domingo, 30 de junio de 2013

Qui no vulgui pols que no vagi a l’era

Qui no vulgui pols que no vagi a l’era
Víctor Pàmies és un lingüista especialitzat en refranys. Al març va fer una crida des del seu blog perquè catalanoparlants de totes les arrels li enviessin els 10 refranys catalans que primer els vinguessin al cap. Amb les 1.200 respostes obtingudes, ara ha elaborat el "top ten" de les dites populars més conegudes arreu.
Una de cada tres persones que ha respost a la crida de Víctor Pàmies hi ha inclòs el refrany “Qui no vulgui pols, que no vagi a l’era”. El “top ten” es completa amb les següents dites populars, que es repeteixen en un percentatge molt alt de les respostes rebudes:
2. “Al maig, cada dia un raig”, 26%.
3. “No diguis blat fins que no el tinguis al sac i ben lligat”, 26%.
4. “Març, marçot, mata la vella a la vora del foc i a la jove si pot”, 24%.
5. “A la taula i al llit, al primer crit”, 24%.
6. “Cel rogenc, pluja o vent”, 19%.
7. “Per Nadal, cada ovella al seu corral”, 18%.
8. “Tal faràs, tal trobaràs”, 17%.
9. “Qui dia passa, any empeny”, 16%.
10. “A l’estiu tota cuca viu”, 16%.

