Hubo un tiempo en que hablar en castellano en el Parlamento catalán era casi inconcebible y si alguien se atrevía a usarlo, era recibido con murmullos o amagos de plante. A finales de los años noventa, el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, reprochó al entonces presidente del grupo parlamentario del PPC, Alberto Fernández, que no utilizara el catalán, «una lengua por la que murieron muchas personas», dijo. Hoy, el uso del español en la Cámara autonómica sigue siendo excepcional, pero hay cuatro diputados que se han propuesto levantar las barreras lingüísticas y trasladar la realidad social catalana, donde se usan con normalidad ambas lenguas, a esta institución. Se trata de María de Llanos de Luna y María José García, ambas del PP, y Carmen de Rivera y Jordi Cañas, miembros de Ciudadanos.
Los cuatro realizan sus intervenciones exclusivamente en castellano y han luchado para que así conste en las actas parlamentarias. Todo un pulso a la Cataluña oficial donde el catalán es la única lengua vehicular de la escuela pública, los comerciantes que no rotulan en ese idioma son multados —107 sanciones en el primer semestre de 2011, más de la mitad que en todo el año anterior— y el sector del cine está obligado a cumplir con unas cuotas de doblaje. Un idioma cuya promoción, a pesar de la crisis económica y los recortes en ámbitos como la sanidad o la educación, cuesta a la Generalitat 160 millones de euros al año.
Transcripción en castellano
¿Resistentes o disidentes? Jordi Cañas prefiere autodenominarse «disidente» porque implica una actitud proactiva en una Cámara «donde se había impuesto un dogma consistente en hacer política exclusivamente en catalán, desde las instituciones o desde los medios de comunicación». Este licenciado en Geografía e Historia, que ha debutado como diputado de Ciudadanos en esta legislatura, nació en Barcelona, pero utiliza normalmente el castellano «porque me da la gana, así de claro. Eso es lo que le he contestado a algún parlamentario que me ha preguntado al respecto en los pasillos de la Cámara, aunque una persona no tiene por qué dar explicaciones sobre eso. Yo hablo en catalán cuando me apetece, no porque me lo imponga alguien. Lo normal es posible, pese a figuras como esa “sacerdotisa” de la inmersión lingüística que es Irene Rigau», consejera de Educación.
Carmen de Rivera (C's)
Asegura que no le incomoda hacer sus intervenciones en castellano en un Parlamento donde todas las comunicaciones, tanto orales como escritas, se hacen en catalán. «No somos peores catalanes por hablar en castellano. Supone una garantía de pluralidad que el ciudadano vea a sus representantes hablar con normalidad en dos lenguas», explica. Respecto a la posibilidad de que aumente el número de diputados que utilizan el castellano, se muestra optimista y cree que, en un futuro, otros seguirán su ejemplo.
Cañas recuerda que, en un principio, las intervenciones orales en castellano se traducían al catalán en las actas, «pero nosotros hemos logrado que se transcriban en el idioma original para que quede constancia histórica de que en este Parlamento autonómico se utilizan ambos idiomas». En su opinión, «con la entrada de Ciudadanos en la Cámara catalana se produjo un antes y un después en el uso del castellano, nosotros rompimos el patrón, pues mientras estuvo Josep Piqué al frente del PPC ningún diputado de este grupo hablaba en castellano en el Parlamento».
María José García (PP)
La diputada popular María José García discrepa: «No se trata de ponernos medallas o buscar la rivalidades, pero lo cierto es que si alguien se ha roto la cara por el castellano hemos sido nosotros. Hace años, un diputado del PP se quedó solo en el hemiciclo porque, cuando empezó a hablar en ese idioma, otros parlamentarios se levantaron y abandonaron la Cámara». García, nacida en Jaén, es ingeniera industrial, especializada en técnicas energéticas, y también se estrena como diputada en esta legislatura.
Actualmente es la responsable de asuntos lingüísticos del grupo parlamentario popular. «Creo que nuestra presidenta, Alicia Sánchez-Camacho, ha sido muy valiente al confiar esa responsabilidad a una persona que se expresa en castellano», afirma. Esta diputada lleva más de quince años en Cataluña y estudió catalán «porque me interesaba y porque considero que este idioma es un patrimonio cultural español. Pero mi cometido es que se cumpla la ley y no puede ser que lo que es un derecho constitucional, avalado por varias sentencias judiciales, se acabe convirtiendo en una cruzada».
García se refiere a las sentencias del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía y del Tribunal Supremo, respecto a la inmersión lingüística en el sistema educativo, en las que se advierte de que la lengua catalana no puede prevalecer en ningún caso sobre la castellana. Fallos que el gobierno nacionalista de Artur Mas se niega a cumplir.
