viernes, 16 de febrero de 2018

Sara Jordà: una buena mujer fusilada por el nacionalista Lluís Companys

Sara Jordà: una buena mujer fusilada por el nacionalista Lluís Companys

El semanario Catalunya Cristiana del día de ayer, 26 de octubre de 2014, nos recuerda las heroicidades de Sara Jordà (Figueras, 1895 – Barcelona, 1938): una valiente mujer que durante los últimos años de la República organizó una red para salvar la vida a personas perseguidas por el gobierno nacionalista y republicano de entonces. Obtuvo documentación, firmas, sellos, salvoconductos, etc., y organizó expediciones a través de la frontera con Francia y Andorra, que salvaron la vida a numerosas personas.
Detenida por los soldados republicanos, fue llevada al Castillo de Montjuich (Barcelona) y condenada a muerte por el “Tribunal de Alta Traición”, lo cual requería el visto bueno de Lluís Companys para poder ejecutar la sentencia.
La hija de Sara Jordà, Maria Rosa Tutau, consiguió que un  diplomático del Reino Unido solicitase a Lluís Companys el indulto para su madre, a lo que Companys se negó con frialdad: “Para los traidores no hay piedad”, dijo Companys.
Sara Jordà fue asesinada, así, el 11 de agosto de 1938, en los Fosos de Santa Elena de Montjuich, junto con otras 6 mujeres y 57 hombres, con el visto bueno expreso de Lluís Companys y la denegación del indulto solicitado.
Lluís Companys, que fue amnistiado tras sublevarse en 1934, mediante un golpe de estado, contra la República legítima, negó el indulto a Sara Jordà, mujer valiente que salvó la vida a decenas de personas. Qué otra cosa se puede esperar de Companys: tras su sublevación de 1934, numerosos catalanes solicitaron el indulto de Companys, entre ellos el obispo de Barcelona, monseñor Irurita, quien sería fusilado dos años después –en Montcada, en diciembre de 1936– por las milicias armadas legalizadas cinco meses antes por el propio beneficiario de la solicitud de indulto: Companys.
Por su interés, reproducimos a continuación, íntegramente, la breve nota publicada ayer, 26/Oct/2014, en Cataluña Cristiana, firmada por Francesc A. Picas:
L’11 d’agost de 1938, Sara Jordà va ser afusellada al castell de Montjuïc de Barcelona. Natural de Figueres, als anys de la persecució religiosa va organitzar a Catalunya, en col·laboració amb diferents famílies, una xarxa per salvar de la mort a sacerdots, religiosos i laics cristians perseguits. Els acompanyava ocultament a masies, on els sacerdots hi celebraven missa clandestinament. També organitzava expedicions per passar-los per la frontera cap a França i Andorra.
Sara Jordà, de 43 anys, cristiana audaç, va arriscar la vida en defensa de la fe. Va ser descoberta amb documents, La van detenir i la van portar al castell de Montjuïc. La van condemnar a mort. La seva filla Maria Rosa Tutau, molt jove, va intentar que un diplomàtic britànic, de pas per Barcelona, intercedís per aconseguir l’indult de la seva mare. Companys es va negar a indultar-la. Sara Jordà va ser afusellada al Cementiri de Santa Elena juntament amb altres detinguts, entre ells sis dones. La rambla de Figueres porta des del 1939 el nom de Sara Jordà.
Lluís Companys ha sido mitificado por el nacionalismo catalán y se nos presenta como una víctima de “fascismo”, como el “único presidente democrático de Europa que fue condenado a muerte y ejecutado”. Así el pujolismo le dedica calles y plazas en toda Cataluña. Sin embargo, es preciso recordar que Lluís Companys no fue ninguna víctima, sino más bien verdugo de miles de catalanes.

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sábado, 10 de febrero de 2018

Elsa ARTADI VILA

El primero la llevó a la Generalitat cuando era conseller de Economía y la nombró directora general de Tributos y Juego donde creó la famosa lotería de La Grossa. Ya entonces apuntaba maneras de lideresa y sus compañeros la recuerdan muy mandona, enérgica y ambiciosa. Considerada una experta en temas fiscales, su gran salto se lo brinda en bandeja Artur Mas, que la hizo directora de Coordinación Interdepartamental de Presidencia. Una especie de super-jefa de Gabinete con enorme poder sobre todas las consejerías de la Generalitat. En las elecciones autonómicas de noviembre se afilió al PDeCAT y pocos meses después se dio de baja, justo cuando Puigdemont la designó jefa de campaña, lo que provocó un gran malestar en el partido. Su inclusión en la candidatura como número diez por Barcelona y todo el poder para dirigir la campaña cayeron como un aguijón en la dirección convergente
Elsa Atardi ha sido siempre una mujer polémica que tuvo varios enfrentamientos con Artur Mas en su etapa de presidente, pero se ganó la confianza de Puigdemont como gran «fontanera» de la Generalitat hasta convertirse en su mano derecha en el equipo electoral. Atardi fue en la candidatura, lideró los mensajes de campaña y decidía el modo en que los dirigentes de la antigua Convergència participaban en algunos actos aunque no fueran candidatos. El propio Mas, Marta Pascal, Neus Munté o David Bonvehí han estado en un escenario inédito donde, por vez primera, ningún dirigente ha ido en primera línea, a las órdenes de una mujer ya fuera del partido. Los resultados como segunda fuerza más votada la consolidan como el cerebro y la poderosa «dona» del ex president fugitivo. Ella ha movido todos los hilos de la llamada corte de Bruselas.
Con una mentalidad muy americana de sus años en Estados Unidos, Elsa Atardi festeja el Día de Acción de Gracias con sus amigas de entonces frente a un típico pavo con grosella y algunos villancicos. Experta en acuarelas, pinta ella misma unas postales que envía a su familia y amistades. Quién diría que sus años de joven moderna en Washington y Nueva York la llevan luego a ser una activista de la independencia. Su combate contra España no la impidió mantener un jugoso sueldo en la Generalitat de más de ochenta mil euros y comprarse ropa deportiva de afamadas marcas. Le apasiona practicar el yoga en las playas de Sitges y la comarca de El Garraf, de donde es su familia. Su pareja sentimental es Heribert Padrol, un fiscalista que fue diputado de CiU en el Congreso en la legislatura del 2000. A los dos les gusta navegar por la Costa Brava y hacer senderismo en los Pirineos, como claros representantes de esa burguesía catalana con privilegios pero furibundos nacionalistas. Es su doble vara de medir, siempre con el rechazo a todo lo que venga de Madrid. Antiguos compañeros de Atardi aseguran que antes no era tan radical y entienden bastante mal que una mujer tan viajada y con un doctorado nada menos que por la Universidad de Harvard sea ahora la mujer fuerte de un hombre tan gris como Carles Puigdemont. Lo cierto es que ella ha diseñado toda su campaña mediática desde Bruselas y se ha convertido en un azote dialéctico contra España. Así había que verla la noche electoral con su exultante sonrisa y el signo de la victoria soltando diatribas contra Mariano Rajoy en el 155. Viste juvenil, con vaqueros y «pull-over» británico, cuida su melena rubia y esconde la miopía bajo unas gafas de brillante profesora.
Fue la «gurú» económica de la Generalitat y ahora es la gran zarina política del soberanismo. Quienes bien la conocen no dudan de su fuerte personalidad y dotes de mando. En el mundo independentista ha nacido una estrella que dará mucho que hablar.