sábado, 24 de agosto de 2013

Alfonso XIII y Cambó una relación que no fue sencilla

Alfonso XIII y Cambó, sigue aquel problema

05/08/2013
Por 
Alfonso XIII y Cambó, de Borja de Riquer
Alfonso XIII y Cambó, de Borja de Riquer
Los que escribimos borradores imprecisos de la historia no tenemos la última palabra. Con frecuencia omitimos u olvidamos hechos que son clave para interpretar la realidad. La nueva documentación ofrece nuevos enfoques, valoraciones nuevas y percepciones inesperadas que el historiador saca del cofre de los silencios y los expone a la luz pública.
Los políticos saben que las memorias y autobiografías son elementos imprescindibles para construir la historia de su paso por la vida pública. Comenté un día con el expresident Pujol que los silencios en sus tres volúmenes autobiográficos, muy bien elaborados por Manuel Cuyàs, hagiógrafo en este caso, serían descubiertos en su día de la misma manera que los silencios de Cambó todavía merecen libros y aportaciones de historiadores.
El más reciente caso es el de Borja de Riquer, que nos ofrece una perspectiva inédita de las relaciones entre Alfonso XIII y el líder de la Lliga con nuevos documentos sobre las fricciones entre la monarquía y el catalanismo político en las tres primeras décadas del siglo pasado. Cambó no lo publicó en sus Memòries. Pero nuevas aportaciones van redondeando el relato incompleto escrito por el que, junto con Prat de la Riba, fue el político catalán más influyente de su tiempo.
Los problemas a los que tuvo que hacer frente Cambó pasaron ya entonces por el encaje de Catalunya en España. En dos ocasiones fue ministro del Rey y en una tercera, el 30 de noviembre de 1922, era el monarca quien le ofrecía la presidencia del gobierno bajo la condición de que tenía que abandonar el catalanismo, ir a vivir a Madrid y pensar con óptica española y no catalana. Alcalá Zamora, en 1918, se lo había formulado de otra manera recriminándole que quería ser al mismo tiempo el Bolívar de Catalunya y el Bismarck de España.
Problemas similares a los que vivimos hoy se arrastran desde que Valentí Almirall formulara el catalanismo como un intento de fortalecer el autogobierno de Catalunya y modernizar España, con aquel diagnóstico de que si España era el problema, Catalunya podía ser la solución, o el proyecto camboniano de “una Catalunya libre dentro de una España grande”.
El rey Alfonso XIII, al igual que la gran mayoría de gobernantes del Estado hasta hoy, no han aceptado la pluralidad real de España. Y este sigue siendo el problema en el orden económico, cultural y social. Cuenta Borja de Riquer que el desprecio del monarca por la renovación política que suponía la propuesta catalanista fue también, según Cambó, uno de los factores que provocaron la caída de la propia monarquía. El Rey y Cambó se despreciaban y se necesitaban. Al final, el mismo 14 de abril de 1931, ambos salieron de España, uno desde Cartagena hacia Italia y el otro en un tren expreso desde Madrid a París. Ninguno de los dos regresó. Y el problema sigue.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Carmen LEAL La Otra Cataluña

