lunes, 18 de noviembre de 2013

Javier Barraycoa, profesor de la Universidad Abat Oliba y autor de libro Cataluña Hispana (LibrosLibres, 2013)

“El nacionalismo no soporta el analisis histórico” Entrevista a Javier Barraycoa

Publicamos en primicia una entrevista con Javier Barraycoa, profesor de la Universidad Abat Oliba y autor de libro Cataluña Hispana (LibrosLibres, 2013). El libro, una baño refrescante y ameno de historia, se puede comprar en El Corte Inglés o en su librería habitual. Compre al menos dos ejemplares, porque deseará regalarlo estas Navidades.
imagen portada-En estos momentos que Cataluña está en boca de todos los españoles, ¿qué sentido tiene sacar un libro con este título tan paradójico?
Nada de paradójico, en Cataluña podemos descubrir de una forma excepcional y hermosa la esencia de la Hispanidad. La catatalanidad ha sido una concreción, entre otras tantas como la castellana o la euskera, del espíritu de la Hispanidad.
-Los nacionalistas no estarán muy de acuerdo …
No crea. Los primeros catalanistas, paradójicamente, fueron los grandes apologistas de la Hispanidad. Ellos defendían el concepto de Hispanidad y rechazaban que Castilla lo hubiera monopolizado. Por eso entre los primeros teóricos del catalanismo encontramos muchos “hispanistas” que incluso defendían la unidad de España y Portugal. Lo malo es que los nacionalistas actuales tienen un desconocimiento absoluto incluso de los orígenes doctrinales del catalanismo.
-Ponga un ejemplo de este desconocimiento …
Por ejemplo, nadie quiere acordarse de que –considerando como la primera Hispanidad al reino visigodo- la primera capital de ese reino fue Barcelona, donde Ataúlfo instaló su Corte, huyendo de las Galias.
-¿O sea que la primera capital de España fue Barcelona?
Si, mucho antes que Toledo, eso ocurría en el siglo V;  mientras que el primer registro escrito de Madrid lo tenemos desde el siglo IX.
-Vaya, vuelve a provocar como en su anterior libro Historias ocultadas del nacionalismo catalán, por el que le han calificado algunos nacionalistas como “Barraycoa el intoxicador” …
Sí, así me han definido algunos “pensadores” catalanistas. El nacionalismo no soporta el análisis histórico, es hijo del romanticismo decimonónico y aún no se ha recuperado de ello.
-Cuente otra historia provocadora …
Existe la falsa creencia de que el himno de España no tiene letra, pero no es así. Con motivo de la boda de Alfonso XIII, en 1909, se encargaron varias letras oficiales del himno al poeta catalán Eduardo Marquina. Concretamente se escogieron tres, de la cincuentena de letras presentadas, como oficiales.
-Usted se ganará así muchos enemigos …barraycoa
Qué le vamos hacer. El himno nacional español, deriva de la marcha de Granaderos. Los Granaderos reales fue un cuerpo militar fundado por Felipe V tras la Guerra de Sucesión. Era la guardia pretoriana del monarca, y perteneció –como cuerpo- a la Casa Real y no al Ejército. Lo más curioso es que el Cuerpo de Granaderos fue constituido por nobles catalanes. El “odiado” Felipe V depositó su seguridad en manos de la nobleza catalana.
-Y ahora también me dirá que los castellanos eran austracistas …
Claro, hubo muchos castellanos austracistas y muchos catalanes felipistas. El maniqueísmo de la historiografía nacionalista es insoportable. En 1714, en la numantina defensa de Barcelona hubo, junto a los regimientos de Barcelona, un Tercio de castellanos, otro de aragoneses y uno de navarros defendiendo la ciudad. El verdadero héroe de 1714 fue Villarroel y no Casanova. Se ha ocultado la figura de Villarroel porque, aunque nacido accidentalmente en Barcelona, era gallego. Él sí sufrió y murió de forma infame en prisión. Pero los catalanistas prefieren homenajear a Rafael de Casanova, personaje controvertido y poco heroico.
-¿Y qué hay de la famosa represión de Castilla sobre Cataluña?
Se quiera o no, Cataluña participó, casi generalmente y a su ritmo, en los proyectos de la Monarquía hispánica. El Dietario de la ciudad de Barcelona recoge los festejos en el villa con motivo de la conquista de Granada, afirmando que fueron “los más grandes jamás celebrados”. En la pacificación de las Alpujarras participaron miles de catalanes. De ellos dijo don Juan de Austriaque eran “los súbditos más leales al Rey de España”. Y luego vino Lepanto. Barcelona resurgió al convertirse en el epicentro de la preparación de la batalla. Las Atarazanas volvieron a recobrar su viejo esplendor medieval al tener que construir embarcaciones de guerra. Fueron muchísimo los recuerdos que durante siglos se conservaron en Cataluña de aquella batalla: banderas turcas, fanaletes de las embarcaciones enemigas o, cómo no, la gran devoción en Barcelona al Cristo de Lepanto. Sólo de la población de Sant Feliu de Guíxols (Gerona), salieron 80 combatientes para Lepanto.
-O sea, que Usted quiere demostrar que Cataluña fue más “española” que incluso Castilla …
Como mínimo fue tan hispana como Castilla y otros reinos de las Españas. Esto se ve claramente en el siglo XIX, donde paradójicamente, va emergiendo el nacionalismo catalán.
-Ponga algún caso …
En la Guerra de África (1860), Tetuán se pudo tomar porque los voluntarios catalanes, ante la falta de escalas para flanquear las murallas, improvisaron un “castell”. Al grito de “Espanya, Espanya!!” se tomó Tetuán. Las guerra realista, la de los “malcontents” o las guerras carlistas son una demostración de la explosión de españolidad en Cataluña.  O bien, entre los “últimos de Filipinas”, en Baler, estuvieron valencianos y catalanes. Igualmente, cuenta Millán Astray que de los primeros 400 legionarios, 200 de ellos provenían del banderín de enganche de Barcelona, constituyéndose así la Legión con una mayoría de catalanes. Igualmente los primeros movimientos de patriotismo español en sentido moderno, aparecieron a principios del siglo XX como reacción al catalanismo. Surgieron en Barcelona grupos como La Traza o “los hijos de Malasaña”, mucho antes que José Antonio Primo de Riverafundara la Falange.
-¿Alguna provocación más?
No intento provocar, pero esto es la historia, le guste o no a quien sea. Por ejemplo, entre los siglos XVIII y XIX, mucho antes de que la mayoría de catalanes empezara a conocer la sardana, el baile típico en la llanura de Barcelona era la “Dansa de Sant Isidre”. La devoción en Cataluña a San Isidrolabrador era inmensa. Hay infinidad de poesías populares catalanas que se cantaban a modo de oración, “los gozos”, dedicadas a “Sant Isidre Llaurador”.
cathisp-grc3a1fico-Y ahora me dirá que la gente bautizaba a sus hijos más con el nombre de “Isidro” que como “Jordi” …
No le quepa duda. Durante siglos en Cataluña a nadie se le ocurría bautizar a sus hijos con el nombre de Jordi. La devoción a Sant Jordi estaba reducida al estamento militar y nunca alcanzó la devoción popular hasta finales del siglo XIX. El incipiente nacionalismo popularizó al santo y al Dragón. El modernismo arquitectónico y literario consagró a Sant Jordi como un santo popular catalán, pero nunca lo había sido.  El Dragón se convirtió en una abstracta metáfora de un “enemigo” a batir. Cada uno podía interpretar si el Dragón eran los pecados, los gobiernos opresores de Madrid, Castilla, etc … En eso consistía el romanticismo, en que la imaginación podía volar como quisiera, sin necesidad de reverenciarse a la realidad. Es curioso que ningún conde catalán o Rey de la Corona de Aragón se llamara “Jordi”, en cambio sí tuvimos “Jaimes”, cuya onomástica corresponde al patrón de España, Santiago. Hoy tampoco se hace mucho caso a Sant Jordi y los libros para pequeños te presentan al Dragón como una mascota simpática y ecológica.
-Y ahora me dirá que nunca se persiguió al catalán.
En el libro se dedica una parte importante a este complejo tema. Sólo decirle que la inmensa mayoría de disposiciones legales para restringir la lengua catalana en el siglo XIX se hicieron desde gobiernos democráticos de izquierdas (liberales) y por políticos masones. En el libro detallo una larga lista.
-Bueno, me ha convencido de que este libro como mínimo será polémico.
La pretensión no es que sea polémico sino que nos ayude a los catalanes a conocer nuestra actualmente acallada esencia hispana y dar a conocer al resto de españoles que la catalanidad no es un peligro para España, sino su mejor aliada. Es el catalanismo el que ha pervertido la idea de catalanidad, y eso es lo que debemos recuperar y admirar todos los españoles.
-Muchas gracias y suerte con esta nueva provocación intelectual
Sí, eso es lo que hace falta que nos atrevamos a pensar, debatir y cotejar información. Aún no me he encontrado ningún nacionalista que quiera hacerlo.

