miércoles, 8 de febrero de 2012

Taradellas preocupado por los costes

Hemos corrido demasiado y las cosas no marchan como debieran. (...) que nadie crea que cuando yo hablo de golpe de timón pienso en un hecho traumático, en un golpe de estado, ni nada por el estilo. Yo creo que el país necesita una fuerte sacudida que devuelva la confianza a los españoles en que las cosas que se les dicen se van a hacer de verdad: no se puede vivir en un estado permanente de desconfianza y desilusión.

Si no hay unidad en España, en Cataluña, en el País Vasco, en todo el país, no nos salvamos.

Soy un ciudadano catalán y español apasionadamente preocupado por el país.

Tarradellas consiguió lo que quería, ya que a finales de enero viajó a Madrid y fue recibido por el Rey, el presidente del Gobierno (Suárez dimitió unos días después, el 29 de enero) y el ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa, como cuenta el periodista Jesús Conte en Tarradellas, testigo de España.

¿Un ‘contragolpe' para parar el golpe?

¿Qué se le dijo en Madrid? El catedrático Francesc de Carreras reveló el año pasado que Taradellas le confesó a su padre, del que era amigo, que,

dada la gravedad de la situación y para evitar un probable golpe de estado militar, Suárez dimitiría y un general, de plena confianza del Rey, asumiría la presidencia del Gobierno con el acuerdo de todos los partidos. Así se daría un "golpe de timón" que permitiría acabar con el terrorismo, estabilizar la democracia y tomar medidas para mejorar la economía.

Unos días más tarde de la conversación con De Carreras, Tarradellas cenó con Francisco Mora, al que insistió en que fuese a Lérida a conocer al general de división Alfonso Armada, gobernador militar de la provincia. Mora le dijo que lo haría después del II Congreso de UCD, que se inauguraba el 6 de febrero. Y Tarradellas le respondió: "Quizás entonces ya sea tarde". Mora cuenta que el significado de esas palabras, después de los sucesos del día 23, siempre le ha intrigado.

El 10 de febrero Armada visitó a Tarradellas para despedirse, pues dejaba el puesto de gobernador militar (siendo tal, se había entrevistado con dirigentes socialistas como Enrique Múgica) para desempeñarse como segundo Jefe de Estado Mayor del Ejército, en Madrid. El día 23 por la tarde, un grupo de guardias civiles irrumpió en el Congreso de los Diputados mientras se elegía presidente a Leopoldo Calvo-Sotelo.

En una situación de decadencia política y crisis tanto económica como de orden público, con diversos miembros de UCD, PSOE, AP y otros partidos implicados en conspiraciones contra Suárez y afanados en formar Gobiernos de gestión o de coalición, las palabras de Tarradellas fueron como gasolina para un fuego.

Que el "golpe de timón" no era una medida de fuerza, pese a los intentos de los militares del 23-F por utilizar la expresión en su defensa, lo prueba la reiteración de Tarradellas de la explicación del significado que le daba. En los años siguientes siguió hablando de ello.

Las autonomías, el mayor problema

A mediados de marzo de 1981 Tarradellas remitió a La Zarzuela una carta para el Rey, de veintisiete folios de extensión, que reproduce parcialmente Conte en su libro:

No hace falta que enumere los problemas (...), pero principalmente hay uno que, en mi opinión, es vital y que si no se resuelve o no lo reconsideramos desde el principio será muy difícil conseguir estabilidad alguna en el país. (...) Es el problema de las autonomías [vasca y catalana].

Al final, pidió una "medida generosa" para los etarras y los golpistas militares, cuyo juicio empezaría en febrero de 1982. Para estos últimos solicitó un indulto en 1983 y adujo como ejemplo lo ocurrido en Francia con los militares implicados en actos políticos contra los Gobiernos de Charles de Gaulle.

El 11 de abril de 1981 mandó una carta a Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González, Manuel Fraga y Santiago Carrillo en la que afirmaba que "los problemas de la lengua y de la escuela" se debían al Gobierno de Pujol. La carta la publicó La Vanguardia ese mismo mes.

El 18 de noviembre de 1981 se explayó con el periodista Emilio Romero sobre el sentido de la expresión golpe de timón:

Referente al golpe de timón que ya hace más de dos años pedí en Morella, me parece que entonces era el momento oportuno para darlo, pero en aquellas circunstancias el Gobierno y los partidos que lo apoyaban estaban en plena euforia y recibieron mi llamamiento con desagrado, considerándolo algunos hasta una provocación.

¿Qué diría hoy Tarradellas, cuando el presidente de la Generalitat, representante del Estado español en Cataluña, chantajea a la nación con el concierto económico y consigue que el presidente del Gobierno le reciba como si fuera un jefe de Estado extranjero?

No hay comentarios:

Publicar un comentario