La otra Cataluña

‘Queremos dignidad. Queremos que públicamente se apoye a la Cataluña española y que el Gobierno nos dirija algunas palabras en las que basarnos para tener la seguridad de que vamos a poder seguir residiendo en Cataluña con igualdad de derechos, a pesar de no ser nacionalistas. Queremos que en estos momentos de incertidumbre y zozobra se nos asegure el cumplimiento del juramento de quienes nos representan de “cumplir y hacer cumplir la Constitución”. Necesitamos confiar en nuestro Gobierno’.
Carmen Leal
Miércoles, 3 de julio de 2013 | 10:59
Pedimos libertad para la otra Cataluña, para los otros catalanes, los no nacionalistas. Necesitamos libertad para que se nos pueda ver públicamente a todos los catalanes que queremos seguir siendo españoles. Necesitamos libertad para que se nos visualice, porque ahora somos transparentes. No existimos. Solo existe la sociedad nacionalista que muestran las televisiones autonómicas (y son media docena), las radios (no sé cuántas) y los medios escritos. Todos abundantemente subvencionados, desde La Vanguardia ( de soltera, La Vanguardia española) hasta El Punt Avui.
No es cierto que la sociedad catalana sea una sociedad homogénea en la que todos los ciudadanos sean nacionalistas, absolutamente todos, que quieren marchar hacia la independencia con cánticos y pacíficamente… ¡faltaría mas!, tal como los medios de comunicación presentan en las manifestaciones multitudinarias que vemos y seguiremos viendo. La presión política y social es tal que no pueden existir otras banderas que las de la estrella azul de la independencia sobre campo de barras. Ni siquiera la bandera catalana ondea en los balcones, bandera que procede de la enseña de la Corona de Aragón.
No existe otra lengua, que la lengua catalana. La española, utilizada habitualmente por más de la mitad de la población, está proscrita en cualquier ámbito social que dependa del poder reinante catalán: Parlamento autonómico, administración pública, escuela, etc. Socialmente, no es que se desdeñe la lengua española, es que se persigue con multas en rotulaciones de comercios y se denigra con insultos a quien la emplea : “fascista”, “imperialista”, “enemigo de Cataluña”… Restaurantes y bares donde la carta se presenta en varios idiomas, excepto en español. Instituciones públicas, incluso hospitales, donde el informe médico se ofrece al enfermo solo en catalán aunque lo pida en español o lo tenga que mostrar en otro lugar de España donde el catalán no es lengua oficial. En Cataluña, la presencia de todo lo español está proscrita.
Queremos libertad para esa otra Cataluña, sofocada, humillada y despreciada. Queremos libertad para esos catalanes, ahora en las catacumbas sociales, que sin subvención alguna están luchando denodadamente para mantener la españolidad de esta parte de España. Necesitamos la libertad que nos concede la Constitución y nos niega el Gobierno autonómico a pesar de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. Queremos libertad para hablar cuándo, dónde y con quién nos parezca en la lengua oficial que cada uno prefiera. Queremos libertad para ser considerados como ciudadanos de pleno derecho. Queremos que nuestros hijos puedan escolarizarse en español. Queremos libertad para existir en Cataluña. Queremos que nuestro Gobierno, el Gobierno de España, garantice nuestros derechos. Queremos dignidad. Queremos que públicamente se apoye a la Cataluña española y que el Gobierno nos dirija algunas palabras en las que basarnos para tener la seguridad de que vamos a poder seguir residiendo en Cataluña con igualdad de derechos, a pesar de no ser nacionalistas. Queremos que en estos momentos de incertidumbre y zozobra se nos asegure el cumplimiento del juramento de quienes nos representan de “cumplir y hacer cumplir la Constitución”. Necesitamos confiar en nuestro Gobierno.
Libertad para la otra Cataluña. Esa que no se ve, la que está callada, la que tiene miedo a las represalias, que las hay. La que no quiere la independencia, la que existe en las catacumbas, la que no recibe subvención. Libertad para esa Cataluña española que quiere seguir siendo parte integrante de España.
Carmen Leal es profesora de Lengua y Literatura españolas