Historias ocultadas del nacionalismo catalán (Libros Libres, 2011)

Barraycoa: “El nacionalismo sabe que necesita generar odio contra España”

Javier Barraycoa es un profesor universitario barcelonés que ha puesto negro sobre blanco las contradicciones del nacionalismo actual en un libro que desmonta los mitos defendidos por el catalanismo político a nivel histórico. En realidad, Barraycoa destapa historias, desde la anécdota a la categoría, que no se conocen ni se divulgan en Cataluña. No, al menos, en los libros escolares, ni en los foros políticos. El libro está siendo un éxito de ventas. Se lee cómodamente y está enfocado a la divulgación de la historia.
Historias ocultadas del nacionalismo catalán (Libros Libres, 2011) no será libro de cabecera de los políticos nacionalistas, pero lo leerán. El vicerrector de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona y profesor en la Universidad de Barcelona, autor de varios libros desmitificadores de dogmas de la sociedad actual, plantea en esta obra más de 200 historias ocultadas por el establishment catalán. Desde la financiación de Mussolini a Macià para invadir Cataluña, al apoyo político y económico de destacados nacionalistas para que Franco ganara la Guerra Civil, pasando por la historia del presidente de la Generalidad Lluís Companys, que pasó buena parte de su vida con absoluta carencia del sentimiento nacionalista.
La obra del barcelonés Javier Barraycoa está siendo un éxito de ventas en toda España, sobre todo en Cataluña y la Comunidad Valenciana.
Más de dos centenares de historias y mitos incuestionables en Cataluña sobre los que se apoyan ciertas teorías y reivindicaciones políticas en la actualidad. Barraycoa siente una cierta melancolía de épocas en las que, entre intelectuales, se discutía y se respondían unos a otros con libros y manifiestos. No espera respuesta alguna a su libro. Quizás, porque no pueda haberla. El autor del libro ha charlado con LA VOZ DE BARCELONA sobre la historia de Cataluña, la actualidad política y algunos mitos del futuro.
¿Por qué un libro como este?
Principalmente, por la sorpresa de ver cómo en 30 años ha cambiado toda la sociedad catalana y he sido testigo de primera mano. El libro arranca por una experiencia con un amigo nacionalista que, tras discutir mucho de historia de Cataluña y darse cuenta que yo sabía mucha más historia de Cataluña que él -lo cuento en el libro-, me afirmó que el nacionalismo no tiene nada que ver con la historia, que es una pura actitud, una pura voluntad y, por lo tanto, no necesita de la historia. El libro es para recordar que sí tenemos que recurrir a la historia de Cataluña porque si no nunca entenderemos lo que es Cataluña.
Cuando se refiere al nacionalismo, ¿se refiere al actual? ¿El nacionalismo actual marca distancias con la historia?
Actualmente, es un discurso que funciona solo, es como un autómata. Es una ideología que pone en marcha, curiosamente, un círculo conservador en Cataluña liderado por Prat de la Riba, porque el catalanismo previo a este no era nacionalista y, de hecho, originariamente la palabra catalanista servía para definir a un historiador de lo catalán: gente muy tradicional, gente muy sensata, gente que se sentía española… y los catalanistas de izquierdas consideraban, todos, que la nación era España. El primero que crea la idea de nacionalismo es un conservador de derechas y pone en marcha una ideología que con el tiempo ni siquiera ellos mismos pueden controlar. El paso de la Lliga a la aparición de ERC es el paso del catalanismo conservador político a un catalanismo que ya se les ha escapado de las manos y es otra ideología que la toma la izquierda. Y actualmente pasa lo mismo.
Macià, Companys y Tarradellas, por ejemplo, ¿son mitos vistos desde 2011?
Sí, hay una clara mitología sobre estos personajes. Todo nacionalismo necesita crear un imaginario colectivo y necesita crear unos ídolos. Muy pocos catalanistas o nacionalistas saben que Macià había sido un militar españolista y monárquico, que cambia de actitud… esto pasa en muchos catalanistas de los primeros años, que no eran nacionalistas, pero de golpe cambian de opción en muchas veces por cuestiones personales. En el libro defiendo que hay algo de psicológico en el catalanismo. Muchos catalanistas, después, se pasan al españolismo, como Eugeni d’Ors, Valls-Taberner… es una especie de religión, conversos, herejes, separaciones, peleas…
Cuando habla del tema psicológico, ¿se refiere a la obra de Oliver BrachfeldLos sentimientos de inferioridad, que cita en su libro?
Sí, hay una contradicción en el discurso nacionalista, que un autor como Brachfeld lo pone incluso como ejemplo de la psicología del perfil del complejo de inferioridad, que muchas veces necesita manifestarse como mucho más de lo que es. Esto genera, en el discurso catalanista, una contradicción muy fuerte: Cataluña -y todos los catalanistas al principio políticos hacen este discurso- somos una raza superior casi aria, de orígenes arios, nos conectamos más con Europa que con el resto de España que son moros, son semitas, etc., por lo tanto somos los más avanzados, somos los mejores, pero siempre hemos estado dominados por Castilla. ¿Cómo resuelves la contradicción: si somos mejores, cómo nos dominan los inferiores? De aquí el complejo de inferioridad.
Uno de los argumentos con los que responde el nacionalismo político catalán es que también hay un nacionalismo español. ¿Si el nacionalismo catalán tiene complejo de inferioridad, todos los países tienen complejo de inferioridad, es decir, también el supuesto nacionalismo español?