A su entender «es asombroso que hablar en un idioma que utiliza la mitad de los catalanes sea noticia. El entorno en el que nos movemos, el Parlamento, la Generalitat... es hostil al castellano». En este sentido, denuncia el intento de relegar esta lengua «a un nivel coloquial, sin carácter oficial», pues según recuerda «toda la rotulación de la Cámara, los documentos, el diario de sesiones... Todo está escrito en catalán». Lamenta también que en la web del Parlamento «pueda escoger el idioma castellano, pero sólo se traducen los titulares, los contenidos están en catalán».
Indiferencia y naturalidad
María José García realiza un esfuerzo adicional en su lucha por la normalidad de la lengua castellana, pues presenta todas sus iniciativas parlamentarias en esta lengua con la finalidad de que quede constancia por escrito. «Te sientes como si estuvieras infringiendo un gran pacto tácito, pero es necesario combatir la imposición “de facto” del catalán», dice.
En su opinión, algunos diputados «hacen teatro», pues «a pesar de tener una mayor competencia lingüística en castellano, intervienen en catalán. ¡Qué casualidad que ningún diputado del Partido Socialista se sienta más cómodo en castellano!».
Ningún parlamentario le ha reprochado sus intervenciones en español. «A la cara no lo han hecho, pero supongo que a mis espaldas sí lo cuestionan. Lo mejor en esos casos es combatir esas voces con la indiferencia y la naturalidad. No lo haces para demostrar nada. Yo quiero vivir en Cataluña igual que he vivido en Salamanca, Lugo o Jaén. No me pueden hacer sentir rara», dice García.
María de Llanos Luna (PP)
Carmen de Rivera, nacida en Barcelona y licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona, es diputada de Ciudadanos en el Parlamento catalán desde septiembre de 2009. «Hablo en castellano porque tengo más fluidez. No debería ser noticia que lo hagamos en el Parlamento porque es la lengua cooficial en Cataluña». Asegura que nadie le ha reprochado nunca esta opción «y si alguien lo hiciera, te aseguro que yo la lío». No obstante, afirma que algunos diputados «te miran raro, murmuran, no sabes si te están escuchando».
De Rivera explica que en algunas comisiones parlamentarias «si un diputado se dirige a mí en catalán, yo le contesto en catalán, por una cuestión de educación». Está en contra de ese lema nacionalista del «no cambies de idioma» cuando alguien habla en castellano. «Hemos vivido en la Cámara catalana situaciones estrambóticas, como por ejemplo que un señor de Salamanca intervenga en castellano y determinados diputados sigan hablando en catalán».
Jordi Cañas (C's)
Mientras en la calle «no hay ningún problema en hablar los dos idiomas», cree que existe una «ingeniería política» que impone el catalán como elemento de cohesión social. «Y eso, lamentablemente, va a más. Hemos presenciado cómo el consejero catalán de Salud pedía perdón en un Pleno del Parlamento porque se le había escapado una frase en castellano ¿Hasta dónde vamos a llegar?».
Explica que su madre y su abuela hablaban en catalán entre ellas «pero se dirigían a mí en castellano. Mi madre incluso llegó a sentirse culpable por no haberme inculcado más el catalán». A diferencia de su compañero de partido, De Rivera es pesimista sobre la posible extensión del castellano en la Cámara catalana.
Aleccionar a los niños
La diputada María de Llanos de Luna, nacida en Sevilla y licenciada en Derecho por la Universidad de Murcia, es actualmente portavoz adjunta del PP en el Parlamento autonómico. «Hablar en castellano en la Cámara es una forma de llevar la normalidad social a las instituciones. Socialmente se usan ambos idiomas de forma indistinta e incluso cuando hay un grupo de amigos, se intercalan las dos lenguas con naturalidad. Eso no ocurre en las instituciones».
De Luna, que tiene el nivel C de catalán, asegura que nunca se ha sentido incómoda por pertenecer a una minoría que utiliza el castellano en el hemiciclo y que, a pesar del sistema de inmersión lingüística que existe en los colegios, cuestionado por varias sentencias judiciales, «es necesario que los niños vean que se puede llegar a donde quieras utilizando el castellano, incluso a ser representante del pueblo de Cataluña como soy yo. Lamentablemente, a los menores se les inculca que sólo tienen futuro si estudian en catalán».
La diputada cree que «los gestos valen más que las palabras y hablar en una de las dos lenguas oficiales, en este caso en castellano, erradica esa idea de que sólo expresándote en catalán puedes llegar a ser alguien». Destaca la libertad de elección que el PP ha dado a sus diputados para que se expresen en la lengua que prefieran. «La mía es el castellano, estamos en una comunidad autonóma española y por eso la utilizo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario