defender sus intereses con claridad. Ninguno quiere subir a cubierta y tomar el timón.
Entrado ya el siglo XXI, la región donde nació la industria textil y en la que sus clases medias se identificaron con el botiguer, ha tenido que ver cómo un gallego (Zara) y un valenciano (Mercadona) le pasaban la mano por la cara. La sociedad civil, antaño fresca y vibrante, ha muerto. La ha matado el nacionalismo.Descansi en pau.
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1 respuesta

  1. No hace falta que nos traslademos a 150 años atrás….. por mi profesiones, he conocido durante 45 años a la Sociedad emprendedora Catalana, Vallesanos , del Llobregat, Barceloneses, etc.etc. he vivido 3 crisis muy de cerca y pocos han tirado la toalla ante las mismas, se reunían los del Bajo Llobregat, para acometer reformas y hablar con sus competidores y amigos y buscar soluciones etc… siempre ha sido una sociedad viva…, pero desde los años 90, ya las conversaciones, eran entrecortadas, si tocabas el tema político, te decían… de aixó no parlem ,ya empezaban a sentir miedo si expresaban su opinión, se han vuelto un sector secuestrado, por temor a las denuncias de sus ideas a la clase política catalana y con los años, los miedos han ido creciendo….yo, por suerte he podido volver a mi tierra andaluza, donde puedo expresarme libremente sin censura….. Pobres empresarios Catalanes donde les han hecho llegar….

lunes, 10 de febrero de 2014

Errores en 1714

Qué habría votado yo en 1714

Publicado por  el feb 10, 2014
Lo dijo Albert Rivera el sábado pasado en La Coruña: “mucho hablar del derecho a decidir y mucho hablar de 1714, pero, ¿quién tenía derecho a decidir nada en aquella época? ¿Quién votaba?” Pues tiene toda la razón. ¿De verdad quieren retrotraerse del estado histórico de ciudadanos al de siervos?
Lo cierto es que las decisiones, por lo demás desastrosas, tomadas por los dirigentes catalanes de la época en 1714 se tomaron sin el menor refrendo democrático. Que entonces no se estilaba mucho pero es que además en este caso cuanto menos reflexionara el pueblo sobre lo que le estaba pasando, mejor. A saber: preclaros líderes se equivocan primero de pretendiente al trono de España y, una vez ha quedado claro que es Felipe V o nada, pues ellos erre que erre, apasionadamente a por la nada.
La nada para ellos, se entiende. Porque todos ellos se murieron en la cama o vieron los toros desde cómodas barreras muy alejadas de la zona de conflicto implacablemente batida por las tropas del por lo demás excelente duque de Berwick, antepasado de Winston Churchill y de nuestra duquesa de Alba. Era el pueblo el que sangraba, lo perdía todo y moría en el famoso Fossar de les Moreres, mientras los Artur Mas y los Oriol Junqueras de turno hacían como los de ahora, tirar la piedra y esconder la mano.
Seguramente a los catalanes de la época también les contaron que España les robaba y no sé qué más para justificar aquella carnicería suicida en la que ningún gobernante serio habría embarcado jamás a su pueblo de preocuparse mínimamente por él. El famoso Decret de Nova Planta fue no sólo el resultado de una monumental derrota. Fue la consecuencia lógica de una todavía más monumental irresponsabilidad histórica, de una gigantesca metedura de pata. Y ya se sabe aquello de que los errores de los cocineros se tapan con salsa, los de los arquitectos con flores, los de los médicos con tierra…y los de los políticos con odio.
Yo en 1714 habría votado por remover inmediatamente del poder catalán a todos estos brutos y por restañar cuanto antes las estúpidas heridas con Castilla y por dejar de regalar tierra y fuerza a los franceses sólo para quitárselas a España. Habría votado por oxigenar el sofocante medievalismo y menestralismo de la época, por dejar que corriera el aire, como efectivamente corrió (junto con más sangre, para qué nos vamos a engañar) con una Revolución Industrial que llegó antes a Cataluña, entre otras cosas, porque el Decret de Nova Planta sacudió las castas viejas y ayudó a emerger a las nuevas. ¿Que lo hicieron por hacer un favor a Cataluña? No, claro que no. Pero desde el momento en que acabó teniendo algún impacto positivo, seguro que lo de antes tampoco era tan ideal.
Resumiendo, que la historia se repite, esperemos que no al pie de la letra. Esperemos que no sea verdad el dicho catalán de que com més anem, menys valem (cuanto más andamos, menos valemos).