No. Es cierto que hubo un intento de crear un nacionalismo español, pero, curiosamente, fue por parte de la izquierda. En el siglo XIX, los liberales querían crear un Estado centralista y necesitaban crear un imaginario colectivo de la nación española y recurren a que esto empieza en 1812, con la Constitución de Cádiz, sin necesidad de contemplar la historia anterior. Pero el imaginario y el nacionalismo español siempre ha sido más débil en su construcción. Esto se explica por las guerras civiles del siglo XIX que impidieron que este Estado centralista se consolidara como en Francia, Italia, Alemania, etc. El nacionalismo español nunca ha tenido tanta fuerza. Tiene menos de místico que el nacionalismo catalán.
¿Qué papel juega la cultura en el nacionalismo catalán?
Es fundamental. En el libro lo explico. Algunos catalanistas se dieron cuenta -incluso Prat de la Riba lo dice- de que la lengua es un arma política pero tenían conciencia de que ni el catalán se iba a perder ni hicieron muchos esfuerzos en publicar en catalán. En cambio, con el tiempo, dentro de la creación del mito, la lengua y la cultura han tomado fuerza. Es algo muy potente porque la lengua es el puente entre el catalanismo ideológico racista y el catalanismo actual. Me explico: durante 30 años defendieron el discurso racista potente, tenemos un hueso en la cabeza especial (doctor Robert), pero hay un momento en el que este discurso deja de funcionar, tras la II Guerra Mundial, ya que se hunde el discurso racista en toda Europa. Y defienden que, ya que no son raza, se han de definir por el idioma. Esto es lo que pregona Jordi Pujol: si conseguimos que la gente hable en catalán los haremos catalanistas. Ya no es salvar la lengua por salvarla sino que se convierte en un instrumento político incluso de transformación mental.
¿Están consiguiendo esto?
Sí, claro, claro… tenemos indicios de ello. Por ejemplo, las políticas de la Generalidad desde hace años de fomentar inmigración magrebí y no de Hispanoamérica es porque tienen la esperanza de que puedan catalanizar más fácil a un no castellanoparlante que a un castellanoparlante. La lógica de la utilización de la lengua como transformación mental sigue vigente.
En el libro habla de la lengua catalana durante el franquismo…
Sí, se utiliza el concepto genocidio cultural… cualquiera que hubiera vivido en ese tiempo sabe que no se prohibió hablar una lengua al pueblo. Hubo editoriales, revistas, premios y certánemes de poesía y literatura, hubo teatro… El catalán fue una lengua muy viva durante el franquismo. E incluso tuvo un apoyo legal al final del franquismo cuando se introdujo como lengua vehicular para primaria en las escuelas. Se ha creado un gran mito sobre la persecución.
¿Por qué se ha creado este mito?
La presión sobre el uso del catalán fue de más a menos. Al principio del franquismo, el catalán se asoció a la lengua de los republicanos y de los separatistas. Pero esto duró como mucho cinco años, luego la presión fue aflojando y el catalán pudo prosperar. Si se censuraba algo no era, generalmente, porque estuviera en catalán sino porque el contenido solía ir contra el franquismo. Pero ahora hay que reforzar el mito catalanista. Y esto ocurre a partir de la Transición: de una resistencia prácticamente inexistente del catalanismo, porque la resistencia al franquismo la hicieron los anarquistas y los comunistas, se intentó sacar réditos políticos durante la Transición y poder exigir la autonomía en Cataluña. Se creó el gran mito de la persecución del catalán, pero hay miles de libros escritos en catalán editados durante el franquismo.
¿Será Jordi Pujol uno de los mitos del nacionalismo?
Claro. A Pujol ya lo están preparando para que sea el siguiente mito, el siguiente presidente de la Generalidad. Le harán, casi, casi un funeral de Esatdo, como lo hicieron con Prat de la Riba. Es una especie de patriarca. Nos lo quieren presentar como el patriarca de la nueva Cataluña. Lo que en su momento fue Torras i Bages, el patriarca espiritual, ahora Pujol ya se va configurando como el gran patriarca con su descendiente y todo, como es Oriol Pujol, que controlará el partido. Jordi Pujol lo ha hecho muy bien porque ha sido fiel a Prat de la Riba: siendo conservador entendió que la lógica del nacionalismo consistía en no posicionarse ideológicamente, es decir, sacrificar su espíritu conservador por la nación; y esto significó ir asumiendo todo tipo de propuestas del nacionalismo de izquierdas. Esto ya lo hizo Prat de la Riba.
Es decir, ¿se puede ser nacionalista y de izquierdas?
Ahora sí, pero en su época era contradictorio. Incluso en los manifiestos fundacionales de la banda terrorista Terra Lliure se expone que la independencia para ellos no era el fin, no era una finalidad política, sino que era un instrumento para una revolución internacional. En los discursos de izquierdas siempre primaba la idea del internacionalismo, y el nacionalismo era una característica ideológica burguesa. Esta es la perversión del nacionalismo actual, la fusión de conceptos contradictorios.
¿Y serán mitos Maragall y Montilla?
No. A Montilla ya le están llegando los puyazos para que no lo sea: le acusan de traidor por ir al Senado de España. Y Maragall, al contrario que Pujol, no tuvo claro nunca lo que quería. Ha sido un personaje demasiado contradictorio y poco coherente. No pasará a la historia. De hecho, se acaba de celebrar el centenario del aniversario del nacimiento de su abuelo, el poeta Maragall, y aquí nadie ha dicho nada. Se ha vivido un silencio sepulcral.
¿Por qué permite el Estado que se creen estos mitos que son, en principio, contra el Estado y fomentan el odio contra este? ¿Ocurre esto en otros países?
El modelo nacionalista catalán se puede dar en varios sitios. Pero la diferencia es que en España el Estado ha sido débil comparativamente y la burguesía catalana ha sido muy potente. Esto le ha permitido enfrentarse al Estado. Ya lo dice Prat de la Riba cuando escribe la historia del nacionalismo, que viene a decir: teníamos una dualidad, una contradicción, sentirnos catalanes y españoles, pero para seguir avanzando en el catalanismo tuvimos que aprender a odiar lo español, a odiar a España. El propio nacionalismo sabe que necesita generar odio y este es el leitmotiv. Lo que en un principio era un amor a Cataluña se transformó en odiar a España.
En el libro apunta que la especialidad del nacionalismo es crear el problema para, luego, dar la solución. ¿Es lo que practica CiU en el Congreso? ¿Es el hilo conductor del nacionalismo desde sus inicios?
Sí. Hay varios analistas del nacionalismo de principios del siglo XX que ya descubren esta táctica. La primera mentira era hacer creer a los catalanes que los castellanos nos odiaban, y así, nosotros odiaríamos a los castellanos. Era crear la dialéctica del odio. Pero Cambó era muy consciente -lo explica en sus memorias- de que esto era una forma de conseguir una serie de beneficios para Cataluña, y de hecho no se lo creían mucho. La Lliga, que no se llama catalanista porque no le gustaba a nadie, reúne a muchos empresarios y burgueses del textil y se convierte en un instrumento político de presión, pero no se creían el catalanismo. Como mucho un pequeño grupo de jóvenes reunidos en el Centre Escolar Catalanista, que van creando la ideología del nacionalismo, eso sí, con el dinero de la burguesía.
Sin embargo, durante el franquismo la burguesía catalanista colabora con el Estado, y actualmente CiU es un apoyo a cualquier Gobierno, ya sea del PP o del PSOE.
Cuando la Lliga se veía en la tesitura de tener que escoger entre ser de derechas o catalanista, prefería ser de derechas. Hay bombas, atentados… prefieren el orden, prefieren a Primo de Rivera, prefieren a Franco, lo que sea. Hay algo en el catalanismo actual que todavía piensa así y se mueve en estos parámetros, pero no todo. El día que sean más nacionalistas que conservadores promoverán una ruptura.
¿Cree posible una ruptura de Cataluña del resto de España?
Sería la ruina absoluta de Cataluña, sería una desgracia. Lo saben. Tienen estudios. Lo ha dicho Mas hace poco recordando que le gustaría que la dependencia al resto de España fuera solo del 5%, pero actualmente es del 80%. Saben que en la situación actual una ruptura sería un fracaso. Sueñan con lo que han definido como un divorcio amistoso: estamos en el espacio europeo, tenemos el euro, libre comercio, frontera abierta, España nos acepta en Europa… pero claro, esto no ocurriría nunca. El Gobierno no permitiría que Cataluña entrara en el euro, y tendríamos que volver a la peseta. Sería una situación agónica. Además, en Europa no hay nadie que quiera romper las fronteras. Aunque, otra cosa sería que estallara Europa, ya que los nacionalismos siempre surgen tras las guerras, por ejemplo. Pero en el escenario actual, Europa no está para aventuras secesionistas.
¿Qué libros recomienda para conocer más la realidad histórica de Cataluña y entender lo que es la Comunidad?
Un libro que muy pocos catalanistas o nacionalistas han leído es el de Torras i Bages: La tradició catalana. ¿Por qué? Porque da una visión de lo que tiene que ser Cataluña, con sus más y sus menos, porque Torras i Bages cuando lo escribe es muy joven. Es un libro en el que, por ejemplo, critica a los que cantan canciones en castellano pero, salvo en algunas cosas muy circunstanciales, el resto del libro es una reflexión muy profunda sobre la esencia de Cataluña. También hay que leer La nacionalitat catalana, de Prat de la Riba. La gente se llevaría muchas sorpresas cuando Prat de la Riba acaba la obra afirmando que España es un Estado, compuesto de muchas nacionalidades, y que Cataluña ha de liderar estas nacionalidades para construir un imperio y llegar al progreso. Es una proclama de un imperio español. Quiere reconstruir el imperio español que finaliza en 1898, y surge de una frustración de la fallida del imperio. Lo curioso es que este libro sea el punto fundacional del nacionalismo catalán.
¿Qué personajes olvidados y no mitificados destacaría de la historia de Cataluña?
Hombre, clarísimamente Eugeni d’Ors y Josep Pla, por ejemplo. Gente que son catalanistas, conservadores y de derechas, pero que ven el catalanismo como una expresión del regionalismo. Cuando se dieron cuenta de que el catalanismo se estaba convirtiendo en un monstruo se desdicieron. Otro personaje fundamental es Antonio María Alcover. Es el gran filólogo catalán que es traicionado por Prat de la Riba para imponer el catalán artificial y falso de Pompeyo Fabra. Sí, Pompeyo, porque nunca firmó como Pompeu, y siempre lo hizo como Pompeyo. Otro sería Duran y Bas, que tiene una obra regionalista y, sin embargo, se cree que es una obra nacionalista. Hay muchos autores interesantes pero no interesa que se conozcan. No son mitos para los nacionalistas.
Acabamos. ¿La publicación del libro le ha supuesto algún problema profesional en Cataluña?
Cara a cara, no. Pero indirectamente, sí. Se me ha acusado de ser un catalán traidor, un botifler, pero la táctica del nacionalismo siempre es, primero, ocultar, silenciar… de momento estamos en esta etapa. Lo que pasa es que mi libro está teniendo un éxito de ventas indudable. Por otro lado, estoy teniendo mucho apoyo de entidades cívicas y de muchos lectores. Curiosamente, muchas felicitaciones me están llegando de Valencia.
¿Habrá una segunda parte del libro, con más mitos o más estudio sobre el nacionalismo catalán?
Tiene que haberla. Creo que el nacionalismo catalán todavía no está bien estudiado. Hay que estudiar más el catalanismo durante el franquismo y durante la Transición española. Nos llevaríamos muchas sorpresas. En muchos pueblos de Cataluña, durante el franquismo, los que dominaban el establishment acaban siendo los que siguen controlando los pueblos en democracia. Por ejemplo, el padre de Àngel Colom, ex líder de ERC y ahora en CiU, fue el alcalde franquista de su pueblo.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Barcelona fue la primera capital de España. Javier Barraycoa

Barcelona fue la primera capital de España.

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barraycoa
Publicamos en primicia una entrevista con Javier Barraycoa, profesor de la Universidad Abat Oliba y autor de libro Cataluña Hispana (LibrosLibres, 2013). El libro, una baño refrescante y ameno de historia, se puede comprar en El Corte Inglés o en su librería habitual. Compre al menos dos ejemplares, porque deseará regalarlo estas Navidades.
-En estos momentos que Cataluña está en boca de todos los españoles, ¿qué sentido tiene sacar un libro con este título tan paradójico?
Nada de paradójico, en Cataluña podemos descubrir de una forma excepcional y hermosa la esencia de la Hispanidad. La catatalanidad ha sido una concreción, entre otras tantas como la castellana o la euskera, del espíritu de la Hispanidad.
-Los nacionalistas no estarán muy de acuerdo …
No crea. Los primeros catalanistas, paradójicamente, fueron los grandes apologistas de la Hispanidad. Ellos defendían el concepto de Hispanidad y rechazaban que Castilla lo hubiera monopolizado. Por eso entre los primeros teóricos del catalanismo encontramos muchos “hispanistas” que incluso defendían la unidad de España y Portugal. Lo malo es que los nacionalistas actuales tienen un desconocimiento absoluto incluso de los orígenes doctrinales del catalanismo.
-Ponga un ejemplo de este desconocimiento …
Por ejemplo, nadie quiere acordarse de que –considerando como la primera Hispanidad al reino visigodo- la primera capital de ese reino fue Barcelona, donde Ataúlfo instaló su Corte, huyendo de las Galias.
-¿O sea que la primera capital de España fue Barcelona?
Si, mucho antes que Toledo, eso ocurría en el siglo V;  mientras que el primer registro escrito de Madrid lo tenemos desde el siglo IX.
-Vaya, vuelve a provocar como en su anterior libro Historias ocultadas del nacionalismo catalán, por el que le han calificado algunos nacionalistas como “Barraycoa el intoxicador” …
Sí, así me han definido algunos “pensadores” catalanistas. El nacionalismo no soporta el análisis histórico, es hijo del romanticismo decimonónico y aún no se ha recuperado de ello.
-Cuente otra historia provocadora …
Existe la falsa creencia de que el himno de España no tiene letra, pero no es así. Con motivo de la boda de Alfonso XIII, en 1909, se encargaron varias letras oficiales del himno al poeta catalán Eduardo Marquina. Concretamente se escogieron tres, de la cincuentena de letras presentadas, como oficiales.
-Usted se ganará así muchos enemigos …
Qué le vamos hacer. El himno nacional español, deriva de la marcha de Granaderos. Los Granaderos reales fue un cuerpo militar fundado por Felipe V tras la Guerra de Sucesión. Era la guardia pretoriana del monarca, y perteneció –como cuerpo- a la Casa Real y no al Ejército. Lo más curioso es que el Cuerpo de Granaderos fue constituido por nobles catalanes. El “odiado” Felipe V depositó su seguridad en manos de la nobleza catalana.
-Y ahora también me dirá que los castellanos eran austracistas …
Claro, hubo muchos castellanos austracistas y muchos catalanes felipistas. El maniqueísmo de la historiografía nacionalista es insoportable. En 1714, en la numantina defensa de Barcelona hubo, junto a los regimientos de Barcelona, un Tercio de castellanos, otro de aragoneses y uno de navarros defendiendo la ciudad. El verdadero héroe de 1714 fue Villarroel y no Casanova. Se ha ocultado la figura de Villarroelporque, aunque nacido accidentalmente en Barcelona, era gallego. Él sí sufrió y murió de forma infame en prisión. Pero los catalanistas prefieren homenajear a Rafael de Casanova, personaje controvertido y poco heroico.
-¿Y qué hay de la famosa represión de Castilla sobre Cataluña?
Se quiera o no, Cataluña participó, casi generalmente y a su ritmo, en los proyectos de la Monarquía hispánica. El Dietario de la ciudad de Barcelona recoge los festejos en el villa con motivo de la conquista de Granada, afirmando que fueron “los más grandes jamás celebrados”. En la pacificación de las Alpujarras participaron miles de catalanes. De ellos dijo don Juan de Austria que eran “los súbditos más leales al Rey de España”. Y luego vino Lepanto. Barcelona resurgió al convertirse en el epicentro de la preparación de la batalla. Las Atarazanas volvieron a recobrar su viejo esplendor medieval al tener que construir embarcaciones de guerra. Fueron muchísimo los recuerdos que durante siglos se conservaron en Cataluña de aquella batalla: banderas turcas, fanaletes de las embarcaciones enemigas o, cómo no, la gran devoción en Barcelona al Cristo de Lepanto. Sólo de la población de Sant Feliu de Guíxols (Gerona), salieron 80 combatientes para Lepanto.
-O sea, que Usted quiere demostrar que Cataluña fue más “española” que incluso Castilla …
Como mínimo fue tan hispana como Castilla y otros reinos de las Españas. Esto se ve claramente en el siglo XIX, donde paradójicamente, va emergiendo el nacionalismo catalán.
-Ponga algún caso …
En la Guerra de África (1860), Tetuán se pudo tomar porque los voluntarios catalanes, ante la falta de escalas para flanquear las murallas, improvisaron un “castell”. Al grito de “Espanya, Espanya!!” se tomó Tetuán. Las guerra realista, la de los “malcontents” o las guerras carlistas son una demostración de la explosión de españolidad en Cataluña.  O bien, entre los “últimos de Filipinas”, en Baler, estuvieron valencianos y catalanes. Igualmente, cuenta Millán Astray que de los primeros 400 legionarios, 200 de ellos provenían del banderín de enganche de Barcelona, constituyéndose así la Legión con una mayoría de catalanes. Igualmente los primeros movimientos de patriotismo español en sentido moderno, aparecieron a principios del siglo XX como reacción al catalanismo. Surgieron en Barcelona grupos como La Traza o “los hijos de Malasaña”, mucho antes que José Antonio Primo de Rivera fundara la Falange.
-¿Alguna provocación más?
No intento provocar, pero esto es la historia, le guste o no a quien sea. Por ejemplo, entre los siglos XVIII y XIX, mucho antes de que la mayoría de catalanes empezara a conocer la sardana, el baile típico en la llanura de Barcelona era la “Dansa de Sant Isidre”. La devoción en Cataluña a San Isidro labrador era inmensa. Hay infinidad de poesías populares catalanas que se cantaban a modo de oración, “los gozos”, dedicadas a “Sant Isidre Llaurador”.
-Y ahora me dirá que la gente bautizaba a sus hijos más con el nombre de “Isidro” que como “Jordi” …
No le quepa duda. Durante siglos en Cataluña a nadie se le ocurría bautizar a sus hijos con el nombre deJordi. La devoción a Sant Jordi estaba reducida al estamento militar y nunca alcanzó la devoción popular hasta finales del siglo XIX. El incipiente nacionalismo popularizó al santo y al Dragón. El modernismo arquitectónico y literario consagró a Sant Jordi como un santo popular catalán, pero nunca lo había sido.  El Dragón se convirtió en una abstracta metáfora de un “enemigo” a batir. Cada uno podía interpretar si el Dragón eran los pecados, los gobiernos opresores de Madrid, Castilla, etc … En eso consistía el romanticismo, en que la imaginación podía volar como quisiera, sin necesidad de reverenciarse a la realidad. Es curioso que ningún conde catalán o Rey de la Corona de Aragón se llamara “Jordi”, en cambio sí tuvimos “Jaimes”, cuya onomástica corresponde al patrón de España, Santiago. Hoy tampoco se hace mucho caso a Sant Jordi y los libros para pequeños te presentan al Dragón como una mascota simpática y ecológica.
-Y ahora me dirá que nunca se persiguió al catalán.
En el libro se dedica una parte importante a este complejo tema. Sólo decirle que la inmensa mayoría de disposiciones legales para restringir la lengua catalana en el siglo XIX se hicieron desde gobiernos democráticos de izquierdas (liberales) y por políticos masones. En el libro detallo una larga lista.
-Bueno, me ha convencido de que este libro como mínimo será polémico.
La pretensión no es que sea polémico sino que nos ayude a los catalanes a conocer nuestra actualmente acallada esencia hispana y dar a conocer al resto de españoles que la catalanidad no es un peligro para España, sino su mejor aliada. Es el catalanismo el que ha pervertido la idea de catalanidad, y eso es lo que debemos recuperar y admirar todos los españoles.
-Muchas gracias y suerte con esta nueva provocación intelectual
Sí, eso es lo que hace falta que nos atrevamos a pensar, debatir y cotejar información. Aún no me he encontrado ningún nacionalista que quiera hacerlo.