sábado, 22 de junio de 2013

Ramon España el Manicomio Catalan

No tiene misericordia, pero le sobra humor. Y del bueno. Escrito con una prosa ingeniosa, llena de retranca, el escritor y periodistaRamón de España hace su retrato particular de la realidad política en El manicomio catalán. Las suyas, dice él, son las reflexiones de “un barcelonés hastiado”, porque lo está. Sólo basta leer las páginas de su más reciente libro para darse cuenta.
Un Laporta que es mezcla de Berlusconi y Charlie Sheen; un Jordi Pujol travestido en Papá Pitufo o un Maragall que terminó trabajando a favor del nacionalismo que adversó son sólo algunas estampas de un libro en el que no queda títere con cabeza: ni los medios, ni los políticos ni burgueses. Todos al saco de la locura y la esquizofrenia. Del resto de encarga su autor.
Columnista en los años noventa en el diario El País y ahora en El Periódico de Cataluña, inició su carrera periodística en la prensa alternativa de la transición (StarDisco Exprés) y fundó luego la revista de cómics Cairo. Ha publicado algunos ensayos de corte humorístico, entre ellos Europa, mon amour o La caja de las sorpresas, una historia personal de la televisión, además de nueve novelas.
-¿Se puede llegar a reír realmente uno de todo esto?
-Es lo único que se puede hacer. Sobre todo porque es lo que más molesta a los interesados. Los nacionalistas, no solo los catalanes, todos, se toman muy en serio a sí mismos. No hay nada que le moleste más que alguien que los señala con el dedo, se los toma a cachondeo y pone al descubierto sus memeces. Preferirían discutir con un nacionalista español a carta cabal, porque en el  fondo se entienden. Cada uno defiende su propia tontería.
-Parece que a Papá Pitufo, como usted llama a Jordi Pujol, le salió todo muy bien excepto la sucesión.
-Esto pasa por elegir de heredero al más tonto de la familia, porque mira tú qué espabilados eran los hermanos: dos negociantes finísimos, que han acumulado auténticas fortunas, pero a éste lo han trincado sin que hubiera pegado el palo. Lo han agarrado en fase tentativa. Pero claro, esa herencia norcoreana de Pujol… ¡es imposible!
"Mas es un arribista, un nacionalista de última hora".
-Entonces Mas ha tenido que entrar en escena a codazos.
-Mas es un arribista, un nacionalista de última hora. Se les distingue a los nacionalistas de última hora porque hablan un español impecable. Mas es uno de ellos. Fue Arturo hasta que se metió en política. Pero él se dio cuenta de ese vacío de poder. AL interrumpirse la dinastía de los Pujol,  encontró su momento. Entre eso y unas extrañas ganas de pasar a la historia forma parte de la explicación todo el cirio que tenemos desde hace un año.
-Usted dice que Pujol consiguió algo increíble: que sus adversarios creyeran que no tenían derecho a vencerle. Dice que el PP es la imagen especular del nacionalismo y del PSOE que fueron un invento de la transición. ¿Entonces, quién hace oposición?
-Yo le echo la culpa a nuestra izquierda, en concreto al PSC, que tiene aquellas famosas dos almas: las de los burgueses progresistas con casa en el Ampurdán y  la chusma del extrarradio de origen inmigrante. Esa lucha permanente entre la izquierda y la catalanidad ha arrojado un saldo espantoso. Cuando ganó Maragall esperábamos un adversario y nos encontramos con un heredero, con aquel estatuto de autonomía que se sacó de la manga. Y en el fondo, el PSC tiene un síndrome de Estocolmo: no merecemos ganar porque no somos tan catalanes como ellos. ¡Coño! ¿Y por qué no sois un poco más socialistas?
"En Cataluña hemos llegado a un punto en el que hasta las obviedades causan sorpresa".
-En el libro no queda títere con cabeza, excepto a Ciutatans, pero dentro de lo que usted llama el manicomio catalán, su planteamiento no deja de ser sentido común.
-Yo sólo les he votado una vez. Durante años, como buen chico progresista barcelonés, fui votante cautivo del PSC. Pero, claro, finalmente… Ciutatans son los  únicos que hablan claro: se puede ser catalán y español al mismo tiempo. ¡Menuda epifanía! En Cataluña hemos llegado a un punto en el que hasta las obviedades causan sorpresa. Lo que sí sé es que ellos, como grupo,  están creciendo, que su inspirador me causa confianza. Ahora son nueve y se habla de 13 o 14 para las próximas elecciones, así que… ¡ a alguien representan!
-Es usted durísimo con la prensa: desde TV3 hasta La Vanguardia, el medio al que mayores críticas asesta.
-Sí, el gremio ha sido lamentable.
"La Vanguardia es un ejemplo insuperable de adecuación a las circunstancias".
-La pregunta sería, ¿empeora?
-Sí. Con la crisis, ya no existe la prensa independiente. El diario que no vive de las subvenciones del gobierno, está con el agua al cuello o intervenido por un banco. Ya me dirás qué independencia puedes ofrecer.
-En ese concierto, La Vanguardia goza de cierta estabilidad, empresarial me refiero.
-La Vanguardia es un ejemplo insuperable de adecuación a las circunstancias, por usar un término suave. Fue el diario más franquista de Barcelona. Luego se hicieron progres, que no mucho. Se hicieron convergentes y ahora, con el director actual, se vendieron. Al grupo Godó han ido a parar cantidades de dinero público. Godó no deja de ser un grande de España y todo el mundo se pregunta, ¿qué hace con el independentismo?
"Últimamente hay mucho independentista sobrevenido".
-¿Qué le ha hecho usted Pilar Rahola?
-Es la típica indocumentada que habla de todo y siempre a gritos, que se presenta como alternativa al sistema cuando vive del sistema. Es la biógrafa de Mas. Me parece un personaje que en una sociedad normal, lo máximo que tendría sería un blog.
-Y según usted, ahora los extranjeros son los ‘nuevos catalanes’.
-Sí, eso es  muy nuestro y muy gracioso: que gente de afuera venga a impulsar la independencia de Cataluña. Hombre, les resulta muy rentable. Vienes de otro país, te tragas todas las patrañas de los nacionalistas, entonces empieza a caer una tertulia por aquí, un articulito por allá…
"Al final se te acaba la paciencia; y por lo menos te das el gustazo de burlarte de la gente que te lleva dando la lata desde 1980".
-Se publicaron unas cifras del CIS, según las cuales, si se pidiera la independencia en este moemnto, más del 50% de los catalanes diría que sí. ¿Realmente eso es así?
-Creo que como mucho estamos en un 50 y 50. También es cierto que últimamente hay mucho independentista sobrevenido, pero es que si tienes un gobierno que te está machacando con que España te roba, o que la culpa es de los andaluces… Es decir, este tipo de discurso racista y miserable,  en época de crisis, termina encendiendo. También hay mucho independentista de boquilla. Tradicionalmente ha habido un 20% de independentismo en Barcelona, el 35% del que se habla ahora ha surgido en buena parte por la crisis económica.
-Entonces, ¿en ‘el manicomio catalán’ hay un rebrote o siempre estuvo así?
-Durante años fue un ruido de fondo. Pero pasó de la tabarra a la sobreactuación.
-¿Y por qué escribe esto ahora y no lo hizo antes?
-Porque desde hace más de un año no se habla de otra cosa. Estamos encerrados con un solo juguete y al final se te acaba la paciencia; y por lo menos te das el gustazo de burlarte de la gente que te lleva dando la lata desde 1980.
-Y se ha quedado a gusto, supongo.
-¡Hombre!

lunes, 10 de junio de 2013

El Futuro de ARTUR MAS

El error del 12 de septiembre
"Se cuenta que un conocido periodista barcelonés recibió el 12 de septiembre pasado, el día después de la no tan histórica manifestación, dos llamadas telefónicas, una de Oriol Pujol y otra de Duran Lleida. Ambos preguntaron lo mismo: "¿Qué debemos hacer?". Ello significa que los secretarios generales de Convergència y de Unió no tenían decidido, todavía, qué camino tomar: si ponerse al frente de la manifestación o integrarla en el plan que previamente se habían trazado. 