El Declive Gallego

La memoria es corta. Tendemos a interpretar el pasado filtrándolo por el tamiz de lo que vemos en el tiempo presente. Si en una charla de cafetería preguntásemos cuál de estas dos regiones, Cataluña o Galicia, contaba con más población en el siglo XVIII, indudablemente la mayoría de los parroquianos nos dirían que Cataluña, pues hoy la comunidad mediterránea aventaja a la atlántica en 4,8 millones de habitantes. Sin embargo, lo cierto es que en 1787 Galicia tenía más población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a 802.000 catalanes. Los saludables datos demográficos del confín finisterrano eran además un síntoma de pujanza. En el siglo XVIII algunos pensadores ilustrados presentaban a Galicia ante otros pueblos de España como un ejemplo de sociedad bien articulada económicamente.
Bendecida por un clima templado y con generosos dones naturales, ya bien conocidos desde los romanos, buenos amigos de su oro y su godello, entre 1591 y 1752 se estima que Galicia duplicó su población. Su éxito se basaba en una agricultura autosuficiente, que recibió un empujón formidable con la perfecta y temprana aclimatación del maíz a los valles atlánticos. Pero había más. Una primaria industria popular, cuyo mejor ejemplo era el lino. Y también, claro, los recursos de las salazones de pescado, donde tanto ayudaron empresarios catalanes; la minería, las exportaciones ganaderas, el comercio de sus puertos… Todo ese edificio gallego, tan perfectamente ensamblado durante siglos y triunfal en el XVIII, entrará en crisis súbitamente en el XIX y se vendrá abajo. Fue un colapso de naturaleza maltusiana (Galicia se torna incapaz de atender las necesidades que genera su bum demográfico) y da lugar a un éxodo de magnitudes trágicas: desde finales del siglo XVIII hasta los años 70 del siglo pasado se calcula queun millón y medio de personas huyeron de la miseria de Galicia. Buenos Aires fue durante largo tiempo la segunda ciudad con más gallegos y ese gentilicio todavía es allí sinónimo de español.
¿Por qué se hunde Galicia en el siglo XIX? Porque decisiones políticas externas voltean su modo de vida tradicional. La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Los nuevos impuestos del Estado liberal, que sustituyen a los eclesiásticos, obligan al campesinado a pagar en líquido, en vez de en especie, y lo acogotan. Aislado del milagro del ferrocarril, el Noroeste languidece, lejano, ajeno a los nuevos focos fabriles, establecidos en Cataluña, con su monopolio de la industria del algodón, y en el País Vasco, cuya siderurgia pasa a ser también protegida como empresa de interés nacional.

Stendhal ante el proteccionismo

El declive de Galicia en el XIX coincide con el espectacular ascenso de Cataluña, debido al ingenio y laboriosidad de su empresariado y a su condición de puerta con Francia. Pero hubo algo más. En su Diario de un Turista, de 1839, Stendhal, el maestro de la novela realista, recoge con la perspicacia propia de su talento sus impresiones tras un viaje de Perpiñán a Barcelona: «Los catalanes quieren leyes justas –anota–, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara». Stendhal, que amén de escritor era también un ducho conocedor de la administración napoleónica, para la que había trabajado, capta al instante la anomalía: el arancel proteccionista, implantado por los gobiernos de España en atención a la perpetua queja –y excelente diplomacia– catalana, ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés. Un premio colosal, pues no había entonces industria más importante que la del algodón, que será pronto matriz de otras, como la química. Esa descompensación primigenia, el arancel, reescribe toda la historia económica de España. A partir de esa discriminación positiva inicial, que le permite arrancar con ventaja frente a las otras comunidades, pues España era un páramo industrial, Cataluña va acumulando más y más espaldarazos por parte del Estado. Aunque también hay que ensalzar el ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.

Cataluña, siempre lo primero

La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. Galicia contará con su primer tren en 1885, ¡37 años después! La primera empresa de producción y distribución de fluido eléctrico a los consumidores se creó en Barcelona, en 1881, se llamaba, y es significativo, Sociedad Española de Electricidad. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886. La teoría del agravio a Cataluña no se sostiene. De hecho, el resto de España todavía aportará algo más: mano de obra masiva y barata para atender a la única industria que existía, la catalana (salvo el oasis de Vizcaya).
En el siglo XX llegaran más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Fue abolido en 1979 y solo entonces podrá crear Madrid su feria, la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas que se construyen en España (Galicia completó su conexión con la Meseta en el 2001 y la unión con Asturias se culminó hace dos semanas). La fábrica de Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado (o acaso cree alguien que aquello se logró y se costeó solo por obra y gracia del Ayuntamiento de Barcelona y el gracejo de Maragall). En los años noventa se completará la entrega a empresas catalanas del sector estratégico de la energía, un opíparo negocio inscrito en un marco regulado. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la gasera catalana, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas.Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña. También es privilegiada en las inversiones de Fomento y se le permite aprobar un estatuto anticonstitucional que establece algo tan insólito como que la instancia inferior, Cataluña, fije obligaciones de gasto a la superior, España. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE en la primera década del siglo XXI, mientras que la línea a Galicia todavía no tiene fecha cierta y los próceres de CiU presionan que no se construya.

Retroceso con la libertad

Cuando llegan las libertades económicas y se evaporan los aranceles y los monopolios, España logra crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía nazca en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante un siglo largo disfrutó del monopolio del algodón y el textil. Lo mismo sucede con las ferias de muestras de Barcelona y Madrid.
En realidad la libertad económica, unida al ensimismamiento nacionalista, sienta mal a Cataluña, acostumbrada a competir apoyada en la muleta del Estado intervencionista. Según la serie histórica de desarrollo regional de Julio Alcaide para BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña; Galicia se perdía en el puesto quince. En el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña caía al cuarto lugar; y el País Vasco, al sexto; por su parte Galicia recortaba varios puestos.

Las sorpresas del siglo XXI

El corolario de esta historia es que hoy Galicia coloca sus bonos y presenta unas cuentas saneadas, mientras que Cataluña vuelve a estar sostenida por el Estado, pues su deuda padece la calificación de bono basura y se ha quedado fuera de mercado.
Galicia ha vadeado el sarampión nacionalista (Fraga fue un disperso presidente regional, pues su gobernanza era un atolondrado ir de aquí para allá sin proyectos claros, pero tuvo una idea genialoide: ocupó el espacio del nacionalismo, creando un galleguismo sentimental e intrusivo, pero imbricado en España).
Los gallegos saben que si un café vale 1,20 euros en Tui y 90 céntimos al otro lado del río, en Valença do Minho (Portugal) es porque formar parte de España reporta un mayor nivel de vida, y asumen que ese plus es lo que hace viable a Galicia.
Por el contrario Cataluña, desconcertada al verse obligada a competir en el mercado abierto, desangradas sus arcas por la entelequia identitaria, se deja embaucar por los cantos de sirena de la independencia, inculcada sin descanso por el aparato de poder nacionalista, con técnicas de propaganda de trazas goebbelianas.
España es una buena idea. La libertad, también. Y a veces, como ahora, libertad y España son sinónimos.

miércoles, 5 de febrero de 2014

George Orwell los peligros Nacionalistas

Juan Carlos Girauta recuerda que el gran George Orwell no habló sólo del totalitarismo comunista, sino también del nacionalismo.