Javier Barraycoa CATALUÑA HISPANA

Cataluña Hispana


Javier Barraycoa

LibrosLibres, 2013
350 páginas
ISBN: 978-84-15570-30-1
PVP:20.00€



Llega a nuestras manos un nuevo libro de Javier Barraycoa dedicado al tema catalán. Su anterior obra Historias Ocultadas del Nacionalismo Catalán, (LibrosLibres 2011), fue un impacto editorial por varios motivos. Por un lado, por el éxito de ventas, pero por otro –y más importante- es que por fin veía la luz un libro que presentaba cara a la mitología nacionalista, pero de una forma muy peculiar. No era un libro de queja y crítica fácil, ni tampoco era un pesado volumen de historia, ilegible y fatigoso. Por el contrario, el libro articulaba –a través de múltiples historias y anécdotas- un mosaico de las falsedades del nacionalismo, de sus contradicciones y miserias. De forma muy entretenida, pero con rigor e infinidad de datos, el nacionalismo catalán quedaba contundentemente desnudado.

Ahora aparece Cataluña Hispana (LibrosLibres, 2013), con el contundente y largo subtítulo Historias sorprendentes de la españolidad de Cataluña y el fraude del nacionalismo. Es evidente que el momento es más que oportuno. En medio de una deriva nacionalista y una crisis institucional que va a enturbiar terriblemente las relaciones entre Cataluña y el resto de España, hacía falta que alguien expusiera verdades históricas que permitan entender qué es verdaderamente Cataluña. La tesis del libro es sencilla y contundente: la catalanidad es una concreción particular de la Hispanidad. El nacionalismo catalanista ha “decatalanizado” la verdadera Cataluña para convertirla en una caricatura de sí misma. Por el contrario, al leer Cataluña Hispana de Barraycoa uno se reconcilia consigo mismo, pues vuelve a admirar lo que es Cataluña y se siente orgulloso de lo que ha representado para la Hispanidad.

El texto se estructura a base de pequeñas historias que se entrelazan en una linealidad histórica que va desde la hispanidad de la romanización, pasando por el reino visigodo, la reconquista, la participación en la Monarquía hispánica y el Imperio, la lucha contra la modernidad que atentaba contra la esencia tradicional de Cataluña y, por último, cómo la aparición del nacionalismo aboca a la Cataluña hispana al abismo y la pérdida de su identidad y posiblemente su desaparición.

El lector descubrirá infinidad de datos históricos que le permitirán ver la historia de España de una forma totalmente nueva y sorprendente. Desde las referencias bíblicas a España, pasando por la proclamación de Barcelona como la primera capital del Reino visigodo de España, el título del Arzobispado de Tarragona como Primado de las Españas, el papel de los condes de Barcelona y sus matrimonios con estirpes castellanas, la verdadera composición étnica de los almogávares, la participación catalana en las grandes gestas de la monarquía hispana, como Lepanto o la conquista de América, etc. Incluso afloran grandes curiosidades desconocidas para el gran público tal y como la formación, por parte de Felipe V, de su guardia de corps (Los Granaderos reales) con la nobleza catalana; o como las letras oficiales del Himno de España fueron compuestas por un catalán, o cómo los catalanes tenían una profunda devoción al madrileño San Isidro labrador.