¿Cuál era ese plan? Artur Mas lo denominaba desde hacía dos años "transición nacional", es decir, el itinerario que debía recorrer Catalunya para separarse de España y constituir un Estado propio. Las fases eran las siguientes. Primera, reclamar el concierto económico sabiendo de antemano que pedían un imposible para así ir cargándose de razón, acumular fuerzas y ganar nuevos adeptos a la independencia. Esta fase debía durar cuando menos un año más, hasta fines del 2013, justo antes de entrar en el conmemorativo 2014. Sería entonces cuando se plantearía la segunda fase: unas elecciones con un programa basado en el llamado derecho a decidir que debería dar paso a la independencia. Cómo se llegaría a este punto no estaba todavía definido; había que estudiarlo con calma. Ya era un plan suicida. La noticia es que el suicidio se ha adelantado.


La manifestación del 11 de septiembre era un hito más en todo el proceso. La intención era demostrar la fuerza de CiU en la primera, pero no última, negociación con Rajoy sobre el pacto fiscal. Pero se encargó la organización de la manifestación a la ANC, entidad de reciente creación, controlada por ERC y por los sectores más independentistas de CiU. El lema no fue "Por el pacto fiscal" sino "Por un Estado propio dentro de Europa". Este fue el primer error: se cambió el objetivo y, tras el enorme éxito, Artur Mas se vio empujado a pasar a la segunda fase, a la del derecho a decidir y la independencia. Todo se trastocó: el pacto fiscal ya era una antigualla; el error se había consumado.

En lugar de tomar nota de la manifestación, Mas pasó a encabezarla e, inmediatamente, la correlación de fuerzas experimentó un súbito cambio. Primero, porque no todos los que apoyaban el pacto fiscal estaban de acuerdo en recorrer el camino hacia la independencia. Segundo, porque tal desafío estimuló a muchos abstencionistas a votar en contra. Tercero, porque estando de acuerdo con la opción independentista, muchos pasaron a confiar más en ERC que en CiU, más en el original que en la copia.

Además, a partir del 11 de septiembre los errores de Mas fueron muchos, se notó que estaba improvisando, que el paso que había dado no estaba bien meditado. El principal error fue decir que seguiríamos en la UE cuando no era así. Entrar en la OTAN sin el gasto que supone mantener un ejército propio, fue la opinión de un amateur de la política. Que el ahorro fiscal que suponía separarse de España compensaba económicamente los nuevos gastos que comportaba un Estado propio, se vio enseguida que era un cálculo errado. El nacionalismo económico fundado en el famoso déficit de la balanza fiscal cada vez se fue pareciendo más al cuento de la lechera. La ilusión que pretendía sustituir a la realidad se fue desenmascarando semana tras semana. La ruptura civil interna asustaba cada vez más. Así se llegó al día de las elecciones: el movimiento nacionalista se fracturó en dos sectores, CiU y ERC, muy difícilmente asimilables. Mas se dejó arrastrar por una manifestación y no supo liderar un movimiento.

Hoy Artur Mas es un líder caído, definitivamente, aunque haya que dar tiempo al tiempo para que esto se cumpla. Pero sería injusto atribuirle a él toda la culpa del fracaso. Ibarretxe fue empujado por Arzalluz, Mas lo ha sido por Jordi Pujol. El viejo líder, que parecía moderado por pragmático pero que en realidad es un fundamentalista, ha auspiciado desde su propia fundación, en sus cartas semanales, que España era un estorbo para Catalunya y que esta debía emanciparse de su tutela. Artur Mas no ha sido un instrumento de los catalanes, como solía decir, sino un instrumento de Jordi Pujol y del núcleo duro de CiU, el llamado pinyol. Una razón más para que haya pasado a ser un líder caído, un hombre sin autoridad, sólo respaldado por quien aún la tiene, el antiguo presidente.

Artur Mas ponía la noche del domingo la misma cara que Ibarretxe cuando descendía de la tribuna del Congreso sabiendo que había fracasado su plan. CiU debería pensar en el recambio, encontrar a su Imaz o a su Urkullu, si quiere sobrevivir. La decadencia electoral del PSC empezó cuando pactó en el año 2000 con ERC. Esto lo deberían tener en cuenta los dirigentes de CiU. Quien se arrima a ERC se quema; quien la quiere imitar, también. Desde el 12 de septiembre pasado Convergència ha querido interpretar el papel de ERC y ha fracasado estrepitosamente. Si ahora se acerca a ella, se quemará. 

No tengo autoridad para hacer recomendaciones a CiU. Pero si la tuviera les diría sinceramente que cambiaran de orientación y de líderes. Líderes que quisieran ser el Bismarck de España y no el Bolívar de Catalunya".
Francesc de Carreras