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En su imprescindible columna en ABCEl RompeolasJuan Carlos Girauta vuelve la mirada sobre el autor de 1984, el que vivió en carne propia el totalitarismo comunista precisamente en Cataluña. Y es queOrwell también escribió una sugerentes Notas sobre el nacionalismo que mantienen plena vigencia.
Atención a lo que escribe Girauta:
“Pronto consigna Orwell las que considera «principales características del nacionalismo». Nos resultará imposible no relacionarlas con lo que, setenta años después de publicadas las Notas, está ocurriendo con el raciocinio de tantos de mis conciudadanos. He aquí un par de pinceladas:
«Obsesión: en la medida de lo posible, ningún nacionalista piensa, habla o escribe jamás sobre nada que no sea la superioridad de su propia unidad de poder. Es difícil, si no imposible, para cualquier nacionalista ocultar su fidelidad (…) El discreto elogio de una organización rival le llena de una ansiedad que solo puede aliviar mediante una áspera réplica». Ah, qué familiar sensación. A diario lo encuentro en debates y tertulias catalanas, donde el nacionalismo aparece siempre sobrerrepresentado con respecto a su verdadera incidencia social. Ningún Gobierno español tomará jamás una decisión acertada para mis colegas. Jamás una noticia positiva sobre el PP o sobre Ciudadanos –únicas formaciones ajenas al delirio– se puede despachar sin la réplica áspera. Es superior a ellos. El líder del PSC empieza a toparse con la misma reacción, un signo ciertamente esperanzador.
«Indiferencia a la realidad: todo nacionalista tiene el poder de no advertir similitudes entre conjuntos similares de hechos (…) Las acciones no se tienen por buenas o malas según sus propios méritos, sino de acuerdo con quién las realice, y casi no existe ultraje (…) que no cambie de color moral cuando se comete en nuestro lado». Ahora llamamos a eso doble baremo. Los partidos nacionalistas catalanes (que se refieren a sí mismos como «los partidos catalanes», cerrando la puerta de casa y dejando a la intemperie a los representantes de muchos centenares de miles de vecinos) verán virtud en la canallada del propio. Y, con frecuencia, canallada en la virtud ajena.”
Una vez más, Orwell miraba bien y veía donde otros no ven o no quieren ver. Una vez más, Orwell, también cuando denuncia el nacionalismo, es profético.

sábado, 1 de febrero de 2014

Despiltarro

Arturo Mas ha decidido tirar la casa por la ventana y financiar con dinero público a todos los organismos que apoyen el referéndum. Hay ya muchos listos oportunistas que están organizando asociaciones y fundaciones o aprovechándose de algunas ya existentes para extender la mano y recibir el maná que Arturo Mas está derramando.
Arturo Mas ha beneficiado en los últimos meses con 13 millones de euros a la Unió de Federacions Esportives de Catalunya; a Omnium Cultural con más de 3 millones; al Consejo Nacional de la Juventud con 890.000 y a una serie de camelancias hasta llegar a los 65 millones hasta ahora despilfarrados.
Mientras se reducen al mínimo los presupuestos para Sanidad, Educación, obras sociales, Arturo Mas derrocha a manos llenas a los que anuncian su apoyo al referéndum que es la obsesión casi enfermiza del presidente de la Generalidad.
El déficit catalán ha escalado cifras que se enfrentan a las exigencias de Bruselas. La deuda de la Generalidad resulta abrumadora y apabullante. El Gobierno de España se desangra ayudando a Cataluña. Pero Mas no regatea un euro en sus embajadas, en los organismos secesionistas, en las iniciativas todas en favor de su consulta. No hay dinero para nada, salvo para publicitar el referéndum. Dinero, en fin, de todos los españoles que Arturo Mas despilfarra sin control ante la pasividad del Gobierno nacional y la lenidad de las autoridades económicas.