La última parte del libro, nos descubre una contradicción: por una banda la eclosión españolista que vivió Cataluña en el siglo XIX y, por otra, la aparición el catalanismo. El análisis del origen del catalanismo que nos ofrece este texto es insustituible. Se aborda su emergencia desde su versión más “sacralizada”, como una nueva religión, promovida especialmente por un clero que queriendo imitar la tradición, no hizo más que traicionarla. De una forma clarividente van rastreándose las miserias del nacionalismo, sus odios y auto-odios. Ningún personaje fue más odiado por los catalanistas que el propio Companys. Para demostrarlo el autor sólo tiene que recurrir a los testimonios de los nacionalistas de la época en la que ellos mismos se retrataban y destripaban. El libro acaba con una advertencia y una esperanza. Si bien el nacionalismo está matando los restos de la verdadera Cataluña, también es cierto que tenemos una historia que nos permite redescubrir las grandezas de Cataluña y su sentir plenamente hispano.

La moraleja de esta entretenidísima y apasionante lectura es que si desde el resto de España se desprecia Cataluña, estamos despreciando a España; y si desde Cataluña se desprecia al resto de España, es que estamos despreciando Cataluña. La política del odio, que han practicado los nacionalistas como casi una secta religiosa, debe ser sustituida por una comprensión de nuestra común historia y de una amor mutuo. En definitiva, este es un libro indispensable para cualquier catalán y cualquier español.

Alfonso Carlos Amaritriain

domingo, 3 de noviembre de 2013

La Consulta Catalana se Evapora

La consulta catalana “o sí o sí” se evapora. La exigencia de diálogo se matiza como en diálogo en el marco de la ley. Aquellas exóticas mayorías indestructibles ahora son necesaria configuración de mayorías posibles. De considerar pre-demócratas a los no secesionistas se pasa a esperar un gesto de Rajoy. Quién se acuerda realmente del derecho a decidir. Se encoge el símil del choque de trenes. Para qué hablar todavía de elecciones plebiscitarias. Prospera una tercera vía de ancho improbable. Y, de repente, estamos en la apoteosis de los moderados. Cada día aparece un nuevo artilugio retórico. Son pautas ilusionistas cuando uno se mete en un callejón sin salida y con tan escaso margen para hacer marcha atrás. Todo giro implicará una secuencia de cortinas de humo, una de ellas es lo que se llama tercera vía. Artur Mas optó por surfear con el independentismo cuando la economía española estaba en crisis y, al iniciarse la recuperación económica, no sabe como volver a la playa.
Amplias franjas de catalanes, incluso los seducidos por la secesión, sienten el temor al vacío
Detener la marea independentista se va a convertir en uno de los objetivos del ilusionismo, con lo que quedarán en la frustración algunos cientos de miles de ciudadanos de Cataluña, animados por la emotividad de un espejismo que quería ser una culminación tan emocional como protohistórica. La melancolía de las empresas imposibles empaña el horizonte de un proceso que, en caso de existir voluntad política de sostenerlo, hubiese requerido por lo menos sedimentar mucho más, convencer, argumentar y sobre todo no improvisar. Esas cosas requieren cultivos de larga duración. En los pasillos del poder convergente se atribuye a la fuga hacia delante de Artur Mas unas dosis desmesuradas de improvisación. En fin, uno no puede reclamar la independencia sin explicar qué pasa con la Unión Europea, sin tener un plan B, sin saber qué pasa con el sistema judicial o con la política agrícola comunitaria. Amplias franjas de la sociedad catalana, incluso las seducidas por la idea de una secesión edénica, están sintiendo el temor al vacío. Intuyen que es hora de giro.
Como líder del PSC, Pere Navarro osa salirse del teatro de las apariencias al decir que no habrá consulta, que es lo mismo que casi todo el establishment nacionalista —incluida ERC— reconoce en privado y niega en público. Alguna responsabilidad ha de ser arbitrada en este permanente decir una cosa en público y otra en privado, un uso muy establecido en la vida pública catalana. Posiblemente presenciaremos un derrumbe gradual de los entusiasmos espontáneos o inducidos. La opinión pública es algo perfectamente serio y no se la puede llevar de aquí para allá por el simple rasgo de una volatilidad. La escalada secesionista no contaba con una arquitectura sólida, ni con un liderazgo maduro. Lo prueba el hecho de que el empresariado catalán, en su mayoría, esté descolgándose de la aventura. De las manifestaciones que deslegitimaban la legalidad hemos pasado a los conflictos de protocolo. Por contraste, la escenificación del acuerdo firmado por la ministra de Fomento y el conseller de Territori i Sostenibilitat sobre los accesos ferroviarios al puerto de Barcelona sugería un método práctico para salir del atolladero en el que la primera perjudicada es la sociedad catalana, necesitada de mucha estabilidad para regresar el crecimiento económico.
Todo giro implicará una secuencia de cortinas de humo, una de ellas es lo que se llama tercera vía
Inevitablemente, ahora todos somos moderados. Y quien más quien menos pretende detentar el monopolio de la moderación. En realidad, hay escasa moderación en el monopolio. Puede haber convergentes moderados, constitucionalistas moderados, socialistas moderados, conservadores moderados e incluso secesionistas moderados, del mismo modo que puede haber moderados en Madrid y en Pernambuco. Al igual que tanta moderación excluyente es un efectismo inútil, sería saludable evitar, en la medida de lo posible, otras extravagancias semánticas, como el transversalismo, el “pal de paller” pujolista o el choque de trenes, portentos específicos de la politología nacionalista.
¿Habrá que compartir la congoja de quienes apostaron por una secesión soft y ahora viven en el “apresúrate lentamente” de la nueva moderación? ¿Quién podría alegrarse de ver en aprieto semejante a los que proclamaron que la Unión Europea le debía una excepción a la Cataluña secesionista? ¿Es obligado ser comprensivos con la incomprensible negación de la realidad de un abstencionismo masivo en el electorado catalán? ¿No había alguna lección política en la secuencia de disfunciones que fue la elaboración del segundo Estatut y la posterior sentencia del Constitucional? ¿Puede uno así, por las buenas, decir “inmoderado el último”? Moderación no es lo mismo que tercera vía. La moderación es el justo medio, el ámbito en el que se gobiernan las sociedades avanzadas europeas, en alternancia de centro-derecha y centro-izquierda. Algún día se sabrá si en esa ubicación el pujolismo fue posibilismo o ficción. El secesionismo poco tiene que ver con el justo medio, por el simple hecho de que aboga por una ruptura. Pero incluso para expandir una voluntad de secesión hay que contar con amplios sectores céntricos de la sociedad, salvo que se prefiera practicar deportes de riesgo. Moderados todos. Bienvenidos. Bienaventurados.
Valentí Puig es escritor.