Conflicto lingüístico en Cataluña CARMEN LEAL

Conflicto lingüístico en Cataluña

‘Cuando dos lenguas que conviven en un mismo territorio no tienen el mismo estatus social, es decir que tienen funciones diferentes, la una -el catalán- se utiliza para las funciones altas de la sociedad y la otra -el español- es relegada al uso particular y privado se llama técnicamente situación diglósica’.
Carmen Leal
Martes, 16 de abril de 2013 | 09:43
Desde el nacionalismo o separatismo y aledaños nos han acostumbrado a oír una y otra vez que en Cataluña no hay ningún problema por razón de lengua, que no hay ningún conflicto. Señores, hay conflicto. Es bien cierto que la ciudadanía en su espacio de libertad, en su relación familiar, afectiva, o simplemente humana se comporta con exquisita cortesía y jamás impone una lengua a su interlocutor. Entre otras cosas, porque catalán y español son lenguas neolatinas muy cercanas cuyos hablantes se entienden entre sí aunque cada uno hable una lengua distinta.
Catalán y castellano son lenguas distintas, pero no distantes genéticamente, ambas son neolatinas y ambas han estado presentes en Cataluña desde siempre. Además, el hablante de cualquiera de ellas intuye que la lengua es principalmente un sistema de comunicación y los ciudadanos de la Comunidad utilizan las dos lenguas para su comunicación interpersonal de manera fluida cuando no hay aditamentos políticos ni presiones de poder.
¿Dónde está, entonces, el conflicto? Este surge cuando en los espacios sociales de prestigio regidos por el poder político, el Parlamento autonómico, la Administración autonómica, la escuela y, en general, en todos aquellos ámbitos sociales de poder, se obliga a utilizar en exclusividad la lengua catalana relegando el español a lengua de uso familiar, íntimo, afectivo, iniciando el camino de la clandestinidad.Especialmente sangrante es el desalojo total del castellano en la escuela como lengua vehicular a pesar de las reiteradas denuncias de mas de 1.000 padres (denuncias recogidas por Convivencia Cívica Catalana ) y de las sentencias favorables al uso equilibrado de la lengua española en la escuela por parte de los tribunales, desde el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña al Tribunal Constitucional, pasando por el Tribunal Supremo.
La palabra conflicto alude a un enfrentamiento de intereses. El conflicto lingüístico será un enfrentamiento entre intereses de las dos comunidades lingüísticas de las dos lenguas oficiales de Cataluña, catalán y castellano, al constatar que los hablantes de castellano no gozan de los mismos derechos lingüísticos que los hablantes de catalán a pesar de que pagan los mismos impuestos y de que el número de hablantes de castellano es ligeramente superior respecto al de catalanohablantes.
Cuando dos lenguas que conviven en un mismo territorio no tienen el mismo estatus social, es decir que tienen funciones diferentes, la una -el catalán- se utiliza para las funciones altas de la sociedad y la otra -el español- es relegada al uso particular y privado se llama técnicamente situación diglósica.
La sociolingüística catalana, tradicionalmente, se ha referido al hecho diglósico de Cataluña como conflicto lingúístico y así lo empleó Lluís Vicent Aracil en 1965 cuando habló de los conflictos sociales y políticos de la existencia de dos lenguas en Cataluña, pero eran otros años y otras circunstancias sociales y políticas. El términoya lo había empleado Benvenuto Terracini en su obra Conflitti di lingue e di cultura.La definición no se hizo explícita hasta el congreso de cultura catalana de 1978, en el que Aracil, Ninyoles, Vallverdú y otros lo definen en las actas como:
“Hay conflicto lingüístico cuando dos lenguas claramente diferenciadas se enfrentan, una como políticamente dominante (uso oficial, uso público) y otra como políticamente dominada. Las formas de dominación son variadas desde las netamente represivas (como las que ha practicado el Estado español bajo el franquismo) hasta las políticamente tolerantes, cuya fuerza represiva es fundamentalmente ideológica (como las que practican los estados franceses e italianos). Un conflicto lingüístico puede ser latente o agudo según las condiciones sociales, culturales y políticas de la sociedad en la que se presente”.
Hasta aquí la opinión de los sociolingüistas catalanes en el año 1978, año de la Constitución española. ¿Qué dicen los sociolingüistas catalanes en el año 2013 de la situación de las lenguas en Cataluña, ahora oficiales, catalán y castellano, cuando el castellano está excluido como lengua de aprendizaje en la escuela, hay multas lingüísticas, no se usa en el Parlamento autonómico de forma oficial, es ignorada en las comunicaciones de la Administración autonómica, apartada de rótulos e indicaciones viarias, etc. y se insulta y denigra al ciudadano castellanohablante?¿Cuál es ahora la lengua políticamente dominante y la lengua políticamente dominada en Cataluña?
La mayoría de los estudiosos que se interesan por los problemas que generan las lenguas en contacto interpretan estos momentos de conflicto lingüístico, como momentos de crisis, una situación transitoria que partiendo de un monolingüismo tiene su resolución en otro monolinguismo. Es decir, en una sustitución lingüística.¿Cuánto tardará en desaparecer por completo el español de Cataluña si en dos generaciones ha desaparecido de la escuela ?
Carmen Leal es profesora de Lengua y Literatura españolas