Luis María ANSON
de la Real Academia Española

miércoles, 29 de enero de 2014

¿buenos y malos catalanes?, de Borja García-Nieto Portabella en La Vanguardia

1714: ¿buenos y malos catalanes?, de Borja García-Nieto Portabella en La Vanguardia

OPINIÓN
La guerra de Sucesión a la corona española, iniciada en 1701, fue el peor negocio de nuestra historia. Mal asunto morir sin heredero en España. Con la guerra de Sucesión primero y tres guerras carlistas un siglo más tarde, nos quedamos definitivamente descolgados de Europa.
El tratado de Utrecht supuso el fin de la supremacía española en el orden mundial. La vieja monarquía hispana perdía la mayor parte de sus posesiones europeas y ponía fin a su valioso monopolio colonial. Carlos II, el último de los Austrias españoles, moría en Madrid en 1700. Las dos coronas con derechos sucesorios: los Borbones de Francia y los Habsburgo de Austria se prepararon para la batalla dinástica. Y ello a pesar de que Felipe de Borbón, había sido ya designado por el testamento de Carlos II como legítimo soberano de España. Ni Austria, ni nuestros entonces enemigos tradicionales –Gran Bretaña y Holanda– iban a aceptar esta decisión. Así pues, en España se libra esta contienda entre 1700 y 1713, o 1715 si aceptamos la rendición de Mallorca como el último hecho militar.
Es en esta Europa, que se inicia en el siglo de las luces, de la razón, que debemos situarnos en la Barcelona de 1700. Por un lado, la nobleza urbana y la burguesía más progresista, ilustrada y deseosa de los cambios que venían de Francia, abrazó al pretendiente Borbón. Por otro, la nobleza rural, buena parte del clero y los comerciantes y artesanos que veían con recelo las nuevas ideas del reformismo borbónico, y preferían conservar sus privilegios heredados del régimen anterior, vieron con buenos ojos al archiduque Carlos. ¿Eran unos mejores catalanes que los otros? No, sin duda no. Eran dos formas de ver una realidad social y dos proyectos de sociedad alternativos. Dos personajes relevantes de la historia barcelonesa de ese momento, ilustres ciudadanos y claramente enfrentados enemigos – botifler el uno, austriacista el otro–, fueron mis dos abuelos sextos por línea materna. Uno, Antonio de Alós y Rius, y el otro, José Galcerán de Pinós.
Alós tomó Barcelona con el duque de Berwick y fue uno de los seis prohombres barceloneses que representaron a Felipe V en la entrega de la ciudad. Pinós, enfrente, llevó uno de los cordones del estandarte de Santa Eulalia que enarboló Rafael Casanova el 11 de septiembre. Los dos luchaban por un rey para España, pero cada uno desde su posición y concepción de organización social. Catalunya no perdió ninguna guerra. A los catalanes nos utilizaron unos y otros. El apoyo inglés fue totalmente interesado; el del archiduque se desvaneció cuando heredó en 1711 el trono austriaco. El único interés de las potencias europeas fue el suyo propio. El abuelo Alós juró fidelidad a Felipe V, que había jurado los fueros catalanes recién estrenado su trono. Años más tarde, con la invasión de Barcelona, Alós fue perseguido y saqueada su casa y hacienda, teniendo que escapar disfrazado de sacerdote. ¿Por qué Catalunya abrazó al archiduque Carlos?
Felipe V había confirmado los fueros y privilegios catalanes en las Cortes de Barcelona de 1702. ¿Por qué entonces defender al archiduque? La entrada triunfal en Barcelona del pretendiente austriaco fue el inicio de una contienda más europea que española. La derrota austriaca conllevó perder fueros e instituciones, al no resultar tan magnánimo Felipe V como su abuelo Luis XIV le había sugerido.
Para Vicens Vives, sin embargo, el castigo fue a su vez un revulsivo para los catalanes. Se les abrían las puertas a participar tanto en el mercado peninsular como en el americano, y todas las energías se van a dirigir a reemprender el camino del progreso económico, que se prolongará durante todo el siglo XVIII, coincidiendo con la fundación de las reales academias y el aumento demográfico, viviendo Catalunya un periodo de larga prosperidad.
Esta distinción entre buenos y malos catalanes la arrastramos desde el siglo XVIII. No puedo aceptar que mi abuelo Pinós fuese más o menos catalán que mi abuelo Alós. A lo largo de los siglos los catalanes hemos abrazado causas opuestas según nuestra propia historia y nuestra concepción de modelo de sociedad. ¿Era más catalán Prim que Savalls? Prim liberal, Savalls carlista, ambos catalanes. ¿Cómo medimos la catalanidad? ¿Por la prosperidad relativa que generamos para un país, por nuestros apellidos, por nuestro nivel de catalán, por nuestra adhesión a un partido político u a otro, por nuestro sentimiento de independencia? Catalunya no ganó ni perdió guerras. Los catalanes las ganamos o perdimos, estando de un lado o de otro. En 1936, otra terrible guerra, dónde unos y otros, todos catalanes, se enfrentaron por un modelo de sociedad. Como excepción a mis afirmaciones, sí debemos decir que Catalunya perdió instituciones propias y privilegios en función de que unos u otros fuesen los vencedores.
Hoy, con nuestras instituciones más vivas que nunca, gozamos de un nivel de autogobierno jamás disfrutado. Mejorar nuestras instituciones y los instrumentos de gobierno, hacerlos más cercanos y eficaces, repensar el modelo de ingresos y gastos, plantear modelos de financiación alternativos al actual, todo cabe. Pero no perdamos de vista la realidad, ni nuestra historia, y menos los nuevos momentos que vive Europa y el mundo. Una Europa, con una progresiva unión bancaria y fiscal y el mundo con tres bloques que luchan por encontrar su espacio, que se desplaza hacia Oriente. No nos podemos engañar, ni engañar con falsas quimeras. Que cada uno se sienta como quiera, pero yo seguiré defendiendo que no existen catalanes buenos y malos, que todos lo son, tanto Alós como Pinós y, por supuesto, aquellos que como yo, nos sentimos tan catalanes como españoles.
Borja García-Nieto Portabella, presidente del Círculo Ecuestre.