Ignasi Guardans Opina sobre el Separatismo de MÁS

Guardans: los Mossos impondrán el orden constitucional en caso de que se convoque un referéndum secesionista ilegal
El ex dirigente de CDC y ex eurodiputado de CiU advierte de que el proyecto independentista de CiU y ERC, en el mejor de los casos, solo conseguirá una reforma constitucional, y en el peor, la suspensión de parte de la autonomía de la Generalidad. Pero, en cualquier caso, generará una gran frustración. Además, se muestra convencido de que la policía autonómica obedecerá la legislación española vigente. "Ningún país de la UE" reconocería una secesión unilateral, asegura.
Redacción
 
Sábado, 2 de noviembre de 2013 - 13:04 
Ignasi Guardans, ex dirigente de Convergència, ex diputado y ex miembro del Gobierno con el PSOE
Ignasi Guardans, ex dirigente de Convergència, ex diputado y ex miembro del Gobierno con el PSOE / FOTO: Twitter
"Los Mossos son los primeros que tendrán que detener a un alcalde que decida desobedecer. Lo harán los Mossos, no tendrá que venir la Guardia Civil, porque son policías vocacionales, que en su conjunto cumple, ha jurado y obedece la ley".
Con esta contundencia se ha expresado el ex dirigente de CDC y ex eurodiputado de CiU Ignasi Guardans en relación a la actuación de la policía autonómica ante la hipotética convocatoria de un referéndum independentista por parte de la Generalidad al margen de la ley.
Y ha insistido: "¿Alguien se imagina a un jefe de los Mossos obedeciendo una orden ilegal? Los Mossos no obedecerán órdenes contra la ley".
Esta posición de Guardans choca con las declaraciones que en octubre de 2012 realizó el entonces consejero de Interior de la Generalidad, Felip Puig (actualmente consejero de Empresa y Empleo), cuando instó a altos cargos de los Mossos d'Esquadra a apoyar una supuesta secesión ilegal.
"Solo os he de decir una cosa, puede haber momentos, en el futuro, en el que haya un debate, que estoy convencido que será un debate político, democrático y pacífico, en el que haya gente que quiera contraponer una legalidad jurídica a una legalidad democrática, en el que se ponga en tensión la legalidad stricto sensu desde el punto de vista de una ley a la legitimidad de las decisiones de un pueblo o de unas instituciones. En esta tesitura es donde estoy convencido de que el cuerpo [policial] que ahora representáis estará como siempre al servicio del país [por Cataluña] y de sus instituciones", señaló Puig entonces.
La deriva independentista generará frustración
Guardans, que abandonó CDC en 2010 por discrepancias con la dirección del partido y se encargó de la Dirección General de Cinematografía, con Ángeles González-Sinde (PSOE) como ministra de Cultura, ha restado todo valor jurídico a una hipotétcia declaración unilateral secesionista, que la ha comparado "con la independencia de Cartagena", y ha augurado que, en el mejor de los casos, la deriva secesionista del nacionalismo catalán concluirá en una reforma constitucional que dejará a mucha gente frustrada y con una reordenación del mapa político catalán.
En una entrevista para Europa Press, el ex eurodiputado ha descartado, en todo caso, un escenario de violencia militar, porque el Estado tiene muchos otros mecanismos para actuar, y porque, en su opinión, los Mossos d'Esquadra obedecerán la legislación española vigente.
Sí considera, en cambio, que una declaración unilateral de independencia derivaría en un conflicto constitucional y político, que podría tener efectos penales e incluso la suspensión de parte de la autonomía de la Generalidad, como las competencias en orden público.
"Mas se cree una especie de Moisés"
Guardans también ha lamentado que "hay un determinado tipo de discurso patriotero que si se hace en castellano solo se escucha a gente de la Legión, pero si se hace en catalán se respeta".
Y ha considerado que se ha entrado "en una dinámica propia de otros tiempos de 'patria o muerte'", al argumentar que a todo aquel que pregunta o expone sus dudas sobre el plan independentista de CiU y ERC se le acusa de ir en contra de Cataluña.
A su juicio, Mas se ha metido en un callejón sin salida y no ha calculado bien sus fuerzas, las del partido ni el impacto que tendría sobre la sociedad, por lo que ha caído en "una serie de errores que aún no han terminado, y que están haciendo daño" a Cataluña.
"Se cree una especie de Moisés", ha insistido, y se ha mostrado convencido de que otros miembros de CDC discrepan de la estrategia de Mas, al que ha acusado de arrastrar a los catalanes a una dinámica impulsada por el partido que se lo llevará por delante, así como a CiU y, tal vez, a CDC.
"Sí creo que Mas es independentista"
A pesar de considera que la conversión de Mas al independentismo es real, Guardans ha revelado que, en el congreso de CDC de 2008, el ahora presidente autonómico pidió que no se votara una enmienda por "el Estado propio" porque estaba "en contra" y con el argumento de que la opinión pública y los medios no lo entenderían.
"Puede que durante un tiempo no supiera si estaba dentro o fuera del armario, pero hoy sí creo que es independentista. Y se equivocan los que aún hoy en Cataluña, en el mundo empresarial y otros, siguen creyendo que Mas hace teatro para conseguir otra cosa", ha asegurado.
En relación al líder de UDC, Josep Antoni Duran i Lleida, considera que "es un obstáculo a la independencia y al independentismo de CiU", pero cree que le temblaron las piernas al plantar cara y que llega tarde. Su estrategia pude salirle bien, o condenar a su partido a su desaparición, argumenta.
"Ningún país de la UE" reconocería una secesión unilateral
Guardans asegura que nadie en Europa cree que Cataluña quiera separarse del resto de España "y proclamar de repente la independencia como Kosovo o de Abjasia, en Georgia", y lo enmarcan en un problema interno español que debe resolverse en su seno.
Una hipotética secesión unilateral de Cataluña la convertiría "en un trozo de España que seguiría estando en Europa, con un problema político, porque para quedar fuera sería necesario que se reconociera su independencia, y ningún país de la UE lo hará", ha insistido.
Por último, sobre una posible candidatura unitaria de cara a las elecciones europeas formada por partidos defensores de una consulta independentista, Guardans ha vaticinado que podría obtener un europarlamentario, lo que conllevaría que los ciudadanos de Cataluña perdiesen peso en la UE.