"Necesitamos menos envoltorios y más cultura"
28/03/2012 11:04
Gemma Aguilera.- Jordi Panyella, periodista de referencia en el Avui, ha publicado ‘Fèlix Millet, el gran impostor. La trama secreta del expolio del Palau’ (Angle Editorial), un trabajo periodístico que plasma los detalles del expolio económico y fraude cultural más grave que ha sufrido Catalunya.
--Ha obtenido mucha información de fuentes conocedoras de primera mano del caso Millet, pero explicas que estas fuentes no quieren desvelar su identidad. Aunque han pasado más de dos años desde que los Mossos d'Esquadra entraron en el Palau de la Música, ¿piensa que todavía hay miedo de hablar de Fèlix Millet?
--A mí no me ha dado nada de miedo hacer este libro. En cambio, a la gente que ha estado cerca suyo, por debajo, al mismo nivel e incluso por encima, les da miedo identificarse cuando me cuentan cosas. Los que eran subordinados porque creen que Fèlix Millet todavía tiene poder de incidir. Los que están a su mismo nivel o por encima, es una estrategia de imagen, de evitar que se les vincule. Y aún hay otra versión, gente que da la cara pero para desmarcarse de ellas. Cuando a este grupo les he preguntado si habían tenido contacto con Fèlix Millet tras estallar el caso, todos me han dicho que hacía meses que no, que es un apestado.
--A su entender, ¿Fèlix Millet todavía tiene poder?
--No, rotundamente.
--Fèlix Millet transmitió, durante las comparecencias ante el juez, una imagen de frivolidad que indignó a la sociedad. ¿Es consciente de la magnitud del fraude?
--Él no tiene miedo, está descolocado porque no tiene la sensación de haber delinquido. Él tiene el convencimiento, y es cierto, que salvó el Palau de la Música. Cuando él se puso al frente, el Palau se caía a pedazos, y lo ha convertido en una joya. Si os paráis diez minutos delante del Palau veréis que es constante el goteo de turistas. Por lo tanto, él no tiene plena conciencia de haber delinquido, sí es consciente de que ha hecho cosas mal hechas, pero no le parece que sean delito. Y por tanto, sí considera que de una manera u otra ha sido tratado injustamente. Por eso no quería devolver la Cruz de Sant Jordi.
--Durante mucho tiempo ha tenido la complicidad de las administraciones y de los mecenas. Y quizá también, en nombre de la cultura, ¿se han permitido más cosas que no se permitirían en un ámbito diferente?
--Sí, es cierto. Yo he llegado a la conclusión de que se sabía lo que pasaba allí dentro, pero no en la medida en que pasaba, porque entonces se habría actuado de forma mucho más contundente. Pero el Palau es un símbolo, y eso descoloca a mucha gente cuando se hace público el caso.
--Respecto de este expolio cultural, en el libro da a entender que la sociedad civil catalana y los representantes políticos tienen parte de responsabilidad por haber permitido que el robo se hubiera alargado tanto. ¿En qué sentido?
--Necesitamos menos piedras y más cultura, menos envoltorios y más proyectos. La envoltura es fantástica, y lo digo no sólo por el Palau de la Música, sino también por las galas del cine catalán, por ejemplo. Pero detrás de esto, ¿qué cine tenemos, cómo se promociona la base del canto y de la música? La clase política está muy pendiente de la imagen, de qué dirán, y muy poco del contenido. Todo es muy vacío, tanto ellos como lo que genera su actividad.
--¿Diría que Fèlix Millet es una persona culta?
--Domina el saxo, pero como afición. Un hombre que representa la máxima cultura, no se le vio nunca en el Liceo, y tampoco pisaba el Auditorio, ni fue el Forum de las Culturas. Es decir, que su mundo era él, y el Palau en la medida que le servía para incrementar su capacidad de influencia y de poder.
--El padre de Fèlix Millet fue un gran mecenas de la cultura. ¿Piensa, sin embargo, que el apellido ha quedado perjudicado para siempre?
--El honor de la familia ha quedado bastante perjudicado. El caso Millet está muy presente todavía en conversaciones cotidianas, ha generado mucha indignación, y durará durante mucho tiempo. El apellido quedará marcado para siempre.
--¿La sociedad civil ha perdido el respeto hacia el Palau de la Música?
--La sociedad se ha de volcar en restituir el honor del Palau. Ahora hay mucho debate sobre si la actual dirección del Palau de la Música es la que corresponde o no, entre otras cosas por la ligazón que tiene Mariona Carulla con el pasado, y porque es una persona imputada penalmente por un tema fiscal. No deja de ser feo que una institución que ha sufrido tanto tenga ahora como presidenta a una persona imputada. La sociedad debe apoyar el Palau de la Música para garantizar su futuro. Lo que es evidente es que presidir el Palau da mucho poder e influencia, porque aun ahora hay una pugna por controlarlo. Y es que uno de los tótems de este país, junto con el FC Barcelona, es el Palau de la Música.
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