domingo, 26 de enero de 2014

Francesc Cambó apoya a Franco

De Francesc Cambó se ha dicho que fue el principal y más inteligente político español hasta la guerra; también que fue el mayor político catalán hasta el siglo XX, por encima de Jordi Pujol. ¿Qué haría de resucitar y encontrar a descendientes suyos reclamando la autodeterminación cogidos de la mano con dirigentes y militantes de Esquerra Republicana, que en los años 30 gritaban "Visca Macià! ¡Mori Cambó!". Seguramente, lo mismo que hizo en 1936: tratar de convencer a la burguesía catalana de que había que apoyar una solución de orden, poner su fortuna en el extranjero y salir de España.
Cambó, como el resto de la burguesía de Barcelona, apoyó el pronunciamiento del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, en 1923, para acabar así con el pistolerismo. Tampoco les desagradó el advenimiento del régimen republicano, porque esperaban la concesión de una amplia autonomía, que esperaban dominar ellos. Sin embargo, a medida que las huestes de Lluís Companys y Josep Dencás se apoderaban de las calles y las urnas y la izquierda española se radicalizaba, los burgueses de la Lliga Regionalista se olvidaron de sus querencias catalanistas.
En la guerra civil, los catalanes de Burgos formaron un partido dentro del naciente régimen franquista, al que aportaron intelectuales, ideología y hasta dinero. Uno de los estudiosos de la figura de Cambó, Borja de Riquer, hijo de un requeté catalán que prosperó en el franquismo, recuerda que Cambó decía a quienes le preguntaban qué hacer en la guerra lo siguiente:
Los que estén en edad militar, que se alisten; los que no, que den dinero.

Dinero para "ajudar el triomf de l’exèrcit"

Existe una carta en que Cambó pide a su corresponsal que busque dinero entre las amistades catalanas. Éste era Ferran Valls i Taberner, diputado de la Lliga y padre del financiero juanista Luis Valls. La carta aparece en la biografía de don Ferrán, titulada Un politic per a la cultura catalana (Ariel, Barcelona, 1970), escrita íntegramente en catalán.
En la carta, fechada el 15 de septiembre de 1936, Cambó pide a Valls que busque dinero entre sus amistades catalanas, incluso divisas (francos, libras y liras), para "ajudar el triomf de l’exèrcit". Cambó incluso señala objetivos, la familia Larrañaga, que, explica, vive en Montecarlo, con casi toda su fortuna fuera de España; le pregunta a Valls si la conoce y le pide que haga una gestión cerca de ella para que hagan "un donativo en relación con su fortuna". Indica que el dinero debe enviarse al embajador Quiñones de León si se trataba de francos franceses; a este diplomático, representante oficioso de los nacionales en París, Cambó le había entregado ya 10.000 libras esterlinas. Y añade que si Valls consigue algún donativo se lo comunique para que él a su vez se lo diga "al Govern de Burgos".
Cambó pagó con su gran fortuna el establecimiento en octubre de 1936 de una oficina de propaganda y prensa en París, cuyo presupuesto mensual se calculó en 140.000 francos, a fin de elaborar un boletín de información para contrarrestar el del Gobierno de Valencia y sus simpatizantes socialistas y comunistas. Ese boletín, que se enviaba a periodistas, intelectuales y políticos, tiró más de 70.000 ejemplares mensuales en 1938.
A éste se unió la revista quincenal Occident, en la que escribieron los más prestigiosos intelectuales españoles de la época, como los republicanos desencantados José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y Ramón Menéndez Pidal, junto con otros como Manuel Machado y Manuel de Falla.
Al comunista del PSUC Jordi Solé Tura le molestó que en 1997, en la luna de miel del PP de José María Aznar y la CiU de Jordi Pujol, las conmemoraciones del cincuentenario del fallecimiento de Cambó ocultasen su colaboración con los militares sublevados contra el Frente Popular.
Fue Cambó quien organizó en Francia el más completo y eficaz sistema de apoyo político y cultural a la causa de Franco, a la que dedicó todas sus energías y una buena parte de sus grandes recursos económicos. Fue él quien organizó a los intelectuales de derecha y de extrema derecha de toda Europa para legitimar a Franco y los suyos a los ojos de la opinión mundial. Y fue él quien instó a los miembros de la Lliga Catalana a hacer causa común –con el franquismo.

Puso mar de por medio antes del 18 de julio

¿Estaba Cambó al tanto de la conspiración? El ABC de Madrid, ocupado y controlado por la UGT, publicó el 31 de julio de 1936 un breve sin firma y de tono supuestamente irónico en el que se decía:
Días antes de producirse el movimiento faccioso, el secretario general de la Lliga trasladó a Londres algunas de las obras de arte de su propiedad, valoradas en seis milloncetes de pesetas. En seguida, Cambó se embarcó en su yate ‘Catalonia’, acompañado del consejero regidor del Ayuntamiento de Barcelona, Javier Calderó, y, según nuestros informes, deben estar en pleno Adriático.
Ciertamente, mucha casualidad es que Cambó pusiese mar de por medio poco antes de la sublevación, cuando, por el contrario, muchos derechistas que no estaban al tanto de la conspiración ni participaban en ella, incluso en Barcelona, fuesen detenidos por los milicianos y asesinados. El domicilio de Cambó fue saqueado por las turbas y parte de su mobiliario y biblioteca acabó arrojado a la calle.
Pese a su colaboración con el bando sublevado, Cambó jamás regresó a España una vez acabada la guerra, a diferencia de otro famoso financiero que entregó dinero a los nacionales, como fueJuan March. Murió en Buenos Aires en 1947. La razón de este peculiar exilio la explica también Solé Tura:
Es cierto que entre los militares sublevados y los falangistas Cambó no gozó de mucho predicamento. Muchos de ellos desconfiaban de él porque lo conocían como un nacionalista catalán y lo veían como un oportunista. Es posible, incluso, que Cambó pensase que su apoyo a Franco contribuiría a reducir las represalias de éste contra Cataluña al término de la guerra. Pero unos y otros coincidían en un mismo objetivo, que era aplastar a la izquierda, como requisito indispensable para organizar el futuro de España tal como cada uno lo entendía.
Y ahora los descendientes de Cambó, tanto ideológicos como familiares, están en la revolución, haciendo posible que Esquerra vuelva a ser el partido más votado de Cataluña.
Los hay que se niegan a aprender de